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El timador enamorado

Jim Carrey da vida a un estafador gay enamorado de su compañero de celda

‘PHILLIP MORRIS, ¡TE QUIERO!'

Director: J. Requa y G. Ficarra

Género: comedia dramática

Reparto: Jim Carrey, Ewan Mcgregor, Leslie Mann

Duración: 95 minutos 

En ‘Phillip Morris, ¡te quiero!', ópera prima de los guionistas John Requa y Glenn Ficarra, encarna un papel que le sienta como un guante. Inspirado en una persona real, Steven Russell representa el gran impostor, el camaleón perfecto capaz de mutar en quien haga falta para triunfar en un mundo de apariencias, el protagonista de una puesta en escena que él mismo dirige de cara a su prójimo. Después de un inicio hilarante que resume en unas pocas secuencias clave el pasado del protagonista, ‘Phillip Morris, ¡te quiero!' se sitúa en el camino de las películas de grandes estafas y de fugas de cárceles. Como si el argumento de ‘Atrápame si puedes' se mezclara con una comedia ‘indie' gay carcelaria.

La película roza por momentos algunos estereotipos, pero consigue dejar el tema de la homosexualidad en segundo término para centrarse en la historia de un hombre capaz de cualquier engaño por amor. Al contrario que en el cine de Hollywood, en ‘Phillip Morris, ¡te quiero!', la homosexualidad no sirve de carnaza ni para el melodrama ni para la mofa, incluso los ‘gags' sobre el sexo son demasiado directos para el público que se ríe con los chistes de maricