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"Una ley de mecenazgo como la de EEUU no es posible en Europa"

Entrevista a Donald Sassoon, el mayor investigador sobre el desarrollo de la industria cultural europea en los últimos 200 años

PEIO H. RIAÑO

Donald Sassoon es el mayor investigador sobre el desarrollo de la industria cultural europea en los últimos 200 años, como demostró hace seis años con la publicación de Cultura. El patrimonio común de los europeos (Editorial Crítica), con las bendiciones de su maestro Eric Hobsbawn. En aquella gran visión europea desde el siglo XIX no pudo incluir la explosión de Face-book, que arrancaba precisamente en 2006. Sin redes sociales la cultura ya era 'un estilo de vida' y, como tal, define identidades, proporciona prestigio, informa, entretiene, crea empleo y 'nos ayuda a pasar el tiempo'.

En ese sentido, el profesor de Historia europea comparada de la Universidad de Londres señala el espectacular crecimiento de la industria cultural en los últimos años. A su paso por Madrid, donde participa en las conferencias sobre la economía de la creatividad, organizadas por la Fundación Mapfre, cree que, a pesar de que Bernard Shaw afirmara que 'sin dinero no hay cultura', 'es mucho más importante el tiempo para disfrutarla, que el dinero'. La prueba es el nuevo horario del Museo del Prado.

'El papel del Estado es arriesgar y apostar por la cultura menos popular'

Para el discípulo de Hobsbawn, el ciudadano del siglo XXI puede disfrutar de lecturas, películas y museos. 'Gran parte de estas personas son mayores de 60 años y vivirán más de 80 años, con lo que tienen por delante 20 años de consumo cultural', lo explica para recalcar la importancia de un sector en auge, para justificar el interés de la cultura. 'Si todo el mundo se muriese a los 50 años, dejara el colegio a los 10 y trabajara seis días a la semana, consumiríamos menos cultura, como ocurría en 1820'.

Por eso no entiende la alarmante situación por la que atraviesa el sector cultural público, dependiente de unas partidas presupuestarias que se reducen a lo largo y ancho de toda Europa. 'Recortar ayudas públicas es absurdo, porque si recortas las cosas no crecen. Pero recortar en cultura es particularmente estúpido, porque es un sector en crecimiento', analiza.

El único acercamiento que ha habido hasta el momento para reformar la Ley de Mecenazgo de 2002 se ha dado en el plan estratégico para 'consolidar y salvaguardar los recursos públicos existentes', que realizó el anterior equipo de la Dirección de Bellas Artes. En él se podía leer la intención de 'ampliación de los incentivos fiscales para las operaciones de patrocinio a actividades culturales', sin especificar la cuantía.

'No se debe patrocinar las artes, sino el disfrute de las artes'

Por su parte, el PP presentó proyecto en el Congreso, en el que pedían una la deducción en el IRPF de un 70%, hasta el momento poco más del 20%. Pero, en el fondo, el anteproyecto de la nueva ley depende del Ministerio de Hacienda, que será quien paute hasta dónde están dispuestas a dejar de percibir las arcas públicas.

Pero las estructuras culturales que, a lo largo de tres décadas de democracia, se forman en este país, ante el erial de infraestructuras durante la dictadura, ha hecho de España un caso único en Europa: las empresas interesadas en invertir en cultura han construido por su cuenta, con sus fundaciones. ¿Por qué empresas tan activas como Mapfre, La Caixa, Caja Madrid o Juan March desmontarían sus proyectos para invertir en el sector público? ¿Será suficiente con las nuevas ventajas fiscales para atraerlas? 'No. No creo que estas empresas cambien su dirección por una nueva ley. Además, si se deja que las empresas tengan acceso a rebajas fiscales, lo que consigues es que tengan la posibilidad de definir el desarrollo cultural del país, que es lo que pasa en EEUU', explica.

