Público
Público

La literatura vuelve a amar el deporte

La narrativa y la poesía actual exaltan los valores deportivos

PAULA CORROTO

Tras un largo divorcio, la literatura y el deporte vuelven a encontrarse con un interés renovado. Donde antes el intelectual negaba su pasión deportiva y sólo importaba el relato de la gesta heroica y la metáfora de la guerra, ahora interesa la mística, el encuentro con uno mismo y la metafísica. Eso sí, en un momento en el que el deporte supone el entusiasmo que equilibra la tristeza de las apocalípticas noticias económicas.

Este fenómeno está presente en libros como la antología de poemas El gol nuestro de cada día, editado por Vaso Roto y coordinado por Francisco Uriz, en el que se incluyen odas al fútbol de escritores como Luis García Montero. Haruki Murakami publicó hace unos meses De qué hablo cuando hablo de correr, y Jean Echenoz acaba de lanzar al mercado español Correr, sobre el fondista checoslovaco Emil Zatopek. Son visiones que van más allá de la crónica periodística.

«Es un regreso a la pasión que tuvieron los del 27», afirma García Jambrina

El XXVI Congreso de Escritores de Verines celebrado en Pendueles (Asturias) organizado por la Dirección General del Libro y la Universidad de Salamanca reflexionó ayer también sobre esta renovada unión y sus frutos. Como señala Luis García Jambrina, director del encuentro, es un regreso a una pasión que exaltó por primera vez la Generación del 27: 'La primera etiqueta que les pusieron fue la de Generación del cine y los deportes'. Los practicaron y reflexionaron bastante sobre ellos '.

Para Ignacio Martínez de Pisón 'hay cierta mística y religiosidad en ese momento en el que el alpinista está solo. Me recuerda mucho a los poemas de Santa Teresa'. Martínez de Pisón es también autor de El fin de los buenos tiempos, un relato sobre un partido de fútbol en uno de esos campos de barrio lleno de arena. 'Supone una épica menor, pero me gusta esta literatura de equipos secundarios que aspiran a algo', sostiene.

En esa introspección de uno mismo se apoya también Manuel Vilas en su poemario El nadador (2003). 'Este deportista siempre está solo y enfrentado a un medio hostil. En mis poemas aparece como alguien que busca algo. Observo al nadador en un sentido metafísico'

Si antes gustaba aclamar la gesta heroica, ahora interesa la mística

Otros escritores ven en algunos deportistas a trasuntos de personajes literarios. Es el caso de la gimnasta rusa Svetlana Khorkina. Para Elena Medel, autora de un poema dedicado a Iker Casillas, su aspecto impasible, siempre buscando una medalla de oro que nunca ganó en el ejercicio completo, 'se asemeja a la Angustias de La Casa de Bernarda Alba, que siempre intenta conseguir algo, pero nunca lo logra'.

Hoy ningún escritor niega ya su pasión por el fútbol u otros deportes. Y, ahora, además, la escriben.

¿Te ha resultado interesante esta noticia?