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Faemino y Cansado: "El humor carece de límites, no hay chiste cruel sino malo"

La pareja de hecho más longeva del humorismo patrio sigue al pie del cañón con el espectáculo '¡Quien tuvo, retuvo!'. "En España, la muerte edulcora al personaje", afirman.

Cansado y Faemino, en los camerinos de la sala Galileo Galilei. / REPORTAJE GRÁFICO: TONI JULIÁ

Faemino y Cansado son la pareja de hecho más longeva del humorismo español, con permiso de Los Morancos, cuya unión se circunscribe a la hermandad. Carabancheleros del 57, atienden en el camerino de la madrileña sala Galileo, un pasillo estrecho que ruborizaría al camarote de los hermanos Marx. Apenas hay sitio para un perchero y una sarta de bombillas que enmarcan el espejo. No queda otra que rifarse el taburete. “Si él está de pie, nosotros también”, se planta Cansado, que gasta una tos de caballo. “Es una cuestión de educación franquista, para bien y para mal. Por ejemplo, siempre nos acabamos la comida que hay en el plato”. Llevan media vida en cartel, pero esta noche les han adelantado su función mensual y sólo disponen de un cuarto de hora para solventar la entrevista. “Las prisas nos rejuvenecen”, tercia Faemino. “Y nos humanizan”.

El suyo es un humor sin abrefácil, ¿no?

Cansado: Cuando empezamos hace treinta años, teníamos dificultades, por ser tan conceptual y recurrir a cosas inusuales. Con el transcurso del tiempo, esa rareza nuestra se ha convertido en una virtud. Nunca haremos un programa de Nochevieja, pero contamos con una minoría mayoritaria que nos sigue desde hace tiempo.

Pues deberían hacerlo. Otra cosa es que les dejen…

C: Bueno, vale, sí. Nos gustaría, porque se paga más en Navidad que en marzo. ¿Por qué, joder?

Faemino: Ya hemos rechazado alguno. ¡Maldita sea!

Llevan tanto tiempo juntos como Antonio López y su cuadro de la familia real.

F: Nosotros también estamos pintando un cuadro de la infanta Leonor.

C: ¿Existe el concepto de primogénita si es mujer?

F: ¡Hostia!

C: Tenemos un pacto con el diablo… Cuando empezamos, el formato imperante en el humor era la pareja. Y de aquella época sólo quedan Los Morancos, que son hermanos, y nosotros, que somos colegas.

Cansado y Faemino, en la sala Galileo Galilei. / TONI JULIÁ

Faemino y Cansado, en la sala Galileo Galilei. / TONI JULIÁ

Su fórmula del éxito ha sido, pues, el amor sin sexo.

C: Bueno, el amor sin sexo, ahora… [risas]

F: El sexo estropea la amistad. Puede parecer absurdo, pero nosotros pensamos que es así.

¿Cuándo dejaron de hacerlo?

C: Enseguida. La pasión que sentíamos el uno por el otro pronto se satisfizo. Ahora sólo paseamos de la mano.

Amor al primer polvazo.

C: Efectivamente. Cuando la gente me pregunta cómo llevamos tanto tiempo juntos, les respondo que no somos unos cómicos que se dedicaron al humor tras conocerse, sino que somos dos amigos del barrio que, después de muchas andanzas, nos hemos dedicado al humor.

Cansado y Faemino, en la sala Galileo Galilei. / TONI JULIÁ

Cansado y Faemino, en la sala Galileo Galilei. / TONI JULIÁ

Para más señas, de Carabanchel.

C: Nuestras vidas son muy diferentes. Carlos es más bohemio y yo soy más aburguesado. Tengo familia numerosa y un rollo mucho más establecido, pero el punto de vista sobre el humor sigue siendo igual, conserva cierta vigencia y es inmarchitable. Aunque siempre tienes miedo, ¡Quien tuvo, retuvo! es el espectáculo más divertido que hemos hecho nunca.

¿Pero no es siempre el mismo?

C: No, ya nos gustaría [risas, aunque en realidad se pasan todo el tiempo riendo].

F: Eso parece.

Son un poco doctor Jekyll (Faemino, el casero) y señor Hyde (Cansado, todo pa fuera).

F: Es una cuestión de talante. Antes dábamos paseos por el mar y ahora nos limitamos a ir por el pantano de San Juan.

C: En realidad, somos muy activos. A Carlos le interesa menos comprometerse, aunque es una persona que hace muchas cosas. Yo, en cambio, tengo muchos gorriones en casa a los que debo alimentar, por lo que debo currar a tope. Trabajo en montones de historias, y cada vez más. No puedo rechazar nada, porque además me mola...

Cansado y Faemino, en la sala Galileo Galilei. / TONI JULIÁ

Faemino y Cansado, en la sala Galileo Galilei. / TONI JULIÁ

Faemino, aunque es menos prolífico, se sacó de la manga a Rafa Corega, que ya ha publicado dos discos.

F: El proceso creativo y estar de cara al público me mata. “¿Por qué no haces cine?”, me preguntan. Pues molaría, pero el proceso es muy insidioso, por eso no lo hago.

C: Entre hacerlo y verlo, hay una gran diferencia, la mayor que se me ocurre en la vida. Hacerlo es un horror: estás desvalido y expuesto, pasas inclemencias, trabajas mucho, te absorbe durante meses, es durísimo… Sin embargo, verlo es una delicadeza, algo excelso.

¿Les da pereza salir al escenario?

F: No, aunque los kilómetros van pesando. Nuestras actuaciones son una fiesta, una alegría, un disfrute. Eso no pesa.

¿Escriben los dos?

