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"Gomorra reescribe el imaginario de la camorra"

Matteo Garrone, director de la versión cinematográfica de 'Gomorra'.

ISABEL REPISO

La obra de Matteo Garrone (Roma, 1968) ha explorado patologías de la sociedad como la dependencia sentimental, la noción de extranjería, la explotación sexual... A estos antecedentes se añade ahora la camorra, con la adaptación del libro/denuncia de Roberto Saviano Gomorra, y el resultado estremece.

Inmigración, periferia, dialecto ¿Su filmografía narra mundos marginales?

Bueno, creo que ese juicio es una pista falsa. Lo que intento es contar historias sorprendentes desde un punto de vista visual, quizá por mi experiencia con la pintura...

Sí, pero todo creador tiene sus obsesiones...

Para mí es el cuerpo, la figura, las caras. Eso sí es algo que arrastro desde mis inicios.

¿Compartes con Pasolini la preferencia por actores no profesionales?

Aparentemente, porque los jóvenes de Gomorra son de una compañía teatral de Scampia, otros pertenecen a una compañía teatral cuyos miembros han pasado por la cárcel y otros son de compañías más tradicionales.

¿Por qué no conocidos?

El cine está vinculado a la imagen, a los rostros y la elección de las caras era fundamental para contar esta historia y encontrar una dimensión antropológica. Estas caras narran y se narran. De hecho, lo que he intentado es contar sin comentar. Porque una vez que los personajes se narran a través de su fisionomía, sus acciones y de los lugares donde viven, comentar es banalizar.

¿Cree que el arte tiene la obligación moral de denunciar realidades deprimidas?

No. Nunca he creído en el cine de denuncia y nunca me he propuesto hacer un cine de compromiso social No me interesa. Para mí es importante que las obras tengan una mirada personal y un lenguaje no homologado. Los artistas que más me gustan son los que logran sorprenderme, emocionarme

¿Está Saviano entre ellos?

Saviano ha sabido contar una realidad pero desde el interior, de una manera diferente respecto a todo lo que yo había visto y leído anteriormente. Y me parecía que existía la posibilidad de reescribir un imaginario distinto vinculado a la camorra. Pero la referencia fundamental de mi película es Paisà (1964), de Rossellini. ¿Dónde acaba el libro y empieza la película?

Creo que mi película complementa al libro. El texto de Saviano me ha servido para crear personajes y trabajar a partir de imágenes que me habían fascinado. Después, gracias a la investigación sobre el territorio y el encuentro con personas de ese ambiente han nacido otras, como la del solarium. El guión se ha enriquecido gracias a un proceso de interrogación del territorio y de las gentes.

¿Para usted es esencial la investigación de campo antes de implicarse de lleno en el rodaje?

Sí. Pero no como imitación de lo real sino como punto de partida para transfigurar la realidad. Lo importante era reunir el material suficiente para crear una idea figurativa que me consintiera dar forma a la película y, en cierto modo, ésta ha tomado forma haciéndose.

Recientemente hemos asistido a una respuesta social de apoyo a Saviano. ¿Cómo has visto la reacción institucional?

Se han manifestado todas a favor de él, de Maroni a Napolitano. En este momento Saviano tiene la protección de las instituciones; quizá el problema llegue más adelante, cuando pasen los años y los reflectores se apaguen. La camorra sabe esperar y esto lo sabe muy bien Saviano. Lo que yo me pregunto es ¿dónde están los políticos que trabajaron para los camorristas? La camorra es un poder que sustituye al Estado y para que ella sea fuerte las instituciones han de ser débiles. Así que probablemente hay una complicidad entre la camorra y las instituciones.

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