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Frankie Knuckles: el cerebro de la última revolución musical

El padre del house recorre la historia del género que dinamitó las pistas de baile en los ochenta. Mañana ofrece una sesión en Madrid dentro del programa de la Red Bull Music Academy

JESÚS MIGUEL MARCOS

Todo lo que empieza es pequeño y pobre. Como el universo, concentrado en una bola del tamaño de un puño antes del big bang. Como el house: fue concebido en una discoteca gay de Chicago frecuentada por negros y latinos en los ochenta y terminó provocando una auténtica hecatombe músico-festiva en Reino Unido pocos años después. El jaleo fue de tal magnitud que en mayo de 1992 las autoridades británicas tuvieron que crear una ley específica para prohibir las multitudinarias raves, fiestas ilegales en puntos indeterminados de la campiña inglesa que llegaron a concentrar a 20.000 veinteañeros bañados en éxtasis.

Aquella norma permitía actuaciones policiales tan delirantes como detener a cualquier individuo que pululara en un radio de cinco millas del lugar donde presumiblemente se fuera a celebrar una rave. También prohibía, claro, la reunión de más de cien personas escuchando música al aire libre, pero lo más curioso era una precisión al final del texto: 'En el término música se incluyen sonidos caracterizados por la emisión de una sucesión repetitiva de pulsaciones'. Se podían haber ahorrado tal nivel de detalle y hablar, simplemente, de house.

'The Warehouse cambió mi vida y el house cambió el mundo'

Y de detener a alguien, bien podrían haberse fijado en un negro de Chicago llamado Frankie Knuckles (Nueva York, 1955), aunque es posible que su delito ya hubiera prescrito, porque se remontaba a 1977. Ese año comenzó a pinchar en The Warehouse, un club gay de Chicago donde se bailaba música disco, funk y soul. 'Recuerdo aquella época como si fuera hoy', explica a Público Knuckles. 'Ser parte del Warehouse ha sido lo más importante que he hecho en mi carrera musical. Cambió mi vida y el house cambió el mundo', añade el Dj, que mañana ofrecerá una sesión en Madrid titulada Un viaje a las raíces de la música house dentro de la programación de la Red Bull Music Academy.

En las sesiones de Knuckles lo mismo sonaba el punk de los Ramones que la música disco de Chic. Su abanico de influencias era generoso y todos esos sonidos inspirarían, de una u otra forma, el nacimiento del house en los años siguientes. Porque Knuckles no se quedó en la selección de discos: manipulaba las grabaciones de los éxitos de la pista de baile de los setenta, enlazando uno tras otro y añadiendo nuevas capas y ritmos.

La residencia de Knuckles en The Warehouse se prolongó hasta 1983. Junto a otros legendarios Dj's de la ciudad como Ron Hardy y MarshallJefferson, comenzó a introducir en sus sesiones géneros transversales, algunos de ellos procedentes de Europa (italo disco, la electrónica de Kraftwerk, los sonidos industriales de Cabaret Voltaire).

'Los jóvenes se dieron cuenta de que era algo nuevo y excitante'

A estos músicos se añadieron otros como Jesse Saunders o Jamie Principle, que trabajaban en sus casas, donde experimentaban con sintetizadores Roland y cajas de ritmo para adulterar sonidos y crear piezas prolongadas. 'La importancia de los sintetizadores en el desarrollo del house radicó principalmente en que eran fáciles de manejar', recuerda Knuckles. Según una de las muchas teorías, a ese trabajo casero se debe el término house (casa). Sin embargo, la más creíble es la que apunta al club donde pinchaba Frankie Knuckles, The Warehouse.

En 1984 Saunders publicó On & on, considerado como el primer single house de la historia. Al mismo tiempo, se creaba en Chicago el sello Trax Records, que se convirtió en la principal plataforma de difusión de un género que en pocos años iba a cambiar el rumbo de la música.

'El house, en su forma más pura, tiene una canción en su centro'

El experimento no tuvo nada que ver con el virtuosismo. Al igual que ocurrió con el rockand roll en los cincuenta, la revolución del house consistió en un cambio de ritmo, un cuatro por cuatro en el que prevalecía un golpe de bombo en cada compás, acompañado por una profunda línea de bajo. En esa estructura y en la adulteración del sonido para que la base rítmica fuera preeminente se escondía una receta milagrosa que se completaba con percusiones sincopadas (normalmente una caja de ritmos imitando un chaston), sintetizadores y voces soul.

Knuckles ve ciertas similitudes entre el estallido del house y el del rock and roll, especialmente la cuestión generacional: 'Cuando los jóvenes descubrieron el rock and roll en los cincuenta, podían considerarlo como propio. Lo mismo ocurrió con el house: los chavales de Chicago se dieron cuenta de que era algo nuevo y excitante, que no tenía nada que ver con lo que escuchaban sus padres, algo de lo que podían decir que era suyo'.

Trax editó en 1986 el clásico Your Love, de Frankie Knuckles y Jamie Principle, un tema que escuchado a día de hoy se podría calificar más como rock electrónico que como house, lo que no convence a Knuckles: 'Te olvidas de que el house es algo más de lo que la gente cree que es. Está inspirado en los estilos musicales más diversos'.

En ese momento, su onda expansiva había llegado a Nueva York. Knuckles pinchaba en el segundo templo del house, la discoteca Paradise Garage, donde Larry Levan, otra figura legendaria del house, ejercía de Dj residente. Paradise Garage fue la precursora de la cultura de club moderna: no se iba a charlar, sino a bailar, y el Dj era el centro de atención (David Guetta tiene mucho que agradecerles a aquellos pioneros del Paradise). Como curiosidad, no se servían bebidas alcohólicas y el acceso estaba restringido, lo que aumentó el mito del club.

En 1987 se produjo un nuevo acontecimiento, inicio de la expansión internacional del género: Trax publicaba el single Acid Tracks, de Phuture, la pieza fundacional del acid house, el subgénero que provocó un mastodóntico contagio en Reino Unido. El house envenenaba el rock de Happy Mondays y Primal Scream, se dividía en infinidad de subgéneros y la cultura rave, asociada al consumo de éxtasis, crecía de forma imparable.

Desde entonces, prácticamente todos los avances que ha experimentado la música de baile han estado ligados, de una u otra manera, al house. Sin embargo, para Frankie Knuckles, la evolución del género ha sido mínima en relación a la de la tecnología: 'Ahora cualquiera puede hacer pistas, que es lo que inunda las discotecas de medio mundo. Pero el house, en su forma más pura, tiene una canción en su centro. Incluso si es instrumental, puede crear emociones y dibujar imágenes en tu mente y en tu corazón sin necesidad de tomar ningún alucinógeno'.

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