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El corto que narra un día en la vida de una 'feminazi'

La cinta de Diana López Varela subvierte desde la parodia ese recurrente insulto machirulo que busca desacreditar a las adalides más convencidas de la causa feminista.

Un instante en 'Feminazi', cortometraje de Diana López Varela

La feminazi no nace, se hace. Surge de ese desencuentro cotidiano con el macho alfa. Responde a un sencillo diagrama: acción-reacción. “Prefiero que me cuestionen por representar una amenaza contra el statu quo que me tilden de pringada o sumisa”, explica Diana López Varela (Pontevedra, 1986), autora de Feminazi, un cortometraje que subvierte desde la parodia ese recurrente insulto machirulo que busca desacreditar a las adalides más convencidas de la causa feminista. De nuevo la comedia como antídoto frente a la ignominia. De nuevo el humor para evidenciar el absurdo de la brutalidad machista.

Todo empieza con una controversia doméstica sobre la pertinencia o no de castrar a Coco, mascota perruna de una joven pareja en sus treinta y pocos. Ella es partidaria de mutilar, él en cambio se muestra reacio a semejante atropello. Lo que en un principio podría pasar por una discusión sin más, deriva en una cuestión mollar en la que entran en juego aspectos tales como la virilidad del chucho. “Hoy son tus pelotas, mañana serán las mías”, le confiesa a su cánido el protagonista de esta historia.

Disputa interna que da pie a esta joven realizadora a crear una fantasía en la que el miedo a la castración que atenaza al novio simboliza ese otro miedo que —como diría aquel— todavía no ha cambiado de bando. “Sé que esto no es políticamente correcto y desde luego nunca abogaré por la violencia, ahora bien, antes de acabar en una caja tendremos que defendernos con todo lo que podamos, porque las herramientas que el Estado pone a nuestra disposición ya vemos cómo funcionan”.

Así las cosas, cansada de cargar con la logística de la casa, cansada de acceder al sexo cuando y como a él le place, cansada en definitiva de la mala vida que le da, la novia díscola tiene a bien adherirse a la filas de la llamada Plataforma Feminista Insumisa y Revolucionaria para la Castración de los Hombres. Poca broma. “Parece que las mujeres tenemos que ser buenas, sensatas y generosas, creo que se necesitan este tipo de personajes femeninos con un poco de maldad, es más; yo como feminista tengo todo el derecho a pintar a una tía vengativa”.

Siguiendo esta premisa, López Varela se inventa la pesadilla perfecta de un asiduo a ForoCoches. ¿Querías caldo?, pues toma dos tazas. La dócil pareja se convierte así en una aguerrida feminazi. “Mi intención era que la protagonista adoptara roles masculinos pero llevados a la hipérbole, pretendía así denunciar un insulto que encierra un oxímoron, pues los nazis también persiguieron a las feministas”. Eructos, pelos sobaqueros, desidia, falta de higiene… La antagonista cipotuda combate desde la afinidad estilística ese imaginario masculino por todos conocido, un camuflaje identitario que evidencia la disparidad de unos roles impuestos.

La broma se ha acabado

“Llevamos demasiado tiempo siendo receptáculos de placer para los hombres”, se enciende la directora. “Existe la creencia en el imaginario masculino de que las mujeres sólo disfrutamos cuando un hombre nos penetra y lo cierto es que en el 80% de los casos esto no es así”. Un imaginario que, según la joven directora, está causando estragos entre los más jóvenes. “Muchos chavales violan a diario pensando que están teniendo sexo y lo que ocurre es que son incapaces de empatizar, no buscan tener sexo o placer sino una sensación de dominación. En ese sentido, el porno ha hecho mucho daño porque muchos jóvenes llegan a la excitación solo a través de imágenes violentas. La Manada son hijos de esta cultura pornográfica”.

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