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"Somos una potencia mundial con el sistema sanitario más cutre del mundo"

Tom Hanks, el actor mejor pagado del mundo comparte cartel por primera vez con Julia Roberts en ‘La Guerra de Charlie Wilson'

ROSA GAMAZO

Es el segundo actor en la historia del cine (el primero fue Spencer Tracy) en ganar dos Oscar seguidos, uno por Philadelphia en 1993 y al año siguiente por Forrest Gump. Y a pesar de que niega ser el actor mejor pagado, es un secreto a gritos que el protagonista de El Código Da Vinci se embolsa, al menos, 20 millones de dólares por película. No está mal.

En La guerra de Charlie Wilson es la primera vez que Hanks comparte protagonismo con Julia Roberts, otro peso pesado en la industria. Han unido fuerzas para trabajar bajo la batuta del veterano Mike Nichols (El graduado,1964, Closer, 2004). El próximo 22 de febrero se estrenará la película en nuestras pantallas.

Basada en una historia real, la cinta cuenta la vida del congresista Charlie Wilson (Tom Hanks). Julia Roberts da vida a una mujer de sangre azul de ideas conservadoras y Philip Seymour Hoffman, en el papel de un agente de la CIA. La película relata cómo durante la Guerra Fría, EE UU apoyó a los muyaidines en Afganistán para que lucharan contra la invasión soviética en los ochenta.

La guerra de Charlie Wilson es otro intento por interesar al público en películas sobre política internacional, particularmente enfocadas en  Oriente Medio. Hasta el momento, todas las cintas que se han estrenado en EE UU este año sobre el asunto han pinchado. Basta con recordar películas como En el valle de Elah, de Paul Haggis, Redacted, de Brian de Palma, o Leones por corderos, de Robert Redford. Ninguna de ellas han captado el interés del público norteamericano. No es el caso de La guerra de Charlie Wilson, que ya sea por su tono de crítica ligera, ya por la presencia de un reparto mediático, supera ya en EE UU los 65 millones de dólares de recaudación (compárese con los menos de 100.000 dólares de Redacted).

¿Qué piensa de las publicaciones que han sugerido que Charlie Wilson puede haber sido el responsable de los ataques del 11 de septiembre?

Creo que es una forma de echar la culpa a alguien de forma fácil. Entre otras cosas, ese es el trabajo del periodista: encontrar un culpable fácil, alguien a quien le caiga la responsabilidad. Lo triste es que se publican cosas que no son ciertas y se venden muchos periódicos.

Las elecciones en Estados Unidos están a la vuelta de la esquina. ¿Ha decidido ya su voto?

He estado prestando mucha atención a los últimos meses de campaña. A los 42 candidatos republicanos y a los 34 demócratas y ya tengo decidido a quién votar.

¿Qué es lo que más le ha llamado la atención sobre Charlie Wilson?

Su falta de hipocresía. Para serte franco, creo que estaría bien tenerlo hoy en nuestro Congreso. Si se presentara a las elecciones votaría por él. Me hubiera gustado preguntarle cómo ganó una y otra vez las elecciones siendo conocido por su afición al alcohol, las drogas y las mujeres. Creo que la razón por la que seguía ganando es porque era sincero y nunca mintió sobre lo que hacía, nunca pretendió ser lo que no era.

¿Es la honestidad algo que admira?

Sí, y Wilson era honesto. Creo que hay que saber lo que está bien y lo que está mal y nunca dudar al respecto.

¿Cómo mantiene una vida relativamente normal?

Hablando poco con la prensa internacional, una o dos veces al año... y voy mucho al dentista (sonríe).

¿Es difícil interpretar a alguien que aún está vivo?

Por un lado, es más fácil porque la forma de vestir y el aspecto en general es similar y no tienes que crear físicamente a alguien completamente diferente. Tienes que recrear lo más fielmente posible. Desde luego, esto también requiere bastante esfuerzo.

