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Diez canciones para recordar a Cohen

De Manhattan a Viena. La redacción de 'Público' recuerda sus imprescindibles de Leonard Cohen, el poeta emblema de la cultura popular que acaba de morir a los 82 años.

"Estoy listo para morir", dijo Cohen en una entrevista reciente que concedió con motivo del lanzamiento del que ya es su último disco, 'You want it darker'.

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MADRID.— Lo decía Jorge Drexler: "Para mí es importante actuar como si no lo supiera". Como si no hubiera amanecido con la noticia de la muerte de Leonard Cohen. Drexler compartía con el artista canadiense algo más que la fecha de nacimiento. Es complicado no conectar con la obra de un cantautor con tantas aristas: la poética, la popular, la musical. "Cohen me confirmó como cantante", reconocía el mismísimo Aute. "Sus canciones me han contaminado la existencia", decía Santiago Auserón.

En 2011 recibió el premio Príncipe de Asturias por su sabia construcción de un "imaginario sentimental" propio en el que, según el jurado, contaba la vida como una balada interminable. La parte terrenal se terminó hoy para el poeta pero todo el resto, sigue. Y la redacción de PÚBLICO así es como quiere recordarlo.

Su cantante favorita fue Jennifer Warmes, según recordaba Santiago Alcanda en el programa Hoy empieza todo II, capitaneado por Marta Echeverría. Warmes es conocida por poner voz a la banda sonora de Dirty Dancing, (I've Had) The time of my life. También fue la primera en versionar First we take Manhattan incluida en uno de sus mejores discos, I'm your man (1998).

Virginia P. Alonso, adjunta a la Dirección de este diario destaca la letra de ese tema "por lo que representa en un momento como el actual, con Trump proclamado nuevo presidente de los EEUU justo el día que se cumplían 27 años de la caída del muro de Berlín. First we take Manhattan, then we take Berlin... Y Cohen certificando la sinrazón con su muerte. Ironías (o crueldades) del destino".

El corte número tres de ese disco, I'm your man, es otra de las más míticas: Everybody Knows. "La letra se puede aplicar perfectamente a toda esta crisis", apunta Carlos Enrique Bayo, redactor jefe de Investigación e Internacional de Público.

Cohen podía ser crudo y punzante pero a la vez sabía expresar con sencillez sensaciones abstractas, como buen poeta de lo popular que era. Y Hey, that's not the way to say goodbye es un buen ejemplo de ello. "Cohen aborda temas tan universales como el fracaso y la ruptura amorosa —algo sobre lo que se han escrito kilos y kilos de la más ponzoñosa literatura melodramática— sin caer en lugares comunes ni clichés, con sobriedad", alaba Joan Losa, redactor de Cultura de este diario. 

Alejandro López de Miguel, redactor de Política, se queda con Dance me to the end of love, porque "Cohen nos bailará hasta el final del amor".  El año 84 fundió en un mismo disco llamado Various Positions este tema con uno de sus clásicos, basado en un poema bíblico que tiene como protagonista al rey David.

"Hallelujah una canción que ha sido cantada por tantas voces... Pero es su voz la que nos pone los pelos de punta cuando habla con religiosidad del acto de enamorarse, de ver por primera vez el cuerpo desnudo de una mujer", resalta Esther Pomareta, becaria de este diario. Your faith was strong but you needed proof, you saw her bathing on the roof. 

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Yo me decanto por Suzanne, un poema que ha unido generaciones", rescata Jorge Yusta, redactor de Deportes. "Una de las canciones más melodiosas de Cohen, cargada de símbolos y que evoca a un momento fugaz, un encuentro lleno de misticismo que perdurará para siempre".

Pero quizá la gran mujer de su vida fue Marianne. A ella le dedicó varias, pero una de las más conocidas se incluye en su primer álbum debut, Songs of Leonard Cohen. Se conocieron en una isla griega, a principios de la década de los sesenta en la eclosión del movimiento hippie, y de ella dijo que era la persona más hermosa que había conocido en su vida. "Es una perfecta canción de despedida que en un principio no quiso serlo, sencilla, con un tono de confesión intimista en la que Cohen nos pasea, con esa voz increíblemente envolvente, por sus sentimientos", relata Jairo Vargas, redactor de Sociedad.

Take this waltz para Sara Calvo, becaria, es la definitiva. "Me vale en la voz de Sílvia Pérez Cruz o en la de Enrique Morente. Desprende sabor a Lorca en esos versos desesperados, rescatados del Poeta en Nueva York. Cada frase parece que haya sido escrita hoy, para que no nos olvidemos de Cohen". Take this waltz, with it's 'I'll never forget you, you know!

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