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'The Get Down', la serie más cara
y excesiva de Netflix

Netflix estrena este viernes su serie más cara, ‘The Get Down’. Una historia de amor adolescente ambientada en la Nueva York de los años setenta contada con el particular y excesivo estilo de Baz Luhrmann ('Moulin Rouge').

Un fotograma de 'The Get Down'.

Llegar hasta el estreno ha sido un auténtico calvario, un camino demasiado largo y caro que por fin parece llegar a su fin. Al menos, en parte, porque los continuos retrasos en la preproducción y la laboriosa postproducción han hecho que Netflix se salte su propia política de estrenar temporadas completas (lo ha hecho antes en contadas ocasiones) lanzando solo la mitad de los 13 episodios que componen The Get Down, la serie más cara de su historia y también la más ambiciosa, al menos, visualmente.

Desde este viernes 12 de agosto están disponibles los seis primeros episodios de esta historia ambientada en los años setenta, en Nueva York, y nacida como una idea original de Baz Luhrmann, implicado casi contra su voluntad en todo el proceso y que dirige, además, el piloto.

Un primer episodio que sirve de puerta de entrada a The Get Down y que sella con su inconfundible estilo. Es decir, que gustará a los seguidores de este particular director australiano (Moulin Rouge, Romeo y Julieta y El gran Gatsby) y que espantará a quienes no toleren sus excesos visuales, sus excéntricos secundarios, su teatralización y su afición por no dejar la cámara quieta.

Así es el piloto de The Get Down, puro Luhrmann, con sus aciertos y sus errores. En el segundo y tercer episodios, facilitados a los medios antes de su estreno, el australiano entrega el testigo de la dirección y eso se nota en unos ritmos algo más pausados y una narración menos acelerada. Por lo demás, su impronta se mantiene.

Esa era la intención de Netflix, quien peleó, según cuentan los medios estadounidenses, porque Luhrmann se involucrase en el proyecto más allá de la idea. Después de todo el esfuerzo, el dinero –el presupuesto se disparó hasta los 120 millones de dólares– y el tiempo invertido –dos años y medio–, querían gritar a los cuatro vientos que esta era una serie de Baz Luhrmann y lo han conseguido. Atrás quedan los cambios de guionista, un casting titánico y una preproducción, clases de baile incluidas, mastodóntica.

The Get Down ha cobrado vida y ahora la pelota está en el tejado de los espectadores. Ellos serán quienes decidan si compran o no. Los seguidores de Luhrmann lo tienen fácil. Los que no lo sean, tendrán que hacer el esfuerzo, como bien señalan en The Hollywood Reporter, de superar los 90 minutos de un piloto que comienza con un concierto en los noventa para saltar rápidamente a un flashback que traslada la acción a la Nueva York de los años setenta.

La acción se ambienta en una época convulsa para la ciudad de los rascacielos. Una sociedad dividida racialmente, con grandes problemas de convivencia y tolerancia

La acción se ambienta en una época convulsa para la ciudad de los rascacielos. Una sociedad dividida racialmente, con grandes problemas de convivencia y tolerancia (por desgracia temáticas de actualidad también ahora) vista a través de los ojos de un grupo de adolescentes. Los verdaderos protagonistas de esta serie son ellos. Una pandilla de amigos del Bronx, unos chavales que sueñan con salir de su miseria a través de la música. Y como hilo conductor, una historia de amor muy al estilo de Moulin Rouge pero también de Romeo y Julieta, porqué no.

La música como hilo conductor

Él es Ezekiel, apodado Books por su habilidad con las palabras. Un joven huérfano que vive con su tía y está enamorado hasta los huesos de su mejor amiga. Ella es Mylene, hija de un reverendo demasiado estrecho de miras para ver que la potente voz de su ‘niña’ se merece salir del coro de la Iglesia. Cada uno a su manera y con su talento, busca triunfar en distintos estilos musicales.

La joven apuesta por la disco, él por hacer rimas al ritmo del get down. Los dos amantes interpretados por dos jóvenes actores casi desconocidos, Justice Smith y Herizen F. Guardiola, que son todo un acierto en un casting kilométrico en el que se encuentran nombres tan interesantes como Giancarlo Espósito (Gustavo Fring en Breaking Bad) y Jimmy Smits (Matthew Santos en El ala oeste de la Casa Blanca).

Mafiosos, violencia, racismo, drogas, corrupción política y urbanística, sueños rotos, mucha música…

Una historia de amor adolescente ambientada en una época complicada en la que hay un poco de todo. Mafiosos, violencia, racismo, drogas, corrupción política y urbanística, sueños rotos, mucha música… Un collage de tramas y temáticas muy del estilo de Luhrmann, capaz de dibujar a un grafitero aspirante a DJ y esbirro de un clan mafioso como una especie de superhéroe con zapatillas rojas que protagoniza escenas como si estuviera en un western o en una película de Bruce Lee. A veces resulta excesivo, teatralizado. Así es el director australiano.

La estética y el estilo narrativo son los que son, gusten o no. Pero además de todo eso y del romance, en The Get Down hay mucho trabajo de documentación y recreación para que los setenta que retrata sean creíbles. Sus ropas, su música, su forma de hablar, su Bronx en llamas, su ambientación y sus continuas referencias a la cultura de la época, desde Bruce Lee a Star Wars. Quizá tres episodios sean aún pocos para juzgar el verdadero resultado final de la serie más cara de la historia de Netflix. Sobre todo teniendo en cuenta las diferencias existentes entre el primero y los dos siguientes y que aún queda ver hacia donde se dirige. Los seis primeros están disponibles desde el 12 de agosto en Netflix. Para el resto habrá que esperar a una fecha sin determinar del próximo año.

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