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El éxtasis de Coldplay

 

 

GUILLERMO MALAINA

Coldplay tiró unos cohetes al aire para poner en marcha y cerrar su estelar actuación de hora y media en la jornada inaugural del festival Bilbao BBK Live, pero le bastó con su saber hacer sobre el escenario para deslumbrar a las 37.500 personas que inundaron el recinto de Kobetamendi, allá en lo alto, en la punta de uno de los montes que rodean el botxo.

Fue una noche, la que unió el jueves y el viernes, de éxtasis para los seguidores más fieles, que corearon entusiasmados cada una de las canciones que Chris Martin y su banda tocaron en su única actuación de este año en España. La parte más movida, electrizante y con más cuajo llegó en la última media hora, después de que Coldplay enganchara definitivamente a todo el público con su Viva la vida, cuando se cumplía la primera hora del concierto. Más allá de esta consideración, lo cierto es que en su repertorio la banda británica combinó con acierto para mantener viva la llama algunas de sus canciones más exitosas con otras nuevas y también desconocidas para parte de la concurrencia.

Su repertorio combinó nuevos temas con éxitos como Viva la vida'

Sirva como paradigma el arranque de la actuación. Cold-play saltó al escenario con la banda sonora de Regreso al futuro de fondo y, de inmediato, se lanzó con una de sus novedades, Hurts like Heaven. Era un aperitivo antes de empezar a enchufar a los asistentes con Yellow, la canción que lanzó al grupo en 2000 a los primeros puestos de las listas mundiales. El público enardeció también ayer y, brazos en alto, hizo de coro para Chris Martin y los suyos.

La cuidada puesta en escena fue casi lo de menos. Hubo haces de luces que sobrevolaban a los miles de seguidores hasta clavarse en la ladera del monte. Lanzaron globos. La banda tocó bajo confetis con forma de mariposas que revoloteaban sobre ella. Centellearon las imágenes del concierto en las inmensas pantallas instaladas en los laterales y el mismo centro del escenario El espectáculo fue completo, pero la esencia de verdad de la noche estuvo en las canciones. Hasta 17 temas en hora y media de concierto. Y In my Place, Violet Hill o The Scientist fueron algunos de los que hicieron las delicias del público, que parecía disfrutar tanto cuando los acordes disparaban los decibelios como cuando Chris Martin dejaba la guitarra para sentarse al piano y, en un alarde, se marcaba un solo emotivo o aceleraba el ritmo al compás de un enérgico balanceo sobre la silla.

Lo cierto es que el líder del grupo británico se entregó hasta el final en cada una de sus canciones. Cantó, bailó y quiso demostrar que sabía dónde estaba. Se presentó en euskera con un 'gabon, Bilbao' (buenas noches, Bilbao) y agradeció varias veces los aplausos en un claro 'eskerrik asko' (muchas gracias). Así fue hasta que llegaron los bises. Chris Martin, Jonny Buckland, Guy Berryman y Will Champion emocionaron a la concurrencia con Clocks y Fix You antes de despedirse con Every Teardrop Is A Waterfall.

No faltaron en el concierto los solos al piano del líder del grupo

Hoy The Chemical Brothers clausurará el Bilbao BBK Live sobre el mismo escenario.

 

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