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"Se ensañaron con ellas por rojas y por mujeres"

El drama 'La voz dormida', de Benito Zambrano, homenajea a las presas de las cárceles franquistas

SARA BRITO

Que no le digan a Benito Zambrano (Lebrija, 1965) que es maniqueo, por mucho que en su película La voz dormida los fascistas parezcan personajes extraídos de un cómic caricaturesco, y los buenos sean bellos, valientes, dotados de una gracia natural. El director de Solas argumenta: 'Cuando cuentas una historia, siempre hay protagonistas y antagonistas. Necesitas un enfrentamiento. Quería hablar desde el punto de vista de los perdedores y, más concretamente, de las mujeres que perdieron la guerra, con las que el ensañamiento fue doble: por rojas y por mujeres', explica el director. Para Zambrano ha llegado la hora de despertar las voces de los vencidos: 'Durante los 40 años de franquismo la historia la contaron los fascistas, los vencedores. En términos cuantitativos los demócratas aún estamos en desventaja', afirmó ayer a Público.

No esperen equilibrio, ni distancia alguna en La voz dormida, adaptación del libro homónimo de Dulce Chacón que fue ayer presentada en la competición oficial, porque para Zambrano 'el arte no tiene por qué ser equilibrado'. Eso que se lo dejen a las Cortes, dice. 'El arte es la expresión de alguien y sus ideas y yo aquí doy mi punto de vista. Si cuentas historias tienes que comprometerte. ¿Acaso se le dice algo a Polanski porque no haya nazis buenos en El pianista?', pregunta el realizador andaluz. 'Esto es porque los nazis no ganaron y fueron otros los que contaron la Historia', insiste. 'Lo que la película quiere decir es que esa guerra nunca debió haber ocurrido. España tiene que hablar de su pasado reciente, que es parte de nuestro presente, porque en este país pasaron cosas muy crueles'.

'Quería hablar desde el punto de vista de los perdedores'

Hortensia (interpretada por Inma Cuesta) vive encerrada en condiciones miserables en una cárcel de mujeres en Madrid. Son los primeros años de la posguerra española y la dictadura vive una etapa feroz de represión y aniquilación de republicanos. De Córdoba llega su hermana, Pepita, interpretada por María León, joven actriz de grandes ojos, que es ya firme candidata a hacerse con la Concha de Oro, incluso con el Goya a la mejor actriz revelación. Pepita, inocente y andaluza de la rama salá, intentará por todos los medios salvar a su hermana embarazada, al tiempo que empieza a verse involucrada en la lucha política por pura filiación emocional y familiar. 'Pasaba mucho en aquellos años: a no ser que te desligaras de tu familia, todos tenían obligatoriamente que tomar partido. La otra opción era entrar en una amnesia colectiva, que es lo que pasó con la gran mayoría del país que tuvo que hacerlo para sobrevivir', apunta Zambrano.

La película expone sus cartas desde el inicio, en el que Zambrano deja bien claro el territorio que vamos a pisar: aparece el primer fusilamiento, las presas cantan La Internacional y conocemos a unas monjas y guardas fascistas más propias de un filme grotesco de Álex de la Iglesia. Las primeras lágrimas empiezan entonces, antesala de la orgía de dolor y congoja del filme.

'Durante el franquismo la historia la contaron los fascistas'

En efecto, La voz dormida, preseleccionada junto a Pa negre y La piel que habito para ser la opción española a los Oscar, es quizás una de las películas más lacrimógenas del último cine español. En las antípodas de Pa negre, que se llevó en 2010 el premio a mejor actriz para Nora Navas en este mismo festival. Mientras que aquel filme, también centrado en las mujeres de la posguerra, era capaz de crear una fábula sobre la oscuridad moral y el dolor de aquellos años (sin enseñar apenas nada y contándolo, sin embargo, todo), La voz dormida parece no conocer el fuera de campo, Zambrano prefiere no fabular, sino mostrar y exhibir, ignorando que el horror difícilmente puede ser recreado. 'Nunca habrá presupuesto suficiente para conseguir que los actores aparezcan tan famélicos como en el Holocausto o en nuestras cárceles', asumía ayer el propio Zambrano.

El director se defendió asegurando que lo que sale en la película 'se queda pequeño comparado con lo que verdaderamente ocurrió', y basa sus argumentos en las entrevistas que realizó a presas de las cárceles franquistas.

Nota aparte merecen las interpretaciones de las dos actrices protagonistas. Ayer insistieron en escenificar su amistad y compenetración llamándose 'hermana' la una a la otra. Porque, independientemente de la línea que Zambrano escoge para su película, nadie niega que moldea a las actrices con mano maestra. 'Benito sabe de entrañas', apunta María León. Ambas concluyeron: 'Esta película es para nuestros abuelos y bisabuelos'.

'El arte no tiene que ser equilibrado', se defendió el director andaluz

Por último, la china 11 Flowers, de Wang Xiaoshuai, plantea otra revisión histórica del pasado, aunque desde las antípodas de La voz dormida. Cuenta la represión de la Revolución Cultural en un pueblo de la China rural, desde los ojos de un niño que conoce a un asesino prófugo. Inteligente, hermosa, pero también esencialmente aburrida y sin enganche, podría ser el clásico filme bisagra que abra acuerdos en el jurado del festival.

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