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El otro entierro de Federico García Lorca

Santiago Roncagliolo rescata al amante uruguayo del poeta

PAULA CORROTO

La historia comienza con una fecha y un lugar: Salto (Uruguay), 1953. Un hombre compungido lee un discurso en recuerdo de Federico García Lorca, asesinado en agosto de 1936 y, supuestamente, enterrado en la fosa común de Víznar, en Granada. El hombre lloroso cierra la ceremonia con el entierro de una lápida de 3x2 metros y unas palabras que dicen: 'Aquí, en un modesto pliegue del suelo que me tendrá preso para siempre, está Federico'.

De este homenaje apenas quedan escritos. Ningún periódico reflejó el tributo. Sólo permanece en las memorias inéditas y la correspondencia del uruguayo Enrique Amorim, el hombre que lloraba a Lorca. Un intelectual y comunista que, a pesar de haberse rodeado del ambiente cultural y bohemio de los años veinte y treinta en Buenos Aires, en los cincuenta había caído en el olvido.

En 1953, su amigo le hizo un homenaje en Uruguay con una lápida

Su recuerdo ha sido rescatado ahora por el escritor Santiago Roncagliolo en el libro El amante uruguayo. Una historia real (editorial Alcalá). No obstante, la duda sigue siendo enorme. Sin fuentes oficiales, sin una constatación por parte de la familia de García Lorca, ¿hasta qué punto es verídico este entierro? ¿Son especulaciones? 'Hay indicios de que este hombre había enterrado el cadáver de Lorca, pero también es cierto que, aunque Amorim dejó muchos indicios, también dejó muchos enigmas y hechos falsos. La historia más fascinante no es ya la de la tumba, sino la del personaje', señala el escritor. De hecho, para el autor de Memorias de una dama, el relieve de Amorim radica en que 'fue el primero que supo de la importancia del cuerpo de Lorca, lo que ocurre es que aún estaban en los años cincuenta y no estaba claro qué podía pasar'.

En el libro, Roncagliolo recorre con aires novelescos la figura de un hombre que conoció a Lorca y que llegó a intimar con él. Data sus días juntos en Buenos Aires y Montevideo allá por 1934, cuando el poeta vivía en una ebriedad de éxito continuo gracias a los aplausos de las representaciones de Bodas de sangre, mientras Amorim, siempre ávido de celebridad, intentaba obtener los galones de la gloria. 'Hay una carta que conserva la Fundación García Lorca sobre esta relación bastante explícita. Yo creo que Amorim estaba más enamorado de Lorca que al contrario. Buena parte de la historia de Amorim es un intento por colarse en la historia de Lorca ', admite Roncagliolo.

'Existen indicios y enigmas de este funeral', dice el autor de la biografía

Esta biografía transita también por dos afluentes de la historia que resultan fascinantes, a juicio del propio Roncagliolo: el ambiente homosexual en los años treinta en Latinoamérica y la politización de muchos escritores, como Pablo Neruda, tras la muerte del poeta.

'La homosexualidad no era un tema del que se hablase en Argentina. Lorca lo llevaba con discreción. De hecho, en pleno éxito, las chicas se subían a la habitación de su hotel, errando el tiro, claro. Y sus amigos, a su vez, negaban que fuera homosexual', sostiene Roncagliolo. También Amorim ocultó su orientación sexual casándose con Esther, prima de Jorge Luis Borges. 'No era tan raro que los homosexuales se casasen con mujeres que no querían un matrimonio, sino la independencia', apostilla el escritor.

Sobre la política, Roncagliolo señala que el asesinato de Lorca cambió la vida de muchos escritores: 'Neruda era un apolítico y, de repente, matan a su amigo. Y a Amorim le ocurrió lo mismo. Ambos se vieron abocados al comunismo. Y es curioso que todos los Nobel latinoamericanos han defendido ideas políticas concretas. Esta figura política la inventa Neruda', afirma. Y también, para Amorim, la muerte de su amante.

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