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Ocultada: La música nueva pide paso

Los especialistas en música contemporánea critican la escasez de programación, el olvido de las casas de discos y la centralización

RAQUEL ROJO

La música contemporánea española quiere llegar al público, pero hay barreras que lo impiden. Sectores como los programadores de orquestas, las compañías discográficas, los medios de comunicación y gran parte de la Administración están todavía lejos de reconocer como una prioridad a los españoles que aportan novedades a la música.

En su lucha por demostrar a la sociedad la valía de su obra, los músicos han tomado la iniciativa de crear sus propias instituciones, y han conseguido el apoyo de algunas administraciones públicas y privadas. Tal es el caso del Centro para la Difusión de la Música Contemporánea (CDMC), que este año celebra su 25 aniversario. Llegó tarde, porque en Europa ya existían instituciones parecidas, pero llegó.

Desde su fundación, los logros son sustanciosos: la creación del Festival Internacional de Música Contemporánea de Alicante, la inauguración del Laboratorio de Informática y Electrónica Musical, así como la temporada de conciertos gratuitos en el Auditorio 400 del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, que hasta ahora ha conseguido una media de un 70% del aforo.

Poco optimismo

Los compositores opinan que aunque se ha avanzado, queda mucho camino por andar. El veterano Antón García Abril, ganador del Premio Tomás Luis de Victoria en el 2006, no se muestra muy optimista: “Las agrupaciones pequeñas y jóvenes están muy atentas a lo que hacemos. Pero con las orquestas sinfónicas españolas, salvo excepciones como las de RTVE y la de la Comunidad de Madrid, la cosa es distinta. Se programa con cuentagotas. Hay un déficit entre lo mucho que ofrecen los jóvenes compositores y lo que se demanda por las orquestas, que es raquítico”.

Música de Hoy es uno de los centros especializados en música nueva. Su director, Xavier Güell, opina que España está viviendo un “momento dulce que nunca antes había existido. Las instituciones, sobre todas las públicas, han entendido que es muy importante difundir la música nueva”. Para el 2008 han planeado los ciclos Música de Hoy (Auditorio Nacional, Madrid), Música al Límite (L’Auditori, Barcelona), Ópera de Hoy (Teatro Albéniz, Madrid), ¿Los límites de la composición? (La Casa Encendida, Madrid) y el Festival Internacional de Música Contemporánea (La Pedrera de Gaudí, Barcelona).

Sin embargo, Güell reconoce que no estarían de más “otras iniciativas para crear más entusiasmo y más espacios para esta música. Llevamos 13 años tratando de demostrar que no es para minorías”.

Otro escollo para la música contemporánea son los programadores. El compositor y director José María Sánchez-Verdú, también premiado nacional e internacionalmente, afirma que muchos de ellos “desconocen la música actual, o no les gusta, y trasladan al público sus prejuicios y desconocimientos. Están engañándole, negándole una parte de nuestra cultura actual y dándole lo mismo, en programas reiterativos y aburridos”.

Estrenos insuficientes

Tomás Marco, otro galardonado compositor (Premio Nacional de Música 2002) y, además, historiador y crítico musical, considera que los estrenos “no son suficientes, porque no hay ninguna política al respecto y muchas veces lo que se hace es por puro compromiso. Pero peor que la política interna es la externa. Cuando la literatura, el cine o la plástica española actuales tienen cauces y maneras para ser apoyados en el exterior, la música carece de la más mínima consideración a la hora de exportarla”.

El movimiento musical contemporáneo está concentrado en Madrid, Barcelona y Alicante, lo que limita extraordinariamente sus posibilidades. García Tomás opina que “lo mejor para los músicos es una descentralización de la cultura para que haya una mayor difusión de nuestra música”.

Las discográficas pasan

Las grandes discográficas tampoco apoyan a la música nueva, mucho menos si es española. “Ni hacen ni han hecho absolutamente nada, sólo algún sello pequeño. Ante la gran crisis que parece que van a tener, no derramaré una sola lágrima por las que quiebren”, asegura Marco.
Los medios de comunicación parecen no prestarle atención a esta música.

Para Sánchez-Verdú, “ni la televisión, ni los medios de difusión, ni los programadores, estatales y privados, más conservadores, están ofreciendo esta ventana al mundo actual”.

Radio Clásica es una excepción. Por ejemplo, emite Aula de Reestrenos, ciclo de conciertos gratuitos organizados por la Fundación Juan March, en los que se estrenan piezas contemporáneas españolas. Esta fundación es una de las poquísimas instituciones no especializadas en música que, sin embargo, incluye a la contemporánea como parte de sus actividades.

Aunque existan estas excepciones, es lamentable que instituciones como el Palau de la Música Catalana y el Centre de Cultura Contemporània de Barcelona, por citar un par de ejemplos, no programen, en esta temporada, ningún concierto de música nueva.

 XAVIER GÜELL
DIRECTOR ARTÍSTICO DE ‘MUSICADHOY’
Productor musical y director de orquesta, Güell es un apasionado impulsor de la música contemporánea. Fue alumno de Leonard Bernstein y ha dirigido la London Philarmonic Orquestra.

TOMÁS MARCO
DISCÍPULO DE STOCKHAUSEN, BOULEZ Y ADORNO
Director del CDMC entre 1985 y 1995, Marco apuesta en sus obras por la experimentación y la investigación. Fue Premio Nacional de Música en el 2002.

J. M. SÁNCHEZ -VERDÚ
EL COMPOSITOR JOVEN DE MÁS RELEVANCIA INTERNACIONAL
Premio Nacional de Música en el 2003, José María Sánchez Verdú también recibió en el 2000 el Premio Ernst von Siemens, el Nobel de la Música.

ANTÓN GARCÍA ABRIL
UN HISTÓRICO CON LA MIRADA PUESTA EN EL PRESENTE
Ganó el Premio Tomás Luis de Victoria en 2006 y ha compuesto más de 160 bandas sonoras.

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