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El pop suena a gloria en la voz de Bustamante

El cantante, un clásico de la canción pop valenciana, publica ‘Lluvia cascabel’, un nuevo disco lleno de temas redondos

JESÚS MIGUEL MARCOS

¡Atención, atención! Esta información le puede interesar a muchos. A los que se levantan desganados a las seis y media para ir al tajo, a los que van apretujados en el metro, al amante despechado, al tendero, a los que se aburren cuando salen de copas, a los que llegan a casa cansados, con ganas de meterse en la cama, después de soportar una bronca del jefe...

¡Albañiles! ¡Consultores! ¡Amas de casa! ¡Periodistas! Hay algo importante esperando. Y ese algo es un disco, su título es Lluvia cascabel y su autor es Julio Bustamante (con el triunfito sólo comparte el apellido). Cómprenlo en la tienda, pídanselo a algún conocido, descárguenselo de Internet... Hagan lo que sea, pero escúchenlo. Difícil arrepentirse.

Sólo por estos versos, ya merece la pena el trayecto: Yo sólo cuento / los nombres de los que se han ido, / y a los que quedan aún / los cuento como un pirata cuenta el botín. Como ven, Julio Bustamante, a sus 57 años un clásico de la canción valenciana, conserva una puntería que para sí quisieran muchos cantautores jóvenes, empezando por la hornada que adormeció España en los 90.

A alguien que define el pop como 'un gran puchero' hay que seguir escuchándole: 'El pop no hay que tomarlo a la ligera. Es una prolongación de la música tradicional. Bien entendido puede ser una obra de arte importantísima', explica el cantante.

El pop, bendito transmisor de cálidas sensaciones a los órganos del oyente; el pop, el lenguaje más simple para la comunicación de los sentimientos más complicados; el pop, un artefacto que, si se sabe utilizar con propiedad, siempre sabe a nuevo.

Si algo sorprende en Julio -permítanme el tuteo-, es la facilidad y la gracilidad con la que encaja las palabras en la melodía, convirtiendo los versos en bombas de color y emoción.

Lo mismo saca una canción de una entrevista a John Houston que leyó un día -Viví muchas vidas / y pienso que tengo envidia del hombre / que una sola vivió: con una mujer, un trabajo / y un solo dios-, que de un documental sobre la selva. 'Estaba viéndolo con la guitarra en la mano y me parecieron frases con mucho doble sentido sobre la sociedad. La primera parte de la canción está fusilada del documental: El tigre se disfraza de silencio, en la selva siempre está acechando algo... Son metáforas muy bonitas sobre los animales, principalmente sobre los animales humanos', cuenta el cantautor.

Aunque ha tenido épocas de mayor visibilidad, sobre todo en su tierra valenciana, Julio vive plácidamente acomodado en el extrarradio del pop español. Combina la música con una columna en el Diario de Levante, la escritura de cuentos y, ocasionalmente, la pintura. 'Quizás me he buscado lo de ser un outsider. Decía Fernando Pessoa que ser poeta era su manera de andar solo. A mi me gusta el anonimato y que me dejen en paz', concluye Julio.

 Por ejemplo, Amaral, cuyo nuevo ‘single’ es más cansino que un empate a cero entre el Celta y el Valladolid. ‘Lluvia cascabel’  contiene diez canciones, diez no más, con la capacidad de salvarte en un día aciago. ‘Rosa de los vientos’ haría saltar de alegría a un reo de muerte, con versos tan luminosos y espléndidos como este: ‘Sábanas tendidas, auténticas banderas son de este o aquel país’. Luego está el candor infantil de la titular, ‘Lluvia cascabel’, y ‘Gatitos pequeños’, con un aire swing que no desentonaría en ‘Barrio Sésamo’. Canción mediterránea (‘la especie de Tom Sawyer’), latina (‘El secundario’), rockabilly (‘La selva’)... Un mundo.  

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