'Recortar ayudas públicas es absurdo: si recortas, las cosas no crecen'

Sin embargo, Sassoon no cree que sea aplicable el modelo de mecenazgo estadounidense a los museos europeos. 'El régimen fiscal permite a las empresas y a los ciudadanos donar fondos a entidades culturales y obtener reducciones fiscales, lo cual no deja de ser una subvención estatal aunque se canalice a través de manos privadas. Los museos europeos son una combinación de los modelos: reciben ayudas públicas y aportaciones privadas', dice. 'En EEUU el modelo de patrocinio total es posible, porque son 300 millones de personas. Es un mercado gigante y muy diverso, donde caben todas las propuestas. En Europa no'.

Llamar a las empresas privadas con atractivas rebajas fiscales para las que inviertan en cultura, y así paliar los daños que supone la merma de los recursos públicos, tampoco le parece la panacea. 'Si eres una empresa, lo que quieres patrocinar son cosas que se vayan a ver mucho. Aumentará el apoyo económico al arte más popular. Además, el Estado tendrá menos ingresos fiscales y no podrá patrocinar otro tipo de propuestas. Parece que los políticos no terminan de entender la diferencia, pero no se debe patrocinar las artes, sino el disfrute de las artes', resume con crudeza el historiador en referencia a la formación de valores culturales en las escuelas.

'Si un museo depende de lo privado, sólo querrá artistas famosos'

Para Donald Sassoon, la lógica actual de los gobiernos, desafortunadamente, camina por otros derroteros. Habla de Inglaterra y explica algo que no suena tan extraño. Hay una excelente educación subvencionada para la economía, pero la dedicada a las Humanidades... 'Son interesantes pero inútiles, así que invertiremos en Ciencias', critica el menosprecio en la educación de las artes, porque a fin de cuentas es una reducción del mercado cultural.

De ahí su diatriba contra la apatía y la negligencia de los Estados europeos en la actualidad: 'La Historia es un gran negocio, también es un sector económico. Pero esto los mercados y sus modelos económicos son incapaces de preverlo, porque están basados en la amortización en plazos previsibles. El papel del Estado es correr riesgos y apostar por la cultura menos popular. ¿De dónde ha salido Internet, del sector privado? No, por supuesto, salió de un presupuesto público destinado al Ejército'.

Insiste en que a la cultura que no sea popular 'le va a costar mucho encontrar patrocinios', con un mecenazgo privado exclusivamente. 'Esto es obvio: si los presupuestos de un museo dependen por entero de las empresas privadas, sus actividades querrán estar únicamente al lado de artistas reconocidos y famosos. Pensemos, por ejemplo, en el MET de Nueva York, donde en los últimos 50 años se habrán representado una o dos óperas contemporáneas. Lo seguro es programar a Verdi, Wagner o Rossini. Vamos, lo que gusta a todo el mundo', y apunta a la recuperación mundial de los impresionistas como el mejor ejemplo de programación condicionada.

'Más importante que el dinero es el tiempo para disfrutar la cultura'

En España, según el informe presentado la semana pasada por el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, el número de visitantes a los museos estatales ha aumentado casi un 14% (1.883.622 visitantes en total). Aún así, paradójicamente, las rebajas presupuestarias, en todas las instituciones dependientes del Ministerio de Cultura, se mantienen desde hace cuatro años en torno al 20% anualmente. Los museos están obligados a crecer en visitantes, como fuente de financiación directa e indirecta (como reclamo de patrocinadores).

'¿Quieres llenar tu museo? Pues te traes las colecciones del Hermitage, que son muy bonitas. Pero es arte establecido y con gran apoyo popular', explica. Los riesgos en cultura, esa es otra de sus conclusiones en el ensayo de dimensiones bíblicas, son inevitables, porque nadie es capaz de predecir dónde aparecerá el petróleo. 'Si conocieran la fórmula del éxito, las editoriales publicarían 100 bestsellers y nada más. Pero no pueden, porque no saben qué es lo que va a vender y por eso publican muchos otros títulos'.

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