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"Luke Cage" o cómo desaprovechar
un personaje inquebrantable

El tercer miembro de los futuros 'The Defenders' llega a Netflix bajo la alargada sombra de sus compañeros Daredevil y Jessica Jones y con la desventaja de no ser ya novedad y no marcar la diferencia como hicieron sus predecesores.

Un fotograma de la serie 'Luke Cage', de Netflix.

El objetivo final de Netflix es juntar a sus cuatro superhéroes en The Defenders y para ello ha decidido presentar a cada uno de ellos en una serie propia. Primero fueron las sobresalientes ficciones de Daredevil y Jessica Jones y ahora le llega el turno a Luke Cage, al que interpreta Mike Colter. Este llega a la sombra de sus predecesores y con la desventaja de haberlo conocido antes como un personaje recurrente en la historia de la detective aficionada a la bebida y al vocabulario mal sonante. Tampoco cuenta con el as en la manga de la novedad que supusieron sus futuros compañeros de cuadrilla superheroica.

Y así ha desembarcado Luke Cage este viernes, en desventaja. Aunque ese no es su mayor problema. Su verdadero problema es que un personaje tan potente como el suyo da la impresión de estar desaprovechado. Desde Netflix facilitaron a los medios el acceso a los primeros siete de los trece episodios que componen esta primera temporada –disponible desde hoy para sus usuarios– y el balance no es precisamente positivo.

Por muchas razones, pero principalmente por su incapacidad para generar interés, por el abuso de lo que ya funcionó con Daredevil y Jessica Jones y que aquí no cuaja y por la sensación de alargar y dilatar la acción para paliar el hecho de que parte de la historia de Luke Cage ya fue contada en Jessica Jones.

Los problemas de la serie creada por Cheo Hodari Coker son de raíz y se ven venir ya desde un primer tráiler –el siguiente mejora– que no cumple con la función básica de generar interés. De ahí en adelante, (casi) todo son peros. A Luke Cage le cuesta mucho arrancar, el ritmo se hace tedioso alargado innecesariamente con números musicales sobre el escenario del local que regenta el villano de la temporada que bien se podrían haber ahorrado o, al menos, reducido en cantidad y duración. Es cierto que, como bien avisa el propio Luke Cage en el tráiler, lo que él quiere es mantener un perfil bajo y pasar desapercibido. Él no pidió esos poderes y no quiere líos. Pero una cosa es eso y otra generar desinterés por su persona.

A Luke Cage le cuesta mucho arrancar, el ritmo se hace tedioso alargado innecesariamente con números musicales sobre el escenario del local que regenta el villano de la temporada

Porque eso es lo que ocurre con los tres primeros episodios, que espantan más que enganchan. A partir de ahí, la serie da un pequeño paso a mejor. No era difícil, por otra parte. Hay que aguantar y llegar hasta ahí. El capítulo en el que se conocen los orígenes de los poderes de Luke Cage resulta más interesante y la serie gana, y mucho, cuando aparece en escena Claire Temple (Rosario Dawson). A esta enfermera aficionada a meterse en líos por ayudar a gente singular la conocimos en Daredevil y la vimos fugazmente en Jessica Jones. En Luke Cage goza de más minutos y con su presencia y la dinámica que se establece entre su personaje y el protagonista de la serie la trama suma enteros. El ritmo se agiliza, la historia interesa más… Al menos, puede decirse que camina hacia algún lado.

La segunda mitad, clave

Claire le da un empujón a una serie que parecía desfallecer por momentos. Aviva el fallecido interés por la trama y le da algo de vida y sentido a Luke Cage. Es como si la estuviesen esperando a ella para despertar al protagonista y empezar a sacar provecho a un tipo que es inquebrantable, impenetrable e irrompible. Tener a alguien como él encerrado en una barbería pasando la escoba no tiene mucho sentido. Un capítulo puede resultar aceptable, a modo de prólogo para ubicarle tras su espantada de Jessica Jones, pero ¿tantos?

'Luke Cage' se presenta como la serie de un hombre inocente de pasado carcelario al que los experimentos de un lunático convirtieron en alguien con materia de superhéroe pero poca intención de convertirse en uno

Luke Cage se presenta como la serie de un hombre inocente de pasado carcelario al que los experimentos de un lunático convirtieron en alguien con materia de superhéroe pero poca intención de convertirse en uno de ellos. Un hombre que perdió a su mujer de forma trágica, que intenta superar el hecho de que su última novia fuese su asesina (material, que no intelectual) y que acaba por enfrentarse casi a desgana y porque no le queda más remedio a un villano pasado de rosca que no está, ni por asomo, a la altura de Wilson Fisk (Vincent D’Onofrio en Daredevil) o Kilgrave (David Tennant en Jessica Jones).

El villano aquí es otro de los problemas, porque cuando por fin Luke Cage empieza a dar rienda suelta a su poder y su capacidad para hacer el bien y sembrar justicia en Harlem, llega el momento de darse cuenta de que su antagonista no está a la altura. Quizá en algún capítulo posterior de los aún no vistos se dedique más tiempo a explicar porqué es así, a comprenderle. De momento, Cornell ‘Cottonmouth’ Stokes (Mahershala Ali) no termina de cuajar pese a ese flashback en el que se le pinta como un joven con talento musical al que una familia con tendencias criminales llevó por el mal camino. Tiene que haber algo más que explique la razón de ser de su violencia, de su desequilibrio. Algo que, como ocurría con Fisk y Kilgrave, hagan entender al espectador porqué es así.

Con Luke Cage ya estrenada y aún ocho capítulos por ver, el minúsculo empujón que la serie sufre a partir del cuarto episodio hace pensar que quizá aún no está todo dicho y que tras ese cliffhanger del séptimo se presentará una serie distinta, mejor. Sea como sea, Luke Cage ya está aquí. Ahora sólo falta conocer al cuarto miembro de The Defenders, Iron Fist, al que interpreta Finn Jones (Loras Tyrell en Juego de tronos) y que se estrenará el próximo año.

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