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Sanna Lenken: “A las mujeres se las retrata como objetos que pueden comprarse y poseerse”

La cineasta debuta con una película sobre la anorexia, ‘Mi perfecta hermana’, con la que ha ganado importantes premios, que está inspirada en parte en su propia experiencia y que sirve como denuncia contundente del sexismo en la sociedad de hoy.

Mi perfecta hermana

MADRID.- “Cuando era una adolescente tuve anorexia. Todavía hoy estoy enfadada porque intenté convertirme en algo que no era, porque no podía estar satisfecha conmigo misma. La cuestión de por qué me sucedió me ha perseguido siempre”. Años después, la directora y guionista sueca Sanna Lenken ha aprovechado su experiencia para contar desde el cine lo difícil que es a veces que te juzguen por cómo te ven y no por lo que eres”. Su ópera prima, ‘Mi perfecta hermana’, retrata la enfermedad sin esconder también su propósito de denuncia.

Oso de Plata al Mejor Largometraje y una Mención Especial del jurado de la Sección Generation K-Plus en Berlín, la película fue también la preferida del Público en los Premios del Cine Europeo. En ella se cuenta una historia desde el punto de vista de una niña de once años. Stella admira enormemente a su hermana mayor, Katja, hasta que descubre que tiene un trastorno alimentario. Todo es confusión para ella a partir de ese momento. La niña Rebecka Josephson y la adolescente Amy Diamond hacen una interpretación sorprendente en la película.

Su película retrata una enfermedad, pero al mismo tiempo denuncia la presión que sufren los jóvenes hoy, ¿la anorexia es una respuesta a las condiciones impuestas por esta sociedad?

Soy un poco extrema en mi opinión, pero creo que debería prohibirse toda clase de sexismo comercial. Se crea una gran presión para las mujeres estando rodeados por todas partes de fotografías en que aparecen representadas como objetos. En Suecia no se puede salir a la calle sin estar rodeado de mujeres medio desnudas. Pero también es la forma en que miran los hombres, a las mujeres se las retrata no como sujetos, sino como objetos que pueden comprarse y poseerse. El mundo sería un lugar mucho mejor sin ese tipo de mensajes irreales.

Ha decidido contar la historia desde el punto de vista de la niña de once años, ¿es una forma de decir que necesitamos otro tipo de referentes entre las mujeres?

Las niñas, antes o después, tienen que enfrentarse a la anorexia y a la bulimia. A lo mejor no una misma, pero su madre o una amiga o la amiga de una hermana… Siempre hay alguien cerca con esta enfermedad. Tenemos que preguntarnos a nosotras mismas por qué existe esta enfermedad e intentar proteger a nuestras hijas y a pocos, pero a algunos niños también. Es un mal muy serio. En mi opinión, tiene que ver con el género. La anorexia es una enfermedad de género. Es una enfermedad que no debería existir.

Hay una mención a la Reina Cristina que es un personaje que se está reivindicando últimamente, ¿es importante mirar al pasado para encontrar algunas de estas referencias?

Siempre es importante, es fundamental tener referencias de mujeres que actúan saltándose algunas reglas o que son valiosas como mujeres. Es una gran inspiración.

Usted vivió su propia experiencia con la anorexia. ¿Hacer la película le ha servido a entender lo que le pasó?

Un poco, quizás. Me ha hecho sentirme más cabreada. Pienso que las mujeres han tenido que sufrir mucho por tener tan poco poder en esta sociedad, porque no se mira bien lo que estamos haciendo. Es difícil cambiar de dirección, sobre todo cuando estás en tu propio camino.

Sanna Lenken, directora de 'Mi perfecta hermana'. Sara Moritz

Sanna Lenken, directora de 'Mi perfecta hermana'. Sara Moritz

En Suecia, el 10% de las mujeres ha sufrido anorexia. Es una cifra altísima…

Es mucho más común la anorexia en el mundo occidental, donde vivimos rodeados de publicidad sexista y donde hay dinero para ocuparse del físico, de nuestros cuerpos. Miramos las cosas de otra manera. La anorexia, para mí, es una forma de controlar la frustración que una siente como mujer al ver que no es capaz de hacer que los demás te vean como una persona y al mismo tiempo que siempre te miren desde el punto de vista del género. Eso, en mi opinión, no es libertad.

Para ser una ópera prima ha asumido usted mucho riesgo, sobre todo con la niña protagonista, ¿estuvo siempre segura de querer hacerlo así?

Fue muy duro encontrar a las dos hermanas. Fue casi un año el proceso de casting. Llegué a enojarme conmigo misma por no habérmelo puesto más fácil, pero nunca me he arrepentido.

Desde que está Anna Serner en el Instituto del Cine, Suecia es el único país donde el 50 % de las películas las ha dirigido una mujer. ¿Eso se reflejará en la sociedad pronto?

Eso espero. Es difícil decirlo. A lo mejor hemos llegado al 50% un año, pero creo que más bien estamos en un 36% o algo así y todavía tenemos un largo camino que recorrer. Ahora en Suecia hay un debate acerca de la identidad, de la calidad, género, cultura…

Su película ha recibido un montón de premios, ¿es una ayuda para el siguiente proyecto?

Espero que sí, aunque es difícil hacer películas con o sin premios. Yo tengo que sentir el proyecto al 100%, no puedo hacer películas por hacerlas. Necesito de verdad que me interese el proyecto.

¿Qué le gustaría conseguir con la película? ¿El cine puede ayudar a gente con este problema? ¿Cree en ese poder del cine?

Creo en compartir experiencias como un acto político. Pero sobre todo lo que quiero es llegar a los espectadores y que salgan del cine y hablen de la película con un vaso de vino. Eso me haría feliz.

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