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"Freud fue un gran relaciones públicas"

Entrevista a Viggo Mortensen

ÁLEX VICENTE

Primera hora de la mañana tras la aplaudida proyección de Un método peligroso, la aclamada biografía de Freud y Jung que David Cronenberg ha traído a Venecia. Viggo Mortensen se presenta con una insignia de San Lorenzo de Almagro en la solapa. Adora a su equipo, hasta el punto de que una vez le dedicó hasta un tango. 'En España prefiero al Real Madrid, aunque casi todos mis amigos son del Barça.A quien no soporto es a Mourinho. Tiene mi permiso para publicarlo', dice el actor. Mortensen, conocido por su pasión futbolista tanto o más que por su exhaustiva preparación antes de interpretar cualquier papel, afronta ahora el desafío de resultar creíble en la piel del padre del psicoanálisis.

Ha dicho que trabaja 'rellenando huecos' en la biografía de sus personajes. Investiga lo que sucedió entre su nacimiento y la primera página del guión. ¿Sucedió lo mismo con Freud?

«En manos de otro director podría haber sido una película muy aburrida»

Desde luego. La única diferencia respecto a los personajes de ficción es que esta vez disponía de mucho más material para hacerme una idea. Visité su localidad natal Pribor, que hoy se encuentra en República Checa y pasé mucho tiempo en Viena caminando por los lugares que Freud debió frecuentar. Fui a su casa y recorrí las librerías, compraba sus libros. Nunca me preocupó que se tratara de un personaje real, tal vez porque lo interpreto como un hombre de mediana edad y no en su última época, de la que procede la imagen de anciano barbudo que tenemos todos en la cabeza. En la película, Freud tiene unos 50 años [los mismos que el actor, que en octubre cumplirá 53].

¿Qué descubrió sobre el personaje que no supiera antes?

Descubrí que fue un gran profesor, por ejemplo. Fue un tipo muy generoso, que hacía creer a quien le escuchaba que él también podría haber llegado a sus mismas conclusiones. Diría que fue un relaciones públicas muy inteligente. También se trata de un personaje contradictorio, revolucionario para ciertas cosas y muy anticuado para las demás. Freud vistió el mismo tipo de ropa desde finales del siglo XIX. Nunca se adaptó a las modas. Su casa también estaba decorada a la antigua. Excepto su despacho, tal vez porque allí desarrolló sus teorías.

'El psicoanálisis nació como una confesión sin castigo. Freud no creía que fuera una cura'

'En cien años, seguirá sin entenderse lo que propongo', dice en la película. ¿Freud sigue siendo un incomprendido?

Pese a ser mucho más practicadas que en otras épocas, todavía hay mucha gente que no entiende sus teorías. El psicoanálisis nació como una confesión sin castigo, sin consecuencias negativas. A diferencia de Jung, Freud no creía que se tratara de una cura, sino de un modo de tomar conciencia respecto a nuestra neurosis, para poder moderar o corregir los comportamientos que acaban siendo nocivos para nosotros y nuestro entorno. Fue una manera de que el deseo y el autocontrol hicieran las paces.

Otro de los atractivos del proyecto era colaborar de nuevo con David Cronenberg, pero en una película muy distinta a lo que resulta habitual en su cine.

'Apoyo totalmente al 15-M. Lo que reclama el movimiento tiene todo el sentido'

Eso es lo que me dice todo el mundo, que esta vez no hay sangre ni cabezas que explotan. Lo que no han entendido es que están explotando, pero de una manera más simbólica. Como cineasta, Cronenberg te obliga a mirar el mundo desde su perspectiva, que es lo que se espera de cualquier autor de verdad. En manos de otro director, podría haber sido una película muy aburrida. Con las tres películas que he rodado con David Cronenberg [Una historia de violencia, Promesas del Este y Un método peligroso], me sucede una cosa bastante extraña. Hay películas que me gustan desde la primera escena, pero con las de Cronenberg nunca me sucede. Durante los primeros diez minutos, sus películas siempre me incomodan profundamente. Me cuesta un rato decidir si me estoy creyendo lo que me cuenta, si me está gustando o no. Hasta que, de repente, me coge y no me deja escapar más.

¿Actuar también puede ser una forma de terapia?

Cualquier disciplina artística puede ser terapéutica. Todo depende de tu manera de afrontar tu trabajo. No tengo claro que la mía lo sea, aunque sí que me interesa mucho llegar siempre al origen de las cosas para preparar mis papeles. Por otra parte, el cine es especialmente psicoanalítico, tal vez porque cine y psicoterapia nacieron al mismo tiempo. Si observa el programa de este festival, entenderá que sin Freud no se proyectaría ni una sola de todas estas películas. Fíjese en los argumentos y verá que la gran mayoría tienen algo que ver con su forma de tratar la neurosis.

Usted pinta, fotografía y escribe. ¿Lo hace para desintoxicarse del cine?

No crea. Todas esas cosas son igual de estresantes que el cine. Además, tengo tendencia a dejar las cosas siempre para otro día. Antes que hacer la primera mancha sobre el lienzo, siempre me acaba pareciendo mucho más urgente tomar otra taza de té [risas]. Y luego sólo me quedan 45 minutos hasta uno u otra cita, así que ya se me ha hecho tarde para empezar...

Es conocido por apoyar a la izquierda. Ahora que reside en Madrid, ¿se alegra de lo que ha sucedido con los indignados?

Apoyo totalmente al 15-M. Lo que están reclamando tiene todo el sentido. La verdad es que el empuje del PP es tan fuerte ahora mismo que cuesta creer que no lleguen al poder. Pero la manera cómo Esperanza Aguirre y su Gobierno gestionaron la situación me pareció muy torpe. Hubiera sido más inteligente que fueran menos restrictivos. Lo único que consiguieron es que se extendiera todavía más. En cualquier caso, yo no me manifesté. Me hubiera gustado estar allí, pero me encontraba en Argentina trabajando cuando sucedió todo.

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