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La Bienal de Flamenco resucita al rock andaluz

Una exposición recuerda a Smash, Triana y Tabletom

JUAN JOSÉ TÉLLEZ

Todavía no se había promulgado la Constitución y la libertad ya corría por las cuerdas de las Fender en tiempo de tango y seguiriyas. Corría el año de 1978 y el rock andaluz, entre Jimi Hendrix y Tío Borrico, se consagraba de la mano de los primeros discos de Guadalquivir, Tabletom, Alameda, Imán o Cai. Ahora, la Bienal de Arte Flamenco de Sevilla rinde tributo a estos grupos en Rock y Flamenco, 30 años, una exposición que se inaugura hoy en la Casa de las Sirenas y cuyo comisario, Luis Clemente, considera como dos caras de una sola moneda: 'Flamenco y rock no son incompatibles, ni mucho menos. Tú pon una batería por bulerías y después empieza a añadirle ritmos. No se trata de fijar líneas fronterizas, sino de que ambos ganen mutuamente. Desde los sesenta hubo jugueteos, bromas y chistes yeyés, como el primer single de Los Brincos, Flamenco. Pero el disco Rock Encounter (1966) que sacaron Sabicas y Joe Beck puso a otros como Smash sobre la pista. Fue toda una toma de conciencia para el flamenco y para el rock'.

El sábado, la Bienal reunirá a estos grupos en un concierto que tendrá lugar en el auditorio Rocío Jurado y al que se sumarán los nuevos Pata Negra y lo que queda de Smash, el grupo emblemático y pionero de todo este movimiento, al que volverá Manuel Molina. Lole Montoya, quien fuera su pareja luego, actuará en solitario. La incógnita estriba en si saldrá a escena Eduardo Rodríguez Rodway, veterano de Triana y ahora retirado en Caños de Meca.

'Hay que distinguir entre rock flamenco y rock andaluz', asume Ricardo Pachón, que produjo a Smash. El rock andaluz deriva de la copla. Es el caso de Triana, de Alameda o de Cai, que ninguno por bulerías da un golpe a tiempo. Pero el rock flamenco deriva más del flamenco tradicional. El pionero fue Smash, con su blues por bulerías, pero también a Camarón en La Leyenda del Tiempo, Pata Negra, Tomasito y Diego Carrasco. Ellos se basan en los ritmos alternos de doce tiempos como la soleá y la seguiriya en lugar del cuatro por cuatro de los tangos. Pepe Roca, creador de Alameda, es un magnífico autor. Las mejores canciones de Rocío Jurado las hizo él'.

La Bienal no ha recurrido a una güija para rescatar de la memoria colectiva a todos estos músicos: solos o en compañía de otros, siguen en activo. Es el caso de Gualberto García, aquel jugador del Betis que terminó tocando el sitar hindú y que siguió vinculado al flamenco a través de José de la Tomasa, de Ricardo Miño o de Paco el del Gastor: 'Muchas veces la gente se confundía y decía que nosotros reivindicábamos muchas cosas. Reivindicábamos una forma de vida que nos gustaba. No queríamos cambiar el mundo, queríamos que nos lo cambiaran a nosotros y nos dejaran hacer lo que nos gustaba. Cuando estás conociendo el mundo es muy pedante querer cambiarlo, pero suele suceder...'.

Otros, como Julio Matito, Jesús de la Rosa y el propio Camarón quedaron por el camino. Lo recuerda Ricardo Pachón, que tuteló a Pata Negra y que, además, produjo La Leyenda del Tiempo: 'Camarón moría con Roberto, el cantante de Tabletom. Le encantaba de verdad. Los tabletones se iban a una finquilla de los montes de Málaga a tomarse sus honguitos y Camarón se perdía con ellos. Imagínate el puntazo de los Tabletom en aquella época'.

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