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Clases literarias para no perderse en el amor

La gramática del amor' es un homenaje a la adolescencia

LÍDIA PENELO

Chica se enamora de chico, chico rompe corazón a chica y chica aprende a manejarse en el amor. Un argumento poco novedoso pero que en la novela La gramática del amor (Narrativa Singular) de Rocío Carmona (Barcelona, 1974) se vuelve atractivo gracias a las particulares clases que un profesor, Peter Hugues, imparte para ayudar a sus alumnos. Él es el talismán de la protagonista, Irene, adolescente ingenua y falta de autoestima a la que sus padres, recién separados, mandan a un internado en Inglaterra.

e_SDLqLa gramática del amor es un homenaje a Las mellizas en Santa Clara y a todas mis lecturas de adolescencia y juventud. Aunque, en cierto modo, también lo es a Ana Karenina y a Madame Bovary', cuenta la autora. Carmona escribe desde hace años, pero confiesa que 'hasta ahora había tenido serias dificultades para terminar una novela'. La tónica cambió cuando, hace unos años, en un vagón de metro coincidió con una chica joven que no dejaba de llorar. Aquella imagen se le quedó grabada y fue el motor de La gramática del amor. 'Supuse que lloraba por alguna razón romántica. Ella me inspiró el personaje de Irene, pero no pude decirle nada y quizás por eso inventé al profesor Peter Hugues', sostiene la autora. 'Conozco a pocas chicas que no se hayan enamorado platónicamente de algún profesor', añade.

Es la primera novela de Rocío Carmona, vocalista del grupo Nikosia

Peter Hugues, encarnación del profesor perfecto, cada semana propone una lectura a Irene con el cometido de mejorar su ojo para el amor. Empieza por Murakami, incluye a Jane Austen, Stefan Zweig, Tolstoi y termina con El amor en los tiempos del cólera. 'Se trata de una selección muy personal de libros que me han hecho amar la lectura', aclara la escritora. Pero el libro que cambia la actitud de la protagonista es Orgullo y prejuicio. Después de descubrir las peripecias de las hermanas Bennet, Irene aprende a expresar mejor sus sentimientos. 'Los sentimientos que no se expresan, se pudren, hay que darles salida', propone Carmona.

Asegura que no ha escrito un relato autobiográfico, aunque sí comparte aficiones similares a las de Irene como la pasión por la música o el deporte. 'Con lo que sí me identifico es con su timidez y el espíritu contenido', sostiene.

'Los sentimientos que no se expresan se pudren', afirma la autora

¿Es este un libro para chicas o también atraerá a lectores masculinos? 'Sinceramente creo que el libro no interesará a los chicos, en primer lugar porque la temática del libro es evidentemente femenina, y en segundo porque ellos no acostumbran a interesarse por cuestiones románticas. Hay pedagogos que denuncian que vuelve a imponerse el rol de que los chicos deben mostrarse muy hombres y nosotras muy sumisas, y eso me asusta'.

Cuenta que el título del libro lo tomó de una canción de Nikosia, el grupo de folk en el que canta: 'Cuando nos enamoramos por primera vez, no conocemos ni la sintaxis ni las excepciones del amor, tenemos una canción que habla de ello, y eso fue lo que me inspiró el título y me ayudó a encajar todos los elementos de la novela'. La experiencia de terminar un libro le ha dado fuerzas para empezar otro y avanza que su segunda novela se tratará de otra historia de amor vivida por una adolescente, pero, en esta ocasión, el escenario no será ningún internado sino la Barcelona natal de la autora.

Lo que le atrae de la adolescencia es la intensidad con la que se viven las emociones, pero no descarta que en sus próximas novelas las protagonistas sean mujeres de 30 años.

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