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'The Handmaid’s Tale' La perturbadora serie donde la mujer es una esclava procreadora

Basada en la novela homónima escrita por Margaret Atwood y protagonizada por Elizabeth Moss (‘Mad Men’), la acción de ‘The Handmaid’s Tale’ transcurre en una sociedad distópica y teocrática donde la voluntad de la mujer ha sido aniquilada. HBO España estrena este miércoles los tres primeros episodios.

La actriz Elizabeth Moss como Offred, protagonista de 'The Handmaid´s Tale'

Impacto. Ese es el componente principal que el piloto de una serie ha de tener para captar la atención de un espectador que se encuentra ante una oferta inabarcable de series. The Handmaid’s Tale (El cuento de la criada), que puede verse desde este miércoles en HBO España, lo tiene. Desde esa primera escena en la que presenta a su personaje, Offred (Elizabeth Moss). En soledad, sentada en el quicio de una ventana, en un dormitorio amueblado austeramente, se escuchan sus reflexiones internas sobre pensar y no pensar, sobre dejarse llevar, sobre sobrevivir y sobre el suicidio.

Con la atención captada, comienza el viaje hacia las entrañas de una sociedad distópica pero tremendamente actual y realista –no hay artilugios de ciencia ficción ni seres extraños–. La democracia en Estados Unidos ha sido aniquilada y sustituida por un régimen teocrático en el que la mujer se ha convertido en esclava sexual de un estado que aniquila su voluntad como personas y las trata como objetos. Lo único que importa es su útero y su capacidad para procrear.

La fertilidad escasea y aquellas que son capaces de engendrar vida son reclutadas/secuestradas y enviadas a una suerte de internado en el que les aleccionan sobre su nueva vida. Serán colocadas en las casas de los Comandantes con un único objetivo: tener hijos que no serán suyos. "Lo que ahora os parece extraño os acabará pareciendo normal", les dice la canciller de esta escuela de criadas a sus pupilas/presas.

Pero lo que se ve en The Handmaid’s Tale nunca debería ser asimilado como "normal" Todo es agrio, terrorífico, perturbador. Una de las cosas que más se alabó de la novela de Atwood en su día fue la atmósfera asfixiante que genera, algo que Bruce Miller, creador de la serie, ha sabido captar. El piloto, mostrado por HBO España a los medios, no da ni un minuto de tregua. Todo es inquietante, agrio, desconcertante, duro y perturbador.

Las mujeres son tratadas como propiedad de un estado en el que dios lo preside todo. Cada escena de la vida cotidiana va acompañada de una referencia a él, como ese ser supremo, ese gran hermano que todo lo ve, lo controla y al que hay que rendir cuentas continuas. A ellas, las criadas, que visten de rojo y con un atuendo que recuerda al de los cuáqueros, no se les deja pensar, ni sentir, ni apenas hablar. Todo, cada detalle, cada elemento, tiene ese propósito. Desde la cofia casi rígida que les reduce el campo de visión y les oculta el rostro hasta la obligación de salir a la calle de dos en dos para que se vigilen mutuamente.

En The Handmaid’s Tale nada ha sido dejado al azar. La violencia y el miedo están siempre presentes en un piloto que sirve para adentrarse en un mundo inquietante que anula a las mujeres. Inquieta por lo que cuenta, esa suerte de gran hermano teocrático, y por cómo lo cuenta, a través de los ojos y los pensamientos de una de sus víctimas. Offred tiene dos voces, dos rostros. El que da a la sociedad, a sus dueños, el de la sumisión y la resignación. Y el que muestra al espectador, testigo mudo de su horror, de su lucha interior, de sus pensamientos y de su fuerza para mantenerse con vida con un único propósito: reunirse algún día con la hija que le arrebataron. Inquietante también porque lo que cuenta, por muy distópico que sea, lo viven muchas mujeres en el mundo en pleno siglo XXI.

Antes de todo esto, antes de que la sociedad se convirtiese en lo que es ahora, ella era una mujer libre, con otro nombre, con un marido, una hija y una vida. Antes de los Comandantes, de la esclavitud procreadora, de las ropas de siglos pasados, de las cartillas de racionamiento, de los rituales de purificación y de todo eso que ahora pretenden hacer pasar como "normal", Estados Unidos era una sociedad con problemas de natalidad, sí, pero que en la serie se dibuja cercana al espectador mencionando aplicaciones como Tinder o Uber. Los flashbacks que muestran la anterior vida de Offred sirven para situar The Handmaid’s Tale en su contexto anterior.

Miller usa todos los recursos disponibles a su alcance para crear una serie perturbadora en el que la fotografía de tonos grises, el vestuario de colores neutros (salvo por el rojo sangre de los ropajes de las criadas) y la música se ponen al servicio de una historia que conviene ver y digerir de manera pausada. HBO España estrena en simultáneo con Estados Unidos los tres primeros episodios de The Handmaid’s Tale este miércoles. Después, llegarán a razón de uno por semana hasta completar los diez capítulos que componen la temporada. En el reparto, además de Elizabeth Moss como protagonista indiscutible, figuran nombres como el de Joseph Fiennes, como el comandante al que le es asignada Offred, y Max Minghella, como el chófer de la casa.

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