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Gracia Querejeta: “Hoy
el dinero contamina más porque la gente lo pasa peor”

La cineasta pinta un lóbrego retrato del ser humano, superado por su avaricia, en 'Felices 140', una película nacida de la crisis. Próxima vicepresidenta de la Academia de Cine, asegura que no es el momento de “escurrir el bulto”

La directora de cine Gracia Querejeta.- EFE

BEGOÑA PIÑA

MADRID.- Gracia Querejeta menciona El tesoro de Sierra Madre, una de las primeras películas de John Huston, para hablar de la suya propia, Felices 140. "El oro cambia el alma del hombre hasta el punto de que ya no es el mismo después de descubrir el mineral", sentenciaba un personaje de aquel clásico, un filme que indagaba en lo peor del ser humano, en su avaricia y su ambición. La fiebre del oro sirvió al cineasta para envolver ese retrato de la cara oscura de los hombres. Ahora, la guionista y directora no ha tenido que buscar la excusa, más bien al contrario, la situación estaba esperándola. “Quería hacer una película que se correspondiera con este momento de la crisis, una película que hablase sobre el dinero”.

Obligada a buscar una historia que no necesitase demasiados medios económicos, que encajara con las limitaciones impuestas por la crisis, y animada, a pesar de ello, a aprovechar de alguna manera la circunstancia, Gracia Querejeta se lanzó a hacer “una película recogida que tuviera el peso en el guion y en los actores, porque no son buenos tiempos. Y quería que fuera una película con la que explorar lo que pasa cuando en la amistad se cuela algo como el dinero”. El resultado es una fotografía muy negra. Personajes superados por su codicia, valores arrasados por esa avaricia, amistades desoladoramente frágiles… Un paisaje deplorable que, desgraciadamente, resulta verosímil.


Todo ello se consigue con la excusa de una reunión de amigos. Elia (Maribel Verdú) invita a sus amigos íntimos, a su familia, incluso a su ex novio, a la celebración de su cuarenta cumpleaños. En la cena les anuncia que es la única ganadora del Euromillón, 140 millones de euros. La fiesta se convierte, en palabras de la propia Querejeta, en “un grupo de chacales en busca de botín”. Eduard Fernández, Marian Álvarez, Paula Cancio, Ginés García Millán, Marcos Ruiz, Antonio de la Torre, Nora Navas y Alex O’Dogherty son los protagonistas de esta película coral.

El retrato que hace del ser humano en la película es tenebroso. ¿Ha buscado explorar los límites para la ficción o cree que realmente es así?
La verdad es que yo no conozco a nadie que no quiera dinero… Y sí, lo que se cuenta en la película es durísimo, pero, a pesar de ello, se queda corto, porque esto es una cosa que se ve, que pasa en la realidad y pasa por menos dinero. Por mucho menos dineros se cometen crímenes horrorosos. Son cosas terribles las que se hacen en nombre del dinero… y también de la religión.

¿No es una mirada demasiado pesimista?
Tal vez. Hoy mi visión del ser humano es pesimista, me temo que es bastante pesimista.

Da la sensación de que el dinero, aunque siempre haya seducido, contamina mucho más ahora que antes, ¿usted qué cree?
El dinero contamina más hoy porque hay menos y la gente lo pasa peor. Es muy jodido quedarse sin trabajo a los cincuenta años. Puedo hablar por mí misma. Hace 25 años, yo preparaba una película y la rodaba. Ahora no es así de sencillo. No es fácil seguir haciendo mi trabajo, trabajo del que yo vivo.

Entre sus personajes hay una mujer maltratada, un adolescente sin demasiadas esperanzas, un rico casi por casualidad…
Sí y todos esos personajes, con todas esas circunstancias, al final lo que les amalgama es la pura codicia, todos quieren salvar su culo y tener la vida resuelta. No quería hacer una película de amiguetes que se juntan en una casa y sacan a relucir sus problemas. Además, estos no tienen problemas acuciantes, lo que ocurre es que surge un revulsivo que hace cambiar sus miradas. Tienen que replantearse si quieren seguir fieles a su ética o prefieren venderse.

Hay en Felices 140 un cambio de tono y de ritmo muy arriesgado, ¿quería provocar al espectador?
El cambio de tono me daba un poco de miedo al principio, pero… En la película hay una parte más ligera y amable, donde se presentan los personajes y se muestran sus conflictos. Luego ocurre algo casi imprevisto que nos hace colocarnos en un lugar diferente. Los personajes se tienen que plantear cosas que nunca en la vida habían pensado y los espectadores se lo plantean con ellos. Es una película con dos marchas, una más suave y otra en la que chirría un poco el motor.

Esta es una película nacida de la crisis y sobre la crisis. ¿Cuánto tiene que ver esa situación con la decisión de presentarse como vicepresidenta a la Academia de Cine?
Bueno, te toca el sentido de la responsabilidad. Estamos en periodo preelectoral y siento la responsabilidad de intentar contribuir a tratar de mejorar nuestra cinematografía y nuestra industria. Hay que ver cuánta voluntad política hay de levantar el cine, pero yo me siento en el compromiso de arrimar el hombro. No es una cuestión de ilusión, sino que es sentido del deber y de la responsabilidad. No me parece que sea el momento de escurrir el bulto.

¿Desde la Academia se puede propiciar un acercamiento con el Gobierno?
La Academia representa a profesionales de este sector y yo creo que somos susceptibles de ser convocados a escuchar y ser escuchados.

¿Cuál es la situación real del cine hoy, después de estos años de gobierno del PP?
Hoy son tan pocas las patas en las que te puedes apoyar para levantar un proyecto de cine que en realidad es casi inviable. Nunca sabes, y hablo por mí misma, si vas a ser capaz de hacer tu siguiente película, de levantarla financieramente. Eso, con casi treinta años de carrera, es desolador.

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