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"El incesto es muy corriente, pero es tan horrible que no se dice"

BEGOÑA PIÑA

Malos tratos, incesto, abusos de poder... sexo y dinero, y las perversiones que brotan de estos encerradas en una sola familia. Todo ello concluye un cóctel casi explosivo, desde luego potentísimo y mucho más que turbio. Así es la historia de Los canallas, la nueva película de la veterana cineasta Claire Denis, que se ha reencontrado con Vincent Lindon en este trabajo, donde le acompañan en el reparto Chiara Mastroianni, Julie Bataille y Lola Creton.

Marco Silvestre se ha buscado 'la vida ideal para un hombre', es capitán de un petrolero. Tiene dinero para mantener a sus hijas y a su mujer, 'pero no tiene que ocuparse de ellas'. Sin embargo, cuando recibe la llamada de socorro de su hermana acude corriendo, con la sensación de que por una vez debe ocuparse de la familia, hacer un esfuerzo. Su cuñado se ha suicidado y su sobrina está ingresada en un psiquiátrico. Su hermana acusa de todo a Edouard Laporte, un empresario rico, y empuja a Marco a que vengue el daño que aquel ha hecho. Éste, decidido a una revancha cruel, va descubriendo secretos muy oscuros en su familia.

Esta es una película de personajes turbios, siniestros, una película muy perturbadora...

En el mundo pasan cosas así y otras peores. ¿Por qué no mostrar el mundo que perturba? Existe, está en la televisión y en los periódicos todos los días. Es más, diría que el núcleo de las televisiones es el incesto, las violaciones... y ¿en el cine la gente quiere que contemos cosas bonitas?

No sé si se quiere que se cuenten cosas bonitas, pero usted ¿por qué quería contar esto en concreto?

Porque vivo en este mundo, veo la televisión, leo los periódicos y soy sensible a los sucesos, a mí también me perturban esas historias. Y las historias más inquietantes pasan en las familias, es donde se descubren las cosas más horribles. El incesto es algo muy corriente, pero no se habla de ello, es tan horrible que no se dice. ¡Es tan horrible...!

Los canallas es un título suave, en realidad, la traducción más próxima sería Los cabrones...

Sí y en la sociedad de hoy es difícil saber quiénes son los más cabrones. Para mí, lo que representa la gran cabronada es que la Europa de los bancos funcione y la de la gente normal, no.

¿No funciona Europa?

No, es triste que Europa no nos haya hecho más fuertes, sino más débiles. Solo se han fortalecido los bancos, no la Seguridad Social, ni la Educación... nada de eso y eso me entristece. Dentro de poco en Francia, también en España, serán las elecciones europeas. En Francia hay mucha gente que dice ‘no' a Europa, están hartos de Europa. Es muy triste porque Europa debería funcionar.

En Los canallas usted juega con el morbo del espectador, ¿es una manera de señalar al público con el dedo?

No, es solo la misma relación que tenemos con el periódico, por ejemplo. Todos querían saber destalles de aquel tipo austriaco y de la hija que tenía encerrada, todos queríamos saber más detalles. Hay perversidad en la curiosidad, es normal. No es que yo sea más perversa que otros, yo también sufro, padezco estas historias, pero me doy cuenta de que son curiosamente atrayentes.

La película muestra a mujeres víctimas de los hombres, depredadores. Y entre las mujeres hay diferentes niveles de víctimas, ¿la madre es la peor porque está completamente vencida?

Completamente. Es el personaje más antipático, pero también es el que prefiero, porque las madres siempre son personajes complejos.  Muchas madres, en situaciones parecidas, intentan proteger al marido, pero al mismo tiempo sufren por sus hijos, es la contradicción total. No es que las madres sean malas, pero son también esposas, eso es terrible.

¿No tuvo la tentación de crear por lo menos un personaje femenino libre del dominio masculino?

Aunque sea mujer, no tengo obligación de hacerlo, no he sentido nunca que debiera hacerlo, me da un poco igual. Cuando hice Una mujer en África convertí el personaje de Isabelle Huppert en una heroína loca y me encantó hacerlo. Era genial, se olvidaba de todo, incluso de su hijo, y solo pensaba en la plantación de café. Pero hacer una heroína buena, correcta, no me interesa.

Hay quienes dicen que usted es una cineasta radical, extremista. El actor Vincent Lindon dice es que un poco punky. ¿Está de acuerdo?

Para nada, no soy nada extremista. Lo que pasa es que te ven mujer y todo piensan que debería estar haciendo ‘cosas de mujeres' y no. Yo he hecho una película sobre la legión extranjera con quince hombres y creo que fue mucho mejor que yo fuera mujer y tuviera mi mirada. Se veía mejor lo que ocurría.

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