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La SGAE desvía a Slim el crédito de 20 millones pedido para Boadilla

Ante el riesgo de entrar en un contencioso con el hombre más rico del mundo, la gestora opta por avalar el préstamo con los derechos de autor en vez de devolverlo a Banesto

ANA FLORES

'Aceptamos la renuncia de Eduardo Bautista, relevándolo de todos sus cargos'. 12 de julio de 2011. La Sociedad General de Autores y Editores (SGAE) escenifica con este comunicado el cierre de la verja del Palacio de Longoria que deja fuera a Teddy, al que la Audiencia Nacional acusa de haber facilitado el desvío de unos 30 millones de euros de los derechos de autor a través de la filial tecnológica SDAE. Dentro de la sede no se guarda un segundo de luto. Hay que atajar otro problema, aprovechar que fuera devorarán durante un tiempo la historia de la trama orquestada presuntamente por José Luis Rodríguez Neri, ex director general de la SDAE, y usar esa ventaja temporal para deshacer el otro gran imperio de Bautista, la red de teatros Arteria, cuya caída sí podría hundir a la gestora.

La SGAE actúa rápido. Se rescinden los contratos con familiares y amigos de Teddy que se encargaban de gestionar los costes del equipamiento de los teatros, como Emilio Cabrera y Ángel Quintanilla, unos gastos en servicios exteriores que hacían salir de Arteria unos diez millones de euros cada año. Servicios exteriores contratados que han pasado a estar bajo sospecha por la denuncia de uno de los arquitectos de cabecera de la SGAE, Santiago Fajardo, y por las palabras de algunos testigos del juez Pablo Ruz, que hablan de presupuestos inflados.

La sociedad conserva el dinero, a pesar de que perdió la licencia en 2010

Se encarga un estudio interno para poner en venta todos los teatros. Sin embargo, entre medias, se cruza un problema que requiere una solución inminente. Por difícil que parezca añadir un nombre a la lista de enemigos que Teddy ha granjeado a los autores, estos están a punto de enfrentarse a Carlos Slim Helú, el hombre más rico del mundo según Forbes, por delante de Bill Gates y Warren Buffet.

Teddy había firmado con el Grupo Carso, propiedad del magnate mexicano, un acuerdo por 25 millones para adqui-rirle un terreno en México D.F. de 7.500 metros cuadrados sobre el que construir el Teatro Cervantes. Problema: no hay dinero para pagar a Slim, un hombre al que se le calcula una fortuna personal de 55.000 millones de euros, que no ha conseguido perdonando deudas. El 28 de julio, un par de semanas después de la renuncia de Teddy a sus cargos, a la SGAE no le cabe la menor duda: 'El incumplimiento de los contratos' para el Teatro Cervantes 'supondría entrar en contenciosos con el Grupo Carso', explica Olaya Fernández de la Riva, la directora financiera de Fundación Autor, ante la junta directiva de la SGAE. Ese día presenta el acelerado informe sobre la red de Arteria al que se llama Plan de Actuación para Desinversión, al que ha tenido acceso Público. Para esquivar 'el coste' de entrar en conflicto con Slim, se plantea la 'necesidad de obtener financiación', sin la que 'no se pueden atender los compromisos firmados'. Hay un opción.

En julio, la junta de la SGAE llegó a plantearse no informar a Banesto

La SGAE aún no ha devuelto los 20 millones de euros del crédito que le concedió Banesto en 2008 para la remodelación del Palacio del Infante don Luis, en la localidad madrileña de Boadilla del Monte. Conserva el dinero a pesar de que perdió en noviembre de 2010 definitivamente la cesión del citado palacio al ser considerado 'desfavorable' su proyecto de remodelación por la Dirección General de Patrimonio de la Comunidad de Madrid.

La licencia de uso del edificio, considerado Bien de Interés Cultural, le había sido concedida a la SGAE por 75 años en un concurso hecho a medida por el Ayuntamiento de Boadilla, localidad donde reside Teddy Bautista, cuando estaba al frente Arturo González Panero, exalcalde del Partido Popular implicado en la trama Gürtel.

