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El robo inverosímil de una familia despechada

La exmujer y los tres hijos del dueño de un Dalí y un Sorolla son detenidos nueve años después de haberlos sustraído

PEDRO ÁGUEDA

El robo de una colección de cuadros valorada en cuatro millones de euros resultó, al cabo de nueve años, ser un asunto familiar. La víctima y los victimarios estarán siempre unidos por lazos de sangre, pero ha sido la Guardia Civil quien ha posibilitado su reencuentro en el juzgado. Ayer, el instituto armado informó de la detención de cuatro personas por la sustracción en 2002 de siete cuadros en un chalé de Maello (Ávila). Los autores son tres hijos y la exmujer de su legítimo propietario.

Los cuatro planearon el robo cuando, tras la separación, el padre comenzó otra relación, según confesaron a los agentes que los detuvieron. Temían, aseguraron, que el patrimonio familiar acabara en manos de la nueva amante.

La colección de cuadros está valorada en cuatro millones de euros

Así que simularon un asalto a la residencia de Maello, que antes compartían todos en verano y los fines de semana. A pesar de tener las llaves, saltaron la valla, forzaron la puerta y arramblaron con todo lo que había de valor. Además de los cuadros, los hijos y la exmujer se llevaron joyas y relojes que después vendieron.

Pero con los cuadros no tuvieron tanta suerte. El cerrado circuito del arte robado no les abrió sus puertas, a pesar de la relevancia de las obras. Entre ellas, figura Actuación humana trascendental, de Salvador Dalí; un retrato de mujer del impresionista español Joaquín Sorolla; un bodegón de Rosen Roses; dos dibujos, uno a carbón del francés Paul Gustav Doré y otro a carbón y sanguina del posimpresionista asturiano Nicanor Piñolé; así como un retrato de Hernán Cortes fechado en el siglo XVI, que no lleva firma.

Aunque tenían las llaves, saltaron la valla y forzaron la puerta

Finalmente, ha sido la ciencia la que ha enseñado a los ladrones ocasionales de arte que el pasado siempre vuelve. En junio pasado, uno de los hijos fue detenido en Madrid por participar en una agresión. Para realizar la reseña del detenido se le tomó la huella dactilar, que se introdujo en una de las seis bases de datos que desde 2004 comparten Policía y Guardia Civil.

Inmediatamente, saltó la coincidencia. Una huella idéntica había sido recogida por la Policía Científica en el asalto al chalé hacía casi una década. La identificación no había sido posible antes porque ninguno de los presuntos ladrones contaba con antecedentes.

Los cuatro guardias civiles de una compañía del cuartel de Arévalo, en Ávila, iniciaron entonces la operación Alejandro. Con autorización del titular del Juzgado número 3 de Ávila, intervinieron los teléfonos de los sospechosos y comenzaron a seguirlos. Tras meses de trabajo, los guardias civiles constataron la implicación de toda la familia en el robo.

Los hermanos tienen 31, 28 y 26 años, y la madre, 52. Todos viven juntos en Valdemoro (Madrid), pero los cuadros no estaban en el domicilio: los escondían en algún lugar cuya localización se resistía. Finalmente, fueron hallados en otra vivienda de la misma localidad madrileña. Ayer, el ministro del Interior, Antonio Camacho, trasladó su felicitación a los cuatro agentes de la Guardia Civil que resolvieron este sorprendente suceso.

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