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Una furgoneta transformada en laboratorio de ideas para el próximo disco de Coque Malla recorre el país

COQUE MALLA

Hemos quedado pronto (es un viaje largo), a eso de las 9.30 o las 10. Pero todos llegamos tarde, por lo que ninguno puede quejarse. Hoy vamos en coche, porque el concierto es en acústico, entonces cargamos con menos bártulos. Quién conduce es Txisco, mi road manager, luego estamos Nico y yo, que nos pasamos todo el camino escuchando buena música y charlando. Hablamos mucho, estamos preparando un disco, Termonuclear, junto a Mauro Mietta, por lo que cualquier sonido o cualquier idea es buena. Estamos inspirándonos para ver qué efectos o que detalles de producción podemos aplicar al nuevo álbum, que saldrá el año que viene. Últimamente, nuestros viajes se basan en eso. Por suerte, mi relación con Nico se basa en mucho más.

Txisco es fantástico y cuando llegamos a Mataró está todo preparado. La única condición que pido cuando salgo de gira es que el hotel sea bueno. ¡No caro! Pero que sea cómodo, moderno y que esté bien. Es difícil pasar muchos días fuera de casa por lo que este lujo me lo permito. Y, además, la gira de este año es larga. Este me gusta. Nico y yo descansamos un poco mientras Txisco se va a montar. Luego viene otra vez a por nosotros para probar sonido al teatro. Ya está allí mi guitarra acústica, el amplificador de Nico y sus guitarras eléctricas. Acabamos, y volvemos al hotel para que lleve a cabo mi ritual. A lo mejor, más que ritual es superstición, pero lo hago siempre desde hace años: unos minutos de relax, me ducho, me arreglo y vamos otra vez para la sala.

En el camerino está preparado un cátering frío, pero no como nada

En el camerino está preparado un cátering frío, pero no como nada. Estoy nervioso. Siempre se está nervioso antes de salir a tocar. Es algo que no me gustaría perder. Abrazo a Nico. Un abrazo breve pero lleno de fuerza. Espero que esta vez, al salir al escenario, no se olvide la guitarra Un guitarrista necesita la guitarra para actuar. Jamás podré entender cómo un día se la pudo olvidar en el camerino, y salió al escenario con la manos vacías.

La sala está llena. Esta gira está saliendo genial. La gente se conoce mis canciones y las canta. Quieren mis temas, pero me agradecen si alguna vez toco algo de Los Ronaldos, aunque no es algo que haga de manera habitual. Intento ser generoso. Lo más complicado es romper el hielo con el público pero si hay generosidad por ambas partes, todo surge de manera estupenda y entonces el concierto se llena de magia. Me siento un afortunado en este sentido, ya que la gente siempre me da lo mejor de sí, lo que me ayuda a mí también a estar al máximo.

Acabado el concierto, nos vamos a tomar algo al hotel. Ya no nos corremos esas juergas de antes, y preferimos descansar un rato. Si estamos a menos de 200 km de Madrid, volvemos a casa esa misma noche. Si no, hacemos noche en el hotel hasta el día siguiente.

El viaje de vuelta es más de lo mismo: sonidos, efectos, ritmos Hacemos del recorrido un laboratorio de ideas que no paran de surgir. Pero estamos más cansados, así que alguno echa una cabezada. Casi siempre yo.

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