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«Escribo desde los 17 para no suicidarme»

La escritora belga Amélie Nothomb publica ‘Diario de golondrina’, otro éxito con la marca de la casa: cruel y tierno, cínico e ingenuo 

CAROLINA ISASI

Nothomb es una escritora que cultiva el excentricismo. Nació en Kobe, Japón, en 1967, y ya tiene leyenda. Confiesa sus desórdenes alimenticios, alardea de comer fruta podrida y se distingue por su  ironía y agresividad. Amélie Nothomb aplica en sus novelas ideas atrevidas, como sucede en su última novela publicada en España, Diario de Golondrina (Anagrama), en la que narra en primera persona, la historia de un joven que se convierte en un  asesino a sueldo. Es un libro intimista y descarnado en el que un hombre de identidad cambiante descubre que la única manera de recuperar el placer es con experiencias radicalmente nuevas. El primer umbral hacia la recuperación del deseo será la música de Radiohead. El segundo, el asesinato.


Escribe de madrugada.
Todos los días, de cuatro a ocho de la mañana, con un bolígrafo transparente de tinta azul, en un cuaderno escolar de hojas cuadriculadas. Visto desde fuera es un espectáculo aburrido, pero vivido desde el interior, es un caos fascinante.


¿Reticente a las tecnologías o pura comodidad?
Por estupidez absoluta, en contra de toda modernidad.


Vive sin televisión.
Sí, se suicidó.


¿Qué conserva de Japón?
¡Demasiado como para que no pueda contestar más que a través de muchos libros! De Japón conservo la idea de lo que es bello es Dios.
Radiohead aparece a lo largo de toda su novela, ¿qué tienen de especial?
Es droga dura.


¿Qué lugar ocupa la música en su vida?
Lo mismo que el cielo para la golondrina.


¿Se considera optimista?
Sí, porque todo lo que cuento, me hace reír.


¿Cuándo comenzó a escribir?
Escribía desde los 17 años pero no para convertirme en escritora sino para no suicidarme, supongo.


¿Ha escrito alguna vez un diario como uno de sus personajes de ‘Diario de golondrina’?
Jamás, porque siempre he sido muy paranoica. La escritura entonces le ha salvado de muchas cosas. ¡De todo! Y, sobre todo, de mí.


También escribe canciones.
La única forma de poesía que he escrito han sido mis canciones para Robert. Es formidable escribir canciones para otro, porque permite hacer enormes declaraciones de pasión sin tener que
precisar quién las dice. ¡Qué libertad!


Habla del miedo en ‘Diario de golondrina’. ¿Qué teme Amélie Nothomb?
Tengo miedo de mi misma, porque me comporto como un pájaro.


¿Uno puedo caer en la locura de repente como le ocurre a su protagonista?
Sí.


¿Y que los placeres inconfesables son los mejores?
También.


¿Ha sido difícil escribir con una voz masculina?
No más que con una femenina.


¿Qué opinión le merece la familia?
La familia me deprime.


Dijo en una ocasión que escribía tres novelas por año, pero sólo publica una y que tiene más de 30 manuscritos sin publicar...
El objetivo principal de la escritura no es la publicación. La escritura es un misterio, una búsqueda. Hay manuscritos que no publico porque los considero malos, otros demasiado íntimos, sólo conciernen a mis obsesiones. Tengo muchas novelas que no quiero que se publiquen ni cuando haya muerto.

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