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John Lasseter pisa a fondo en el 25º aniversario de Pixar

El pionero del cine de animación estadounidense retoma la dirección conCars 2' tras cinco años de ausencia

 

ROBERTO ARNAZ

Desde muy pequeño, John Lasseter ya fantaseaba con que algún día dirigiría una película. Los protagonistas serían espías como los de su serie preferida, Napoleón Solo, y en ella aparecerían los coches más deslumbrantes. Y es que, de alguna manera, este genio nacido en Hollywood, hijo de una profesora de arte y el gerente de un taller de automoción, estaba predestinado a mezclar sus dos grandes pasiones: el cine y los coches.

Así nació Cars, en 2006. Una franquicia que Lasseter admite que es su preferida. La única capaz de motivarle lo suficiente como para volver a la dirección tras cinco años dedicado en exclusiva a la tarea de producción y gestión en Pixar, la rentable factoría de animación de Disney que este año cumple 25 años. 'Cars es una franquicia muy especial para mí, mi padre era empleado de Chevrolet', explica el creador de Toy Story y Bichos que, como no podía ser de otra manera, se presentó ante la prensa haciendo rugir el motor de un espectacular Jaguar XK 120 de 1954 por los salones de la San Francisco Academyof Art University.

El merchandasing de Cars' facturó 8.000 millones de dólares

Enfundado en una de sus 374 camisas hawaianas, esteantiguo compañero de clase de Tim Burton presume de leer 'todas las revistas de coches que salen al mercado'. Además, a sus 54 años, dedica el poco tiempo libre que le deja la dirección creativa de Pixar a escaparse por los circuitos de carreras en compañía de su amigo Jeff Gordon, piloto de NASCAR el campeonato automovilístico más popular en Estados Unidos y ganador en tres ocasiones del Daytona 500. 'Soy un niño grande', confiesa con una contagiosa sonrisa.

La pasión de Lasseter por los coches, la velocidad y el aroma a gasolina y neumático quemado va más allá de lo razonable. Por eso confiesa que 'la decisión de volver a dirigir Cars fue sencilla, aunque la logística no tanto'. En su determinación para retomar las aventuras de Rayo McQueen también influyó la espinita que tenía clavada desde la primera entrega de la serie. Fue la cinta en la que más empeño ha puesto hasta la fecha, pero no pudo evitar que se convirtiese en uno de los proyectos de Pixar que peor ha funcionado, al menos en la taquilla. Una pequeña muesca en el orgu-llo que un tipo con el alma competitiva de Lasseter no podía dejar pasar.

Los más de 8.000 millones de dólares que los coches de Cars recaudaron por merchandising permitieron que el semáforo se pusiera en verde para la secuela y Lasseter volvió a pisar de nuevo el acelerador. Esta vez a fondo. Pixar puso sobre la mesa un cheque con ocho ceros hay quien espe-cula con que el presupuesto de la película supera los 200 millones de dólares y el deportivo rojo al que adoran los niños volvió a la carretera.

En taquilla, en cambio, fue uno de mayores fiascos de la factoría

Cuenta el director californiano que el germen de la historia de Cars 2 se gestó mucho antes, ya durante el rodaje de la primera película. Los guionistas imaginaron una escena romántica en la que Rayo McQueen y Sally compartían una cita en un autocine, pero nunca se rodó porque planteaba una importante duda creativa: ¿Qué película irían a ver dos coches en un cine? 'Una de espías', pensó Lasseter, acordándose de las largas horas que pasaba frente al televisor viendo a Robert Vaughn interpretar a Napoleón Solo.

Así nació Finn McMissile, un elegante y efectivo agente secreto británico confinado bajo la lujosa chapa de un Aston Martin. 'En todos estos años no fui capaz de olvidarme de Finn McMissile y de la posibilidad de hacer una película de espías en la que los coches fueran agentes secretos', explica este doble ganador de un Oscar, que se pasa las tardes del fin de semana 'devorando' películas de espionaje junto a sus cinco hijos. 'Hemos visto la serie de Bourne más de cien veces. Mi mujer está hasta las narices', bromea.

'No fui capaz de olvidarme de hacer esta película', dice el director

Una influencia que queda más que patente en Cars 2, donde hay armas, golpes y los coches quedan para el desguace. Pero Lasseter defiende: 'No es una película oscura, no da miedo'. El director justifica que 'todas las creaciones de Pixar están pensadas para toda la familia' y remite al ejemplo de Los increíbles. 'Los padres pasarán más miedo que los propios niños', asegura.

Pero, ¿dónde encaja un simpático paleto de la América profunda como Rayo McQueen en una peli de espías que luchan por el control de un combustible verde? 'En el Grand Prix', contesta Lasseter con cierto genio. En Cars 2, McQueen será invitado a correr un campeonato que le llevará desde Tokio hasta Londres, pasando por Italia. 'Me pasé el viaje de promoción de la primera película pensando qué sucedería si McQueen se perdiese en Japón o cómo reaccionaría si se quedase atrapado en los diez carriles sin señalizar del Arco del Triunfo de París. ¿Y en Italia, donde las señales son únicamente un dibujo que nada tiene que ver con lo que luego la gente hace al volante?', recuerda.

Para empaparse de las sensaciones que se viven en una carrera del campeonato de Fórmula 1, Lasseter y su equipo se empotraron en el box del equipo Red Bull durante la celebración del Gran Premio de Italia de 2010, en el circuito de Monza. 'Me sentí tan fuera de lugar como cuando usas esos retretes tan modernos que tienen en Japón', admite.

Su sonrisa se torna en una mueca seria cuando le recuerdan las críticas a su compañía por apostar por las secuelas de sus grandes éxitos. 'En Pixar somos pioneros en todo lo que hacemos. No utilizamos material prevendido, algo de lo que otras compañías no puede presumir', aseguró Lasseter en una alusión a empresas de la competencia, como Dreamworks, que tiene fama de comprar masivamente los derechos de cualquier libro que tenga cierto éxito entre los niños. 'Todas las historias son ideas originales que nacen de las experiencias, la imaginación y la sensibilidad de nuestro equipo', aclara.

Sin embargo, Lasseter prefiere no alimentar las polémicas y centrarse en lo suyo, los coches. Afirma que está emocionado con la próxima inauguración un área dedicada a Cars en el parque Disney-land de Anaheim (Los Ángeles, California). 'Mi sueño es ver construido Cars Land', admite el director, al que seguro que no le importa volver a recordar sus tiempos de adolescencia, cuando trabajaba como operario en la atracción El crucero en la jungla, y dar la bienvenida a los visitantes que se acerque a esta versión en miniatura de Radiator Springs, que abrirá sus puertas en 2012.

Los críticos estadounidenses han arremetido contra ‘Cars 2'. El ‘Wall Street Journal' la calificó como 'mediocre', el ‘Chicago Tribune' habló de 'película hecha en una cadena de montaje' y la calificó como 'el proyecto de Pixar más débil hasta la fecha', mientras que la agencia Associated Press aseguró que 'es lo no debe ser una película veraniega: aburrida'. Los gurús cinematográficos de Rotten Tomatoes tampoco han dudado en machacar la película, otorgándole, únicamente, un 33% en su escala de puntuación. Nunca un filme de la factoría de animación de Disney había recibido una nota por debajo del 70%. 

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