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"Los diseñadores no deberíamos abandonar España"

Carlos Díez presentó su colección más popera en la última jornada de Cibeles Madrid Fashion Week

ROCÍO PONCE

Cuando Carlos Díez abre la puerta de su vestuario en el backstage de Cibeles lo primero que dice es: '¿Te importa que fume? Lo dejé hace dos meses, pero hoy es que no puedo más de los nervios'. Pitillo en boca presenta Drunken Kiss, su colección para la primavera-verano 2012, que se basa 'en las marcas de los besos que te dejan tus amigas cuando te las encuentras por la noche'.

Besos efusivos, cariñosos y borrachos que traduce en prendas poperas y muy deportivas en fucsia, blanco, negro, rayas y lentejuelas plateadas. Lo más llamativo son los estampados, por un lado de bocas (esos besos) y de ojos. 'Funcionan como si fueran mirillas', explica el diseñador. Es una crítica, una forma de decir que está harto de sentirse observado: 'Estamos siempre en el punto de mira con controles de todo tipo, por ejemplo las redes sociales y es un horror porque nos privan de libertad'.

Carlos Díez, más conocido por su faceta como diseñador de ropa masculina, no hace diferencias cuando trabaja para hombre o para mujer. 'Utilizo los mismos materiales, los mismos cortes, para mi es lo mismo', explica. Pero, ¿son los españoles tan atrevidos? 'Mis clientes hombres son más atrevidos que mis clientas mujeres y curiosamente los looks más potentes son los que mejor salida tienen', responde Díez.

Pero sabe que eso es 'su público' y opina que en la calle sigue habiendo prejuicios, aunque cada vez 'se superan más'. Desde que llegó a Cibeles tiene la etiqueta de ser el rebelde, el incomprendido de la pasarela madrileña. 'Yo no trato de ser rebelde, la rebeldía está en hacer lo que te da la gana sin pensar en el resultado', explica.

Un buen discurso en teoría, que podría venirse abajo ante la crisis. O no. 'Desde hace tres años lo que hago es crear colecciones con diseño y materiales buenos pero que me permitan precios que la gente se pueda permitir', dice el diseñador. Desde camisetas de 30 euros a vestidos de noche de 600. Esta es su política para sortear la crisis y le está funcionando por el momento.

Ha desfilado en México, Zagreb y muchas otras ciudades. Su próximo proyecto es ir a la República Dominicana. 'Intentaré seguir haciéndolos para abrir mercado fuera', reconoce Díez. Algunos de sus compañeros, como Amaya Arzuaga, creen que sólo fuera de España se puede hacer negocio actualmente dentro del mundo de la moda. 'No es verdad, precisamente aquí es donde nos queda más por hacer', dice Carlos Díez. Cree que se puede compaginar el salir y el quedarse dentro de las fronteras españolas. 'No deberíamos abandonar España porque nos queda mucho por hacer y conseguir'.

Y cuando empiece a despegar el diseño y la industria nacional, según Díez, también lo harán ellos a nivel internacional. Lo que necesitan es 'paciencia' porque en cuanto a moda, España 'es muy joven'. En su desfile las modelos son muy felices, no sólo porque la ropa es cómoda y divertida, sino porque es el único que les permite bajarse de los taconazos que toda la semana de la moda llevan puestos.

Una de las marcas con las que Carlos Díez colabora es Converse, por eso sus modelos lleven lo que lleven, lo combinan con las zapatillas deportivas. 'Deberíamos ir siempre con ellas puestas', asegura el diseñador. Para él no hay convenciones, ni límites, ni nada políticamente incorrecto. La moda es libertad y Carlos Díez parece que lo aplica.

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