Con el dinero de aquel crédito en una mano y la necesidad de cumplir con Slim en la otra, la SGAE se plantea pedir a Banesto que modifique el destino del dinero, puesto que el crédito era finalista, o 'autorizar la disposición del préstamo concedido para Boadilla, bajo riesgo de que puedan solicitar la devolución', según figura en el informe. Las condiciones del crédito en el primer caso empeorarían y la urgen-cia es tal que hace pensar a la SGAE en ocultar a Banesto el destino del dinero, a pesar de que eso puede provocar que exija la devolución total. Fundación Autor, que, según el informe, tiene que afrontar pagos por créditos de 14,5 millones en 2012 y 15,8 millones tanto en 2013 como en 2014, no podría hacerle frente.

La gestora se encuentra con serias dificultades para vender los teatros

Según fuentes cercanas al proceso, se optó finalmente por solicitar la novación del crédito. Ese cambio de condiciones está hoy a punto de ser firmado. Pero Banesto no ha dudado en cubrirse las espaldas. Aunque estará una vez más a nombre de la Fundación Autor, su pago estará avalado con la recaudación de unos 350 millones procedentes del canon digital, conciertos, televisores (apagados o encendidos) situados en sitios públicos, bodas, etc., que recibe la SGAE cada año y que debe entregar a los autores. No es el único crédito que avalan los derechos. A finales de 2009, Teddy había cargado ya a la espalda de los autores (a través de su fundación) 110 millones a pagar hasta el año 2025. En la junta de la SGAE de mayo de este año, se habló de que dicha deuda puede alcanzar los 158 millones. Los bancos han exigido ya a la gestora que avale 85 millones con la recaudación.

El informe de Fernández de la Riva pretendía trasladar a la junta directiva las posibilidades de vender todos los teatros y deshacer con ello la deuda. Se realiza un cálculo que permitiría vender e incluso obtener ganancia (ver cuadro adjunto). Pero, cuando se va a cada caso concreto, todo son problemas. Hay edificios que no se pueden vender porque no hay dinero para finalizarlos. Es el caso, según el informe, de la sede Carlos Pellegrini de Buenos Aires. Es 'necesario obtener financiación, hacer los cerramientos, para ponerla en venta', añade.

Los créditos de Fundación Autor la obligan a pagar 15 millones al año

En España, la sede de Sevilla en La Cartuja no está terminada. Según el informe, 'no es factible ampliar las partidas de equipamiento propuesto por lo que, con lo presupuestado, hay que hacer el equipamiento mínimo'. Fernández de la Riva incluye en su informe una frase alarmante: 'No veo factible la venta de forma individual'. La deuda asumida por este edificio es de 52 millones de euros.

El problema del Teatro Para·lel de Barcelona o el Campos Elíseos de Bilbao es de otra índole. Ni la SGAE ni su Fundación Autor son propietarias, los tiene en régimen de cesión esta última por los respectivos ayuntamientos y calcula que puede alquilarlos hasta la finalización de la concesión administrativa por 100.000 euros cada uno. Pero la remodelación de los edificios ha provocado una deuda de tres y ocho millones de euros, respectivamente, que hay que devolver.

También resulta problemática la venta del Lope de Vega y el Coliseum, así como los apartamentos y locales comerciales que se compraron junto a ambos teatros de la Gran Vía de Madrid. El motivo es que Teddy prefirió comprar directamente las empresas propietarias de los teatros (Emvi y Exhibidores Unidos) y, a pesar de que corría el año 2009 y la burbuja inmobiliaria había estallado, subrogarse a los créditos hipotecarios por importe de 58,7 millones que tenían con el Banco de Valencia los antiguos propietarios.

La banca ha obligado ya a avalar con los derechos de autor 85 millones

La SGAE ha recibido algunas ofertas para vender sus teatros, pero están tan lejos de lo invertido que ha optado por buscar a un intermediario inmobiliario de primera línea para la desinversión. Entre los nombres manejados están Aguirre Newman, Richard Ellis e Irea.

El problema, sobre todo en el caso de los teatros de la Gran Vía, está en que los autores han hecho una petición expresa a la junta directiva de que los edificios sean utilizados con fines teatrales por sus nuevos propietarios, lo que, según las estimaciones de la SGAE, reduce el precio que se puede obtener por ellos.

Entre los primeros que esperan vender están los de México y Argentina.

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