Se comenta que va a ser el actor mejor pagado por su participación en ‘Angels and Demons'.

No es cierto. No existe 'el actor mejor pagado'.

¿Qué opina de la huelga de guionistas recién terminada y de la posibilidad de que se inicie una del sindicato de actores?

Es algo que ocurre cada equis años. La verdad es que no sé qué pasó realmente y cuáles han sido los detalles de las negociaciones. Hay muchas películas que iban a empezar a rodarse y que se han tenido que parar. La situación es compleja porque es dificil que empiece alguna producción antes de junio y, para entonces, empezará la huelga de actores. Por otro lado, se ha dado luz a un montón de proyectos para que se rueden antes de que arranque la huelga de actores.

¿Qué es lo que más le sorprende de la política de su país?

Me sorprende que siendo una potencia mundial tengamos el sistema sanitario más cutre del mundo. Yo pago impuestos y estoy orgulloso de ello y me parece normal pagar más que la gente que tiene menos, pero luego no veo que tengamos un sistema educativo apropiado. Me interesa la política, pero desde una perspectiva práctica.

 

Por Sara Brito. 

Tom Hanks (California, 1956) es un hombre de listas, esa afición tan americana que llena páginas y mentes de lectores. Es el segundo hombre en ganar dos Oscar seguidos, pero también es, con Will Smith, el actor que más garantías ha dado de recaudar más de 100 millones por filme y, cómo no, el hombre de los 20 millones de dólares. Es Tom ‘cifras’ Hanks. Pero recordemos esos inicios cómicos, antes de que se diera al drama y empezara a ganar Oscars y respeto.

La televisión fue la pista donde se entrenó hasta que en 1984 protagonizó Splash! junto a Daryl Hannah; luego vendría Despedida de Soltero, hasta aquel Big de 1988, por la que fue nominado al Oscar. Antes nadie se lo había tomado en serio. Su momento fue los 90 y su género el melodrama (Philadelphia, Forrest Gump), aunque ha seguido colando comedias en vivo y animación (Toy Story). A Hanks no se le queda nada, es un hombre de industria. Debutó como director en 1996 con All things we do (y este año llegará A wilderness of Monkeys). Desde entonces, se ha prodigado en la producción –La guerra de Charlie Wilson, por ejemplo. Amigo de Spielberg y Zemeckis ha trabajo con ambos en, al menos, tres ocasiones. Él mismo reconoce que de las 60 películas que ha hecho no son más de cinco las buenas.

 

 
Por Rubén Romero. 

Afortunadamente para la Humanidad, Tom Hanks no va a ganar su tercer Oscar por su papel como el congresista Charlie Wilson. Como este era el único objetivo de este naïf drama político que haría revolverse en su tumba al Gillo Pontecorvo de La batalla de Argel, el filme en sí es un fiasco. Hanks siempre ha tenido olfato (algunos lo llamarán oportunismo) para elegir sus papeles: en el nacimiento del movimiento de solidaridad con los enfermos de Sida estrenó ‘Philadelphia’; cuando empezábamos a tontear electrónicamente, Tienes un e-mail.

Ahora, meses antes de que Obama empezara a abusar de la palabra cambio, el patriota Forrest Gump se nos pasó a la oposición. Si somos malos diremos que es el tope al que puede llegar un estadounidense en la crítica de su propio país (con la excepción del enorme Robert Rossen de El político). Si somos buenos, que es una gran moraleja de la clase política: cuando Mr. Wilson deja de irse de pilinguis caras y tiene ganas de trabajar, acaba por destruir Afganistán y crear el caldo de cultivo para el triunfo de Obama. Promocionado como una crítica a la política exterior de la era Reagan y, por extensión, del mandato Bush, en el fondo es más una justificación de parvulario en plan “hilillos de plastilina”. Eso sí, siempre nos quedará Julia Roberts, que ante el perenne fruncido de ceño de Tom Hanks está más perdida que este último en ‘La Terminal’.  

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