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Philippe Faucon: “Las mujeres crean entre ellas mecanismos de apoyo”

El cineasta cuenta en ‘Fatima’ la historia real de una mujer árabe emigrante que no habla francés y trabaja para sacar adelante a sus dos hijas y con ella retrata el presente y el mañana de la sociedad de su país.

Fatima

MADRID.- A Fatima Elayoubi su padre la sacó del colegio muy pequeña. ¿Para qué quería educación una mujer? Sin ayuda de nadie, ella sola aprendió a leer y escribir en árabe. Unos años después, muy joven, siguió a su marido a Francia, donde nacieron sus dos hijas. Emigrante, separada de su esposo, sin hablar francés, ha trabajado años y años como limpiadora hasta caer rendida para que sus hijas estudiaran y tuvieran una vida diferente a la suya.

Por la noche, escribía poemas y otros textos en una especie de diario, Prière à lune, del que nació esta película. Fatima, “la historia de tres mujeres que no se pueden rendir”, es el nuevo trabajo de Philippe Faucon, con el que ha ganado los Premios César del cine francés a Mejor Película, Mejor Guion Adaptado y Mejor Actriz Revelación (Zita Hanrot).

Autor de polémicos filmes, el cineasta hace aquí el retrato “del tipo de mujer real de esta sociedad”, un mundo clasista, machista, xenófobo... que vive hoy además un crecimiento de la islamofobia y la aparición de cada vez más grupos radicales de ultraderecha. “Una época difícil donde se echa la culpa de todo al recién llegado”.

Esta es una historia real y está inspirada en una especie de poemario, Prière à lune, que escribió Fatima Elayoubi. Pero usted no se decidió a hacer la película hasta que la conoció a ella.

El relato era muy literario y era muy difícil. Pero ella es un personaje increíble, con una personalidad fuerte y cautivadora y es encantadora. A ella, con diez años la sacaron de la escuela porque su padre no pensaba que le sirviera para nada a una mujer. Aprendió a leer y escribir árabe sola.

Mujer, árabe, emigrante y sin saber francés. Tras los atentados en Europa y el crecimiento de los partidos ultraderechistas, ¿se puede ser algo peor hoy en Francia?

Y aún es peor, porque es una mujer privada de la palabra, muda también para sus hijas, porque con ellas tampoco se puede entender bien porque ella habla árabe y las hijas usan más el francés.

La paradoja es que la sociedad que desprecia a Fatima está haciendo de menos a la madre de las que mañana serán sus médicos, sus arquitectos, sus políticos, sus maestros… ¿No es eso demasiada ceguera?

Sí. Sus hijas, los hijos de estos emigrantes, van a tener una fuerte representación en la sociedad y eso será así porque la madre hace un trabajo y un esfuerzo enorme, eso es lo principal. Lo que hace ella es lo que permite que otras mujeres puedan tener mañana otro tipo de vida diferente al suyo.

Fatima es una historia de tres mujeres, ¿por qué solo mujeres?

Primero porque es así la vida real de Fatima y también porque yo quería contar eso, cómo es la vida de tres mujeres vinculadas estrechamente unas con otras y cómo son los mecanismos de apoyo entre sí. Las mujeres crean entre ellas mecanismos de apoyo. A veces entre ellas hay conflictos, pero su vínculo es demasiado fuerte.

¿Y eso es lo que las hace resistir?

Es que ninguno de los tres personajes puede soltar lo que tiene. Esta es la historia de tres mujeres que no se van a rendir. La madre es el presente material de las hijas y seguirá trabajando lo que haga falta para ello. La hija mayor renunciará a lo que sea necesario para continuar sus estudios y no abandonar. Y la pequeña no va a desistir de su rebeldía ante la injusticia que ve de la sociedad contra su madre. En Francia hay muchas mujeres como ellas que no se pueden rendir.

La hija mayor respeta el esfuerzo de su madre y la pequeña está furiosa con la sociedad por cómo la tratan. ¿Es el retrato de hoy de los franceses hijos de emigrantes?

Sí, son dos actitudes que se pueden ver en ellos. La primera reconoce el esfuerzo y la segunda reacciona ante la idea de que su madre esté explotada de esa manera. Hay una parte de esa generación que está cargada de rabia y de ira, están furiosos con su propia situación.

Hoy hay un gran debate en Francia con el anuncio que ha hecho la alcaldesa de París de la creación de un campo de refugiados y ya hay quienes auguran cosas terribles, ¿cree que crecerá la xenofobia y los prejuicios?

Sí. Estamos viviendo una época de crispación, de dificultad. En todos los procesos históricos conocidos se ha visto que todo se les reprocha siempre a los recién llegados, se les echa la culpa de todo. Eso ocurre en toda Europa. La actriz que hace el papel de madre en la película es la típica mujer árabe, siempre a la defensiva porque es consciente de estar sometida a esa mirada de reproche.

¿‘Fatima’ es una película que puede ayudar a la integración?

Eso espero. Fatima es una película para que la gente pueda oír lo que ella quiere decir y que escribió en árabe porque no podía decirlo en francés. Para decir cómo piensa y cómo trabaja y se esfuerza para que sus hijos estudien…

¿Ha habido algún tipo de polémica con la película en Francia?

No tanto como con la anterior, La désintégration, y eso que todos pensamos que los distribuidores lo último que querrían sería el cartel de una mujer con velo. Sin embargo ha sido un éxito porque es una verdad y es una historia que hay que contar, existe esa necesidad. Hay que hacer el retrato del tipo de mujer real de esta sociedad.

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