C: En general, se supone que el humor es algo que surge y que tras él no hay una labor intelectual o creativa. Ojalá fuera así, porque resulta muy árido hacer un espectáculo nuevo. Aunque está registrado con alfileres, el embrión de este show lo escribimos en una casa que tengo en un pueblecito de Soria. Dedicamos quince días exclusivamente a crear, generalmente mierda…

F: Cosas deprimentes.

C: Tan malas que era mejor dárselas a algún compañero, para que las hiciese él. Cuando surgieron algunas ideas que nos gustaban, las trabajamos en casa de Carlos por las tardes, para no molestarle. Luego, hay un truco muy bueno que me enseñó Marcos Mundstock, integrante de Les Luthiers: vamos incorporando números nuevos —que no sabes cómo funcionan— a otros testados. Tenemos la ventaja añadida de que ensamblamos el espectáculo paulatinamente, de modo que vamos sobre seguro con una hora rodada y media hora inédita. Somos tan brutos que, si la gente no se ríe de un número, lo quitamos sin más. ¡Se acabó! No hacemos metahumor, sino humor puro. Es decir, buscamos la carcajada. Si hacemos un sketch que no gusta, lo descartamos directamente, sin plantearnos que la gente no esté preparada o que somos muy vanguardistas.

Cansado y Faemino, en la sala Galileo Galilei. / TONI JULIÁ

Cansado y Faemino, en la sala Galileo Galilei. / TONI JULIÁ

¿Cuáles son los límites del humor? ¿La muerte blanquea el expediente?

C: En España somos así: la muerte edulcora. Un actor pésimo se muere y, de pronto, es bueno. Se debe a nuestra educación judeocristiana.

F: No hay ningún límite. La gente se confunde cuando dice: “Esto es una crueldad”. No, es que el chiste es malo.

C: El humor negro es muy propio de este país. Llevado al extremo, es reírte de la muerte. ¿Qué hay más allá de la parca: el honor, la Casa Real, la izquierda, la mujer…? El humor no tiene límites, aunque nosotros nos fijamos algunos por cuestiones de estética, o sea, de poética. Jamás hacemos humor político, porque no nos gusta. Pasamos de buscarle la vuelta o el matiz.

F: No nos interesa trabajar el material amargo. Preferimos lo dulce, algo que se pueda entender.

¿Tip o Coll?

C: Somos un poco los dos. Yo soy el payaso carablanca —en teatro, sería el primer actor, quien da juego— y Carlos, el clown, algo lógico por su tamaño. Si bien luego no está tan claro.

F: Nunca estuvo tan claro. Somos una unidad.

C: Nos quedamos con Tip y Coll, los dos juntos.

¿Unas cañitas con Quique San Francisco o con Fernando Fernán Gómez?

C: ¡Hostia! Si es sólo cerveza, con Fernán Gómez.

Pues habrá que resucitarlo.

F: Mejor.

C: Trae una güija y tiramos palante... Quique es mi vecino. Vive a una cuadra y coincidimos de vez en cuando. Recuerdo una vez que se metió en el váter y, tras diez minutos sin hacer ruido, gritó: “¡Cabrones! ¡¿Es que no vais a preocuparos por mí?! ¡¿Y si me pasa algo?!” [carcajadas].

Cansado y Faemino, en la sala Galileo Galilei. / TONI JULIÁ

Faemino y Cansado, en la sala Galileo Galilei. / TONI JULIÁ

Sexo y humor se disputan las búsquedas en internet. ¿En la calle reclaman más a Faemino o a Cansado?

F: Según qué calle…

C: El sexo es lo más buscado en internet y en la vida, mientras que el humor no tiene prestigio. Sin embargo, he leído que España es el único país del mundo que a veces registra más búsquedas de humor que de sexo, lo que me dio una alegría. La cuadratura del círculo sería poder follar riéndote. ¿Follar y reír al mismo tiempo? Creo que lo hace un maestro zen, porque masturbándose no puede [risas].

Ustedes casi rozan la gerontofilia.

F: No nos queda nada. Sólo nos falta eso, desnudarnos en directo y sacar un cadáver a escena.

C: Cuando la gente no se ría, lo dejaremos, pero nunca hemos pensado en abandonar.

¿Les pagó TVE cien millones de pesetas por cuatro galas y varios sketches?

C: Nos dio cien millones por un contrato de dos años.

Aquellos millones valían muchos millones.

C: Muchísimos millones.

F: En blanco, todo en blanco.

C: ¡Hostia, cien millones! Y ahora te los desgloso: veinte para la oficina, te quedan ochenta.

F: Bueno…

C: Cuarenta para cada uno.

F: Bueno…

C: Entonces quita veinte de impuestos, que esto nunca se dice. “Los ricos son unos hijos de puta que cobran…”. Espera, ¡escuchamé! De esos cuarenta millones que he ganado, estoy pagando veinte. ¡Es la polla! Y luego me quedan otros tantos para hacer dieciséis programas en dos años. Echas cuentas y... ¡no está pagado!

F: Por favor, descríbelo así, tan minuciosamente.

Ahora que ya no consagran sus noches a Kierkegaard, ¿qué están leyendo?

C: La fuerza para cuñaos, de Juan Gómez-Jurado y Arturo González-Campos, que explican la saga Star Wars tanto a intelectuales como a cuñados. Un libro fantástico y divertidísimo.

F: Yo, el catálogo de juguetes de El Corte Inglés.

C: Por las fotos, ¿no?

F: Claro, porque los textos…

Cansado y Faemino, en la sala Galileo Galilei. / TONI JULIÁ

Cansado y Faemino, en la sala Galileo Galilei. / TONI JULIÁ

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