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Croacia viaja a su Edad Media para atraer al turismo

En el norte del país y en el Adriático se suceden en verano festivales medievales como una atractiva oferta turística

VESNA BERNARDIC (EFE)

Festivales en que se reconstruyen batallas y costumbres de la Edad Media y de resistencia a los turcos otomanos en el siglo XVI son cada vez más populares en Croacia, como una nueva oferta de diversión para atraer a los turistas. La tradición se cultiva especialmente en la parte norte del país, rica en antiguos castillos y sucesos históricos turbulentos, pero también en la costa del Adriático, a donde acuden más visitantes extranjeros.

'!Libertad al campesino! !No soportaremos ya vuestra tiranía!. '!Rendidos!', exclama el mítico líder de los campesinos croatas Matija Gubec, quien en 1573 encabezó la rebelión contra el patricio local Franjo Tahy. Más de cuatro siglos después de aquel episodio, los dos bandos se preparan para el ataque, se amenazan e insultan mutuamente, ante los espectadores llegados desde todas partes del país.

Entre los campesinos está el juglar croata más conocido, Petrica Kerempuh, que vocea sus graciosos versos contra los aristócratas y provoca la carcajada del público. Los campesinos están armados con horcas, palos, flechas y lanzas, mientras que los soldados de Tahy visten sus armaduras y hasta disponen de un primitivo cañón. Pese a que al principio van ganando los campesinos, éstos al final caen derrotados por los mercenarios. Miles de espectadores atienden todos los años en Gornja Stubica, unos 20 kilómetros al norte de la capital, la reconstrucción de esa histórica batalla.

Cada lugar tiene sus historias y leyendas específicas. En el torneo de caballeros de Santa Helena, también al norte de la capital, se recuerda un célebre triunfo contra los turcos del siglo XVI, que se recuerda cada mes de mayo con certámenes de luchas con armas medievales. En el monte de Medvedgrad, sobre Zagreb, se reconstruyen cada otoño los acontecimientos relacionados con la 'Reina Negra', soberana local que sembraba terror y echaba a sus amantes asesinados al abismo desde las altas murallas de su castillo, hoy en ruinas.

En la isla adriática de Krk se organiza cada mes de agosto una feria y batalla naval en recuerdo de la época medieval en que su capital era un centro comercial al que acudían galeras mercantiles de toda Europa. En todos estos espectáculos suelen ofrecerse delicias gastronómicas antiguas, como guisado de verraco, empanadas de ortiga o aguardiente de miel. Se venden o alquilan vestimentas, armas y juguetes de la época, organizan diversiones y certámenes ya olvidados, torneos de caballeros, asedios y batallas reconstruidas.

Los acontecimientos al aire libre emocionan en especial a los pequeños, que tienen ocasión de probar las armaduras de los caballeros medievales o pasearse como princesas, adquirir espadas y escudos de madera, arcos y flechas, ballestas y otras armas interesantes, o bien cabalgar. Suele aparecer aquí un bufón que, con sus bromas, artimañas, trucos y acrobacias, presenta cómo fue en los siglos pasados en los Balcanes la diversión, antes de la televisión y las videoconsolas.

Los adultos también suelen disfrutar disfrazándose como hidalgos, mendigos y soldados medievales, toman cerveza o vino en jarros de arcilla, comen salchichas 'a la antigua', con pan campestre y compiten en el tiro de hachas o ballestas. A este torneo han acudido numerosas asociaciones y órdenes medievales de Croacia, Hungría, Eslovenia, Italia, Eslovaquia, Polonia, Austria y la República Checa, cada una con sus pintorescas carpas e insignias.

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