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El incendio de la Torre Windsor ya tiene novela

La periodista Gabriela Cañas publica ‘Torres de fuego' en Roca Editorial

PAULA CORROTO

La noche del 12 de febrero de 2005, la Torre Windsor de Madrid sucumbió bajo las llamas. Un espectacular incendio arrasó sus 106 metros de altura y 32 plantas en menos de 24 horas. No hubo víctimas, pero cientos de ciudadanos se acercaron al lugar, el centro financiero de la capital, para ver y fotografiar el fin de aquella mole.

La periodista Gabriela Cañas, que aquel día no se encontraba en España, también se rindió a las poderosas imágenes del incendio. 'Me llamó mucho la atención su espectacularidad, que no hubiera muertos y un halo de misterio', afirma para explicar por qué decidió convertir aquel suceso en uno de los ejes de su última novela, el thriller Torres de fuego, que acaba de publicar Roca Editorial. 'Nunca se supo qué pasó. Hubo dos personas sospechosas, pero el juez desechó esta línea porque no eran importantes para la investigación', añade Cañas.

No obstante, esta novela no se queda en la crónica periodística. A partir del escenario del Windsor, Cañas ha trazado una intriga entre dos hermanas y unos documentos sospechosos que desaparecen consumidos por las llamas. A la autora le interesaba retratar la ambición de las mujeres, algo que 'aún no está bien visto' y cómo el poder mediatiza las relaciones humanas. 'Creo que la prostitución está más en los centros de trabajo que en los prostíbulos. Se traga mucho por figurar', indica. Por este motivo, la novela se ve salpicada por todo tipo de personajes acostumbrados a vivir en la cumbre y a efectuar extraños movimientos para perpetuarse en ella. 'Ninguno es real, pero sí responden a personajes reales. La realidad, como materia prima para la ficción, es impresionante. Y más ahora con lo que leemos en las páginas de economía de los diarios. Me he quedado corta', asegura.

Cañas ha buscado que el lector se entretenga con este libro, que se introduzca en la intriga y disfrute. 'He querido establecer un juego con los lectores. Lo que hay que hacer es que la gente se lo pase bien con la lectura', finaliza.

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