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Sorolla, el jardinero fiel

La casa museo del artista valenciano expone 56 óleos pintados en su vergel madrileño

CONCHA CARRÓN (EFE)

El jardín de la céntrica casa madrileña de Joaquín Sorolla fue el último refugio del artista, un lugar íntimo ideado y diseñado por él mismo en cuya luz y vegetación encontró inspiración para unas pinturas que ahora vuelven de nuevo al rincón que las vio nacer. Tras su paso por el Museo de Bellas Artes de Ferrara (Italia) Y el Palacio de Carlos V de la Alhambra granadina, la exposición Sorolla. Jardines de luz llega a la Casa Museo del artista valenciano en Madrid, en la que vivió con su familia desde 1911 casi hasta su muerte, acaecida en 1923 a causa de un ataque de hemiplejía.

No obstante, en las dos sedes españolas la exposición ha tenido matices distintos. Así, mientras que en Granada se centró más en sus representaciones de la Alhambra y el Generalife, cuyos patios y jardines fueron una continua revelación para Sorolla, en Madrid la muestra ahonda en las pinturas surgidas del propio jardín de la casa. A través de 56 óleos, 24 de ellos procedentes de colecciones particulares y algunos nunca antes expuestos, el espectador ve reflejados muchos de los rincones del actual jardín, pero también puede adivinar algunos aspectos anteriores de su configuración original.

Fuentes, patios andaluces, celosías, columnas, ventanas nocturnas iluminadas, adelfas, rosales y alhelíes se muestran en todo su esplendor a los ojos del visitante, ofreciendo distintas perspectivas, encuadres y sobre todo juegos de luz, seña de identidad de toda la obra de Sorolla. Para María López Fernández, una de las comisarias de la exposición, esta 'pequeña e íntima' muestra saca a la luz 'el triunfo del último Sorolla', con obras en las que el pintor se despoja 'de todo lo accesorio' y aporta 'cada vez más con menos recursos'.

Muchas de ellas, como la que representa un rosal amarillo plantado por su esposa, Clotilde, en el jardín de la vivienda, dan idea de la 'carga emocional' que tenían estos cuadros para el artista, al plasmar en los lienzos lugares y objetos relacionados con la intimidad familiar y su entorno.

La exposición se divide en cuatro ámbitos, el primero de los cuales, ubicado en el hall de entrada principal a la vivienda familiar y las escaleras de acceso a la planta superior, abre la puerta a la nueva poética en la que Sorolla se va adentrando a partir de su encuentro con la esencia del jardín islámico en Granada. Así, las fuentes y patios del Alcázar de Sevilla, del Generalife y de la Alhambra de Granada llenan la primera sala, con obras en las que el artista refleja las distintas horas del día y su peculiar iluminación, y en las que, según la directora del Museo, Consuelo Luca de Tena, Sorolla da muestra de la 'técnica veloz' que desarrolló para captar los efectos de la luz sobre los edificios, la vegetación y el agua.

Eso explica que en sólo treinta días de estancia en Granada, muchos de ellos con mal tiempo al coincidir su estancia con el invierno, el valenciano terminase un total de cincuenta cuadros. Las pinturas en las que el artista retrató minuciosamente los jardines andaluces y el jardín familiar, caudal inagotable de motivos pictóricos, se han distribuido en las habitaciones superiores, inundadas ahora de flores, árboles frutales, pérgolas y plantas ornamentales que reflejan la 'esencialidad y el lirismo' del último Sorolla.

Esporádicamente en estas salas aparece la figura humana, como en algunas obras en las que el artista pintó a Clotilde en el jardín, aunque el protagonista principal es la paz, el sosiego y la poética 'simbolista, de intimidad' que el artista encontraba en estos espacios, en consonancia con los movimientos poéticos y artísticos del momento, como la poesía de Machado o la de Juan Ramón Jiménez.

La exposición permite también al visitante conocer la residencia familiar madrileña del artista, concebida como 'un sueño' para él, al permitirle conciliar sus dos pasiones, la pintura y la familia, por contar con su propio taller de trabajo anexo a la vivienda.

Para Tomás Llorens, comisario de Jardines de luz, esta parte de la obra de Sorolla supone un 'cambio estilístico muy importante' en su pintura, 'poco documentado' en la historiografía del artista, al corresponder a la misma época en la que el valenciano trabaja en su gran mural sobre la visión de las distintas regiones españolas para la Hispanic Society de Nueva York. Dibujos, fotografías del pintor y su familia en el jardín familiar, cartas y otros documentos completan la muestra, que permanecerá en la Casa Museo de Sorolla hasta el próximo 5 de mayo.

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