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El Liceu recibe la ópera que sedujo a Pina Bausch

La ópera ballet 'Iphigenie auf Tauris' de Gluck llega por primera vez a España

LÍDIA PENELO

Dos amigos, Pylades y Orestes, llegan a una playa donde sus habitantes tienen la costumbre de matar a todos los extranjeros que aparecen por allí. La mandamás del lugar es Ifigenia, que tras tener un sueño cambia el rumbo de la historia.

Ese es el nudo argumental de Iphigenie auf Tauris, ópera ballet en cuatro actos, y música del compositor alemán Christoph Willibald Gluck. Esta versión, realizada por la compañía de Pina Bausch, Tanztheater Wuppertal, todavía no se había representado en España. Con ella, el Gran Teatre del Liceu de Barcelona abre hoy la nueva temporada y estará en cartel hasta el martes.

La versión alemana de esta tragedia de Eurípides sedujo a la bailarina y coreógrafa Pina Bausch en 1974. La gran dama de la danza contemporánea detectó que la revolución que aportó Gluck a la ópera tenía mucho que ver con lo que ella perseguía con el movimiento. Si el músico devolvió a la ópera el contenido teatral que había perdido durante el barroco, la coreógrafa enriqueció las piruetas dando rienda suelta a los sentimientos de los bailarines.

'Resulta difícil cantar en esta ópera porque debes servir a un personaje que baila', argumentó el tenor Nicolai Schu-koff, que debuta en el Liceu en el papel de Pylades. La soprano Elisabete Matos (Ifigenia) y el barítono Christopher Maltman (Orestes) completan el trío que da voz a los protagonistas de la historia. Aunque en este espectáculo que une ópera y ballet, las voces solistas ocupan los palcos del proscenio y sólo pisan el escenario para recibir los aplausos del público.

En el foso, el Cor de Cambra del Palau de la Música Catalana y la Orquestra Simfònica Julià Carbonell siguen las órdenes del director musical de la obra, Jan Michael Horstmann, quien tras 18 años trabajando en la producción sostiene que apenas ha habido cambios en ella: 'Intento combinar toda la expresividad de la música posbarroca y tocarla como si fuera un concierto de rock, con algo de Mahler o Bruckner, tal y como Pina quería'.

Los miembros de la compañía tratan de lidiar con el vacío que dejó la muerte de Pina Bausch interpretando con la mayor fidelidad posible sus coreografías. 'Todos somos conscientes de la responsabilidad de seguir juntos y mantener vivo su legado', aseguró Dominique Mercy, codirector de la compañía y el bailarín que interpretó des de los inicios a Orestes. Desde hace un par de años su relevo es Pau Aran, un joven barcelonés a quien Pina Bausch reclutó para su causa.

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