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"Busco un tipo de música que, además de oírse, pueda verse"

Barry Adamson, el artista británico, colaborador de Nick Cave y David Lynch, presenta disco en Sevilla

JESÚS MIGUEL MARCOS

Dime, Barry, dime con quién andas y te diré quién eres. Pues Mr. Adamson ha andado con gente como Nick Cave -fue el primer bajista de los Bad Seeds, allá por los años ochenta- o David Lynch -participó en la banda sonora de Carretera perdida-. Añadir ahora que su música es oscura y cinematográfica quizás sea una redundancia. Adamson inició su carrera en solitario a finales de los ochenta con una banda sonora para una película imaginaria. Su relación con el cine ha sido tan estrecha que a finales de este año planea rodar su primera película. Mientras tanto, este viernes presenta en el Festival South Pop de Sevilla su último disco, Back to the Cat, un poderoso artefacto donde mezcla casi de todo:
jazz, soul, pop, rock...

¿Tenía alguna premisa antes de empezar su nuevo disco?

Es divertido, porque realmente no tenía mucho en mente, pero había compuesto dos canciones que me daban buen feeling, me transmitían algo distinto. Normalmente tardo mucho en hacer un disco, pero en este caso compuse una canción tras otra de forma muy rápida. Era como si otra persona estuviera haciendo el disco y yo fuera un espectador.

¿Eran las letras o la música la que le empujaba a componer?

La música. Fue algo realmente curioso. A mí se me conoce por los ambientes oscuros y los paisajes cinematográficos, pero en esta ocasión las canciones eran más luminosas. Todavía conservaban mi identidad, pero eran distintas.

Su relación con la electrónica ha sido bastante curiosa. Primero la abrazó y luego la dejó en un plano secundario.

La verdad es que sí. En todo caso, es muy útil contar con instrumentos electrónicos. Con ellos puedes hacer una maqueta muy elaborada de las canciones, de la que puedes conservar muchas partes.

Al final, ¿los límites de la electrónica estaban más cerca de lo previsto?

Digamos que lo acústico tiene un peso especial. La clave está en la combinación. Por ejemplo, elijo una batería en un programa electrónico, la hago sonar en una habitación determinada y ahí la grabo. Ya no es sólo el sonido electrónico, porque la acústica de la habitación lo cambia.

Hace ya tiempo que no hace una banda sonora...

El primer sorprendido soy yo. He estado escribiendo mucho. Además, poner en marcha Central Control, una empresa para hacer discos, libros, películas, también me ha llevado mi tiempo. Es curioso: pones tu energía en un sitio y te ves obligado a dejar otros.

¿Por qué le atrae tanto la música para películas?

Creo que es el hecho de conectar una idea visual con otra sonora. Busco un tipo de música que, además de oírse, pueda verse.

¿Qué diferencias hay entre hacer sus discos y hacer bandas sonoras?

Cuando escribes música para una película, la película es todo. De la misma forma que si en una banda hay algún músico que no conecta, lo mismo puede ocurrir entre el músico y la película.

¿Cómo trabaja con el director? Por ejemplo, con David Lynch en ‘Lost Highway'.

Ése fue un trabajo más fácil, porque los dos pensamos de una manera similar. David quería algo que yo ya estaba trabajando. Por eso me eligió, claro.

Dígame algo que aprendiera de él.

Sus concepciones sobre la audiencia: cómo el público percibe lo que ve, cómo mira la pantalla, el nivel de compromiso que adquiere con la música y el diálogo.

¿Escucha mucha música?

No cuando grabo discos. Eso sí, estoy escuchando muchas maquetas para mi sello.

¿Qué tiene que tener un grupo para ficharle?

Es algo que sientes cuando lo escuchas. Hay gente que lo tiene, gente que lo tiene un poco y gente que no lo tiene. Es algo parecido a lo que me pasa con mis propias canciones. Si no tienen ese feeling, ese toque, las descarto.

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