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Isaki Lacuesta: "La única forma de entender España es desde el esperpento"

El cineasta catalán se despacha a gusto con banqueros y políticos corruptos en 'Murieron por encima de sus posibilidades', una película de urgencia para la que todo el equipo, técnico y artístico, formó una cooperativa

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BEGOÑA PIÑA

SAN SEBASTIAN.- A la violencia de los niños que comen solo una vez al día, de los desahucios que dejan a familias y ancianos en la calle, del paro, de los recortes... otra violencia, la física, la que 'recorta' poco a poco a un ser humano (banqueros, políticos corruptos...) Primero los brazos, luego las piernas... Gore puro y duro con el que seguro que fantasean miles de personas desde que comenzaron a destaparse los abusos que han provocado esta crisis. El cineasta Isaki Lacuesta, atento a los deseos del público, ha hecho realidad este sueño de venganza con su película Murieron por encima de sus posibilidades.

Rodada de 'urgencia', sin un duro, con un equipo que no ha cobrado, la película es una comedia negra con la que Lacuesta regresó al Festival de San Sebastián después de ganar la Concha de Oro hace dos años con Los pasos dobles. Raúl Arévalo, Albert Pla, Jordi Vilches, Ivan Telefunken y Julián Villagrán encabezan un reparto en el que también están Luis Tosar, Imanol Arias, Josep Maria Pou y muchos más.

¿Esta es la película de ‘no puedo más, estoy hasta...'?
Sí. Es una película que ha nacido de un impulso inmediato. Le dije al equipo que era una película urgente que había que rodar ya. No teníamos tiempo de buscar financiación, de ahí la coproducción en cooperativa. La película es el retrato de estado de ánimo de un país y de ahora.

¿Cuál fue el detonante?
Todo empezó en un hospital privado, donde estábamos porque en el público seguíamos en lista de espera. También vi un corto de un tipo que quería matar banqueros, tenía un plan muy elaborado, y me di cuenta de que esa era una demanda colectiva.
El tema es muy serio, ¿por qué se inclinó por la comedia?
Primero pensé en hacer un drama, se iba a titular Austeridad, era un tipo que se dedicaba a asesinar por frustración. Pero en el hospital me di cuenta de que tenía que ser una comedia, porque la única forma de entender este país es desde el esperpento. Por eso digo que esta es una película estilo Berlanga punk.

¿Tan esperpéntica le parece España?
Este es un país que ya es una chirigota, los espejos deformantes no hacen casi ni falta. Las noticias que salen en los periódicos son más delirantes que todo lo que cuenta la película. De hecho, un día estábamos escribiendo unos diálogos para José Coronado, de corruptos, y al día siguiente salieron en el periódico las transcripciones que tenía la Policía de un caso de corrupción y eran casi idénticos.

Uno de los protagonistas dice que ellos no quieren que cambie el sistema, pero quieren vivir como antes, ¿usted cree que la gente no quiere ese cambio?
No lo sé, la película es el retrato de un momento. Y lo que dicen los personaje... me gusta que cuando escribo y ruedo los personajes tengan siempre los mejores argumentos, incluso aquí el personaje del banquero. En el fondo, ser cineasta implica pasar de una cabeza a otra. No creo que un personaje tenga que ser portavoz de nada.
No estamos acostumbrados a ver tanta violencia en el cine español...

La violencia tenía que estar forzosamente. Es algo que resulta ridículo y grotesco, pero ¿qué violencia implican los recortes y las políticas antisociales?
Y me parece un poco lamentable que me digan que lo violento es poner un poco de ketchup en la cara de un actor. En una película de Batman, lo primero que hacen es matar al alcalde y nos parece normal.

Bueno, usted se ha inclinado directamente por el gore. ¿Por qué?
El imaginario de la sociedad actual está repleto de violencia. La película establece un diálogo entre esa pulsión y el afán de seguir viviendo como hasta ahora. Por otro lado, me interesa pasar de una emoción a otra y de un género a otro. Del momento shakespeariano de Pou a lo gore... del drama a la comedia. Siempre intento hacer una película que aún no exista.

¿Qué significó estar en San Sebastián con una película hecha en cooperativa?
El equipo respondió con ganas. Nadie cobra en esta película, todos apostamos a que iba a ir bien. Por eso formamos cooperativa, vamos a porcentaje. En San Sebastián empecé hace veinte años como periodista, así que me hace ilusión.

¿Ha sido terapéutico para usted hacer esta película?
La risa siempre es terapéutica. Además, he estado dos años rodando, si no, hubiera estado parado...
Ya, pero no es la manera de sacar adelante el cine español...
No. Todos queremos hacer cine cobrando, no tengo vocación de repetir este sistema de producción. Por otro lado me da mucha pereza que siempre hablemos de dinero. Igual que en la película se habla de dinosaurios y cucarachas, en el cine español todos somos cucarachas y seguiremos existiendo. Los trabajos artísticos siguen existiendo porque la gente lo hace por amor al arte, por pasión. Esa es la clave.

Su siguiente proyecto es más convencional de producción, ¿cómo será?
Lo próximo es un dramón, un thriller sobre la familia y la personalidad con el que llevo ocho años. Empezamos a rodar el 3 de noviembre. Con Emma Suárez, Álex Munner, Sergi López, Bruno Tolesquini... En el Norte de Jaca.

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