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Devuelven un cuadro robado de Magritte por falta de comprador

'L'Olympia', valorado entre 3 y 4 millones, fue sacada de un museo a punta de pistola en 2009

C. P. SAN GREGORIO

El mercado negro de obras de arte también debe estar sufriendo la crisis económica o, al menos, ya no funciona como antes. Bélgica, cuna del surrealismo, ha vuelto a ser esce-nario de una historia que ni el propio André Bretón hubiese imaginado. Un cuadro de Magritte, L'Olympia, pintado en 1948 y valorado entre 3 y 4 millones de euros, ha sido devuelto, presuntamente por los ladrones, tras ser robado a punta de pistola hace dos años.

La tela, en la que aparece desnuda la esposa del pintor surrealista belga, fue robada en septiembre de 2009 de la casa-museo del maestro en la localidad de Jette, en el oeste de Bruselas. La Policía lanzó entonces una orden de busca y captura, sirviéndose de retratos robot, de los dos delincuentes que aquel día se presentaron a cara descubierta en el esta-blecimiento e insistieron en querer ver la exposición.

El museo sólo puede ser visitado previa reserva, pero el guarda accedió a dejarles pasar. Una vez dentro, la pareja (un hombre de origen asiático que hablaba en inglés y otro de rasgos europeos o del Magreb), empuñando un arma pero sin realizar ningún disparo, reunió a todas las personas del edificio en el patio, entre ellas dos turistas, descolgó el cuadro y salió caminando del museo, para escapar después en un coche. La alarma sólo saltó cuando el robo ya había sido cometido.

Según informó la prensa belga, el Magritte había sido ofrecido hace dos semanas a un experto corredor de arte, Janpiet Callens, quien asegura que los cacos no habían podido colocar la obra en el mercado negro. 'Una persona que deseaba entregar la obra de arte se puso en contacto conmigo. La tela no podía venderse y prefirieron devolverla antes que dejarla que se deteriorase', dijo Callens. Así, el experto en arte se presentó ante la Policía con el cuadro bajo el brazo, una tela de 60 por 80 centímetros. Los ladrones continúan en paradero desconocido.

El gran número de robos de obras de arte en Bélgica, incluso por encargo, ha puesto al país en el punto de mira de la Policía internacional. Esta situación se debe, además de a su posición geográfica estratégica en Europa, a un cierto laxismo jurídico en esta materia. El derecho belga no diferencia el robo de un cuadro de Dalí de una cadena de música Hi-Fi, que suponen la misma sanción al no considerarse el valor patrimonial un agravante. Y a diferencia de países como Francia, en Bélgica no se exige a los anticuarios un registro de las obras que transiten en sus tiendas, ni tampoco a los vendedores emitir a los compradores ningún documento que garantice el origen del objeto.

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