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Los juguetes nunca mueren

Once años después de Toy Story 2 y 15 del primer filme de la saga, llega la película que cierra la trilogía de Pixar que puso fin al modelo Disney y cambió el curso de la historia de la animación

SARA BRITO

Hay quien habla de ella como la Blancanieves de la era digital. Toy Story fue la película que inauguró la hegemonía creativa del estudio de animación Pixar allá por 1995, como hizo aquella muchacha de piel pálida para la casa Disney en 1938. También podríamos calificarla como una de las mejores trilogías de la historia del cine (El Padrino mediante) o al menos como la más enérgica, utópica, fresca. O, siguiendo hasta el infinito y más allá, como la película que ha acompañado el crecimiento de la generación de la década de los noventa: los niños que vieron Toy Story 1 son hoy adolescentes universitarios como el Andy de Toy Story 3.

Pasados 11 años de la segunda entrega y 15 de la primera que hizo historia como la primera película hecha íntegramente por ordenador, sabemos que todos hemos crecido, es cierto, también John Lasseter y toda su pandilla del estudio con sede en San Francisco, pero Woody y su tropa colorista de juguetes siguen ejercitándose en la aventura, las risas, el miedo al abandono y la emoción. Y quizás lo hagan mejor que nunca en Toy Story 3, que se estrena hoy.

Toy Story' fue la primera obra hecha íntegramente por ordenador

La espera de 11 años le ha sentado bien a la última entrega. Darla K.Anderson, productora del filme y de emblemas del estudio de animación como Cars o Monsters S.A, explica que 'la idea de la película es la de un Andy con 17 años que está apunto de irse a la universidad y a partir de ahí nos preguntamos qué le ocurre a Woody y a sus amigos. La historia que contamos es la conclusión perfecta para la saga, y ha dado los paisajes emocionales más interesantes para explorar sobre los juguetes y sus ansiedades, que son también las nuestras. Creo que no habríamos dado con ella si no llega a pasar tanto tiempo. Hemos logrado crear una película que responde cronológicamente al tiempo real.'.

Ahora bien, la decisión de esperar más de una década para el lanzamiento no fue una decisión precisamente libre. De hecho, Lasseter quiso meterse en el ajo de una secuela nada más acabar Toy Story 2, aunque con una historia bien distinta de la que finalmente ha salido a la luz. 'Recuerdo que John me puso la mano sobre el hombro y me dijo: Hagamos la siguiente', recuerda Lee Unkrich, director de esta tercera parte y codirector junto a John Lasseter de la segunda.

Disney planeó hace años hacer la tercera parte sin contar con Pixar

Pero aquello no sucedió, en buena medida, por las trifulcas que protagonizaron Disney y Pixar, antes de que el estudio encabezado por Lasseter fuera comprado por 7,4 billones de dólares por la compañía de Mickey Mouse.

Hagamos memoria: Disney había apoyado financieramente el primer Toy Story, y aquel acuerdo le daba derecho a hacer una secuela de los filmes de Pixar. La provocación por parte de Disney llegó a un punto extremo: Michael Eisner, presidente hasta 2005 de la compañía, ordenó que se empezara a desarrollar la tercera parte de Toy Story 3 sin contar con los creativos de Pixar. 'Fue muy difícil para nosotros, éramos amigos de gente en Disney pero, chicos, ¡esos eran nuestros personajes!', recuerda una molesta Darla K. Anderson. Quizás podríamos hablar de secuestro, pero no, la diplomática Anderson prefiere decir: 'Fue como si nuestro hijo fuera criado por alguien distinto por un tiempo. Así que fue muy afortunado cuando Disney nos compró y pudimos traer de vuelta a nuestro hijo a casa'.

De aquella época queda un guión, desarrollado por Jim Herzfeld (Los padres de ella) que llevaba a Buzz Lightyear y a toda la tropa hasta Taiwan, cuna de los juguetes piratas. Desde Pixar aseguran que no han querido ni mirar de reojo aquella historia. 'Al enfrentarte a una secuela, no quieres que nada se meta en tu subconsciente y limite tu proceso creativo', remata Anderson.

Lo que sí le ha funcionado a Lee Unkrich y al resto del equipo de Toy Story 3 es la presión. 'Cualquier director que asume la responsabilidad de una nueva película de Pixar lo pasa mal pensando que no quiere pasar a la historia como aquel que lo fastidió todo', asegura Unkrich. 'Ese miedo diario nos ayudó a todos. Nos empujó a hacer una buena película', asume. Tanto para Unkrichcomo para Anderson, el secreto de Pixar está en que no se lo acaban de creer: 'Sabemos que lo hemos conseguido en unas cuantas ocasiones, pero no hay garantía de que siga sucediendo así', apunta.

Los desafíos no eran pocos. 'Los personajes de Toy Story están entre los más queridos de Pixar, no podíamos arriesgarnos a que fuera mal', dice el director. 'Lo que intenté fue recapturar la exuberancia juvenil de nuestras primeras películas y también aquella inocencia. Pero, al mismo tiempo, y a medida que íbamos avanzando, fui sintiendo un componente más maduro y más emocional que en las dos primeras partes. Fue importante entonces encontrar la balanza. No quería ponerme demasiado denso. Así que nos centramos en hacer una película lo más divertida posible, con mucha acción', dice.

El filme tiene una memorable galería de secundarios divertidos

La palabra que repite es 'exuberancia' y acaso sea la que mejor define el tono de este filme que lleva más allá la ternura doméstica de la saga.

Unkrich lo reconoce: 'No me asusta ir al extremo. Por supuesto que sabemos que es una película para niños, aunque no sólo para ellos, y que no vamos a cruzar determinadas líneas, pero cuando pienso en mis películas favoritas, son aquellas que me hicieron sentir cosas fuertes', confiesa. 'Me gusta llorar y reír en un mismo filme', insiste. Y no cabe duda: todo eso hay en esta película. Emoción y acción febril desde la secuencia del arranque a modo de western, hasta la vibrante recreación del género carcelario; romance (paródico) entre Barbie y Ken; miedo y tribulaciones de unos muñecos, como cualquier espectador; dolor y rencor en el interior de un oso de peluche que se descubre como gran antagonista; esperanza y futuro en el personaje de Bonnie.

También en el aspecto técnico hubo un buen par de retos. Unkrich añade: 'Toy Story 3 nos planteaba un interesante desafío porque las herramientas y la tecnología habían avanzado desde Toy Story 2 y, al tiempo, no podíamos traicionar la estética de los filmes previos'. Lo mismo ocurrió con el 3-D: 'Fue sorprendente comprobar que el 3-D nos ayudaba a cimentar aún más la ilusión de que vemos el mundo desde el punto de vista de los juguetes', apunta Anderson.

'Quería replicar la exuberancia juvenil de nuestros primeros filmes'

Pero, quizás lo que hace memorable a cualquier película es también lo que eleva a Toy Story 3 por los aires: una galería de personajes secundarios apabullante, irónicos, profundos y divertidos hasta el delirio. 'Teníamos una idea básica, sabíamos que buena parte de la película sería al estilo Prison break. En el momento en que haces eso, necesitas una tipología concreta: un director de prisión, un vigilante... lo divertido era dar con las versiones de juguete de esos personajes', reconoce.

Todo eso sin perder de vista a Woody. 'Toy Story no son tres películas, sino una gran historia sobre el viaje emocional del vaquero', dice Lee Unkrich. Todo para aceptar que crecemos, que el asunto es cambiar, pero también no dejar nunca de jugar.

El corto: 'Day and night'

Como cada nuevo largometraje de Pixar, 'Toy Story 3' también viene precedido por un cortometraje. En esta ocasión se trata de 'Day & Night' ('Noche y Día), una pieza esencial y muy original que se remonta a un cine primitivo, con músculo de la animación de los años cincuenta, y que presenta a dos personajes mudos y planos, que representan dos opuestos con muchos mundos dentro de cada uno de ellos y mostrados en vigoroso 3D. Ha sido dirigido por Teddy Newton.

Buzz lightyear español

Quizá sea uno de los gags más sonados de la tercera entrega de ‘Toy Story 3’: el formateo de Buzz Lightyear que lo transforma en un avezado español experto en flamenco. El encargado de animar esas secuencias fue el español Carlos Baena, que reconoce que tomó prestados movimientos de Gades y Farruco, y los estilizó y exageró. Otros momentos memorables son el encuentro entre Barbie y Ken, y la historia de Lotso, contada en un fabuloso ‘flashback’ .

 

570 millones de dólares. Es la cantidad que ‘Toy Story 3’ ha recaudado en apenas 4 semanas en el mundo. Aún le queda estrenarse en la mayoría de territorios fuera de Estados Unidos, como España, a donde llega hoy. De hecho, ha sido la mejor apertura en taquilla de un filme de Pixar.

302 personajes. Hay en la nueva entrega de la saga, la que mayor variedad de personajes secundarios muestra de toda la saga.

92.854 ‘storyboards’. fueron dibujados durante el curso de la película y cerca de la mitad (45.516) se entregaron al departamento editorial.

229 ‘avars’. Número de puntos animación de la cara de Woody. Los ‘avars’, variables de animación son los puntos de movimiento para crear la representación física de un personaje.

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