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El mundo en blanco y negro de Marianne Faithfull

La antigua musa de los Rolling Stones inicia su gira española

JESÚS MIGUEL MARCOS

Marianne Faithfull es mundialmente conocida por haber sido la musa de los Rolling Stones en los sesenta y por cantar como una princesa de las tinieblas la primera canción compuesta por Mick Jagger y Keith Richards, As tears go by. Algunos, como Andrew Loog Oldham, mánager de los Rolling, percibieron en ella cualidades no precisamente musicales ('Vi un ángel de grandes tetas y la contraté', dijo en su día), pero finalmente el talento vocal e interpretativo se impuso a su delantera.

Faithfull, que presentará mañana en Madrid y el sábado en Málaga su disco Easy come, easy go, responde desde su casa de París, fumando un cigarrillo (a pesar de haber superado un cáncer recientemente) 'encima de la cama'. 'Me acabo de hacer la manicura', confiesa para cerrar el círculo del mito. La artista vive una segunda juventud desde que en 2005 varias estrellas del pop alternativo (Nick Cave, Damon Albarn) le compusieran el espléndido Before the poison. 'Que artistas así declaren admiración por mi trabajo me llena de orgullo. Trabajé mano a mano con ellos y fue una experiencia muy enriquecedora, sobre todo con Nick, que tiene una manera de componer muy precisa'.

Al preguntarle si estos músicos son los Rolling de hoy, contesta con parquedad que no lo sabe y encadena varias respuestas con monosílabos si el nombre del grupo de Jagger aparece en la pregunta. 'No sigo mucho su carrera', revela dos minutos antes de confesar que el último disco que se ha comprado es la reedición del Exile on Main St. Un silencio de perplejidad se instala en la conversación hasta que ella lo rompe: 'No lo tenía, porque salió en un momento muy oscuro de mi vida, cuando vivía en la calle'.

Faithfull abunda en detalles sobre su vida de vagabunda en Londres a principios de los setenta, cuando subirse a la montaña rusa de los Rolling dejó de tener gracia. 'Lo utilicé como método para superar los años sesenta', bromea entre risas, 'no fue fácil, pero fue mi elección. Aprendí a sobrevivir. Necesitaba hacer algo extremo para equilibrar mi vida. Había sido una privilegiada y quería saber cómo era la vida sin privilegios. En todo caso, no lo recomendaría'. La cantante huyó de todo y de todos: 'Sólo Francis Bacon me llevó a comer dos o tres veces entonces'.

En su último disco, Easy come, easy go, versiona a algunos de sus artistas favoritos, entre ellos el cantautor Jackson C. Frank, que, como ella, fue vagabundo en la resaca de los setenta, con la diferencia de que él no consiguió volver. 'Esa canción, Kimbie, es excepcional. Es un tema carcelario, de amor, y eso me gusta. Es un mundo en blanco y negro muy interesante', zanja.

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