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"Lo mío es el glamour del arrabal"

Miguel Albaladejo lleva a la Berlinale 'Nacidas para sufrir', que se estrena el viernes en España

ALBERTO MORENO

Todos los caminos llevan a Berlanga. También los que pasan por Berlín. Miguel Albaladejo viajará en unos días a Alemania para participar en la sección Panorama de la Berlinale, que arranca mañana. Lo hará con una película debajo del brazo, Nacidas para sufrir, comedia costumbrista que, como explicó ayer, 'sigue la tradición de humor negro de Ferreri, Forqué y Berlanga', de quien fue ayudante de dirección en Todos a la cárcel (1993). Un género al que Albaladejo lleva recurriendo sin descanso desde que debutó como director de cine con La primera noche de mi vida (1998).

Pero volvamos a Nacidas para sufrir y a sus protagonistas. Las actrices Petra Martínez y Adriana Ozores interpretan a dos señoras de un pueblo muy cerrado que sufren una simbiosis: la primera (una anciana solitaria que reniega de las residencias como un gato del acuático aseo diario) arrastra a la segunda (su abnegada asistenta de toda la vida) a una vida de sumisión.

Este conato de explotación, exagerado por el realizador para crear una atmósfera de comedia incómoda, no es sino la consecuencia de mantener una 'relación platónica' en un ambiente demasiado carca como para que las dos mujeres puedan hacer público lo suyo sin que el cielo se derrumbe sobre sus cabezas.

El cineasta ha querido contar, según explica, 'una historia de amor entre dos mujeres con final feliz', propinando al mismo tiempo diversas y cariñosas collejas a la Iglesia, como en la escena en la que un alto cargo del clero abronca a las dos protagonistas por querer contraer matrimonio (por conveniencia), que se resuelve con un desplante airado a su ilustrísima. El vodevil de pueblo se presta a la carcajada. Con ello ha querido jugar el director. 'Mi película quizá habla de lo mismo, pero su tono no es el de Solas ni el de Furtivos', asegura.

El filme no es un drama. Pero tampoco, según el director, 'una comedia petarda de Chueca'

El filme no es un drama. Pero tampoco, según el director, 'una comedia petarda de Chueca', pese a lo que podría indicar su título o la presencia en papeles secundarios de Mariola Fuentes (una fija en los repartos del director) o Malena Alterio.

Otra comedia más, y ya van ocho, en la que los planos del autor de Manolito Gafotas (1999) huelen a aceite de salchichas reciclado y saben a yogur marca blanca. Albaladejo, uno de nuestros directores más tiernamente cotidianos, reconoce que se las ha apañado de nuevo para alejarse del glamour, aunque no de manera consciente. 'Si damos por sentado que el tema que siempre trato es la soledad, podría fijarme alguna vez en jóvenes guapos y estupendos que se sientan así. Aunque bien, pensado, sí que he retratado glamour: glamour del arrabal'.

Apadrinado por el productor Gerardo Herrero, Albaladejo dice haber sentido 'libertad total a la hora de filmar la película que había imaginado'. Y así esquivar, en su opinión, las trampas del sentimentalismo: 'He sabido esquivar el final ñoño al que tanto temía, por lo que, tanto si la película gusta como si no, la culpa será enteramente mía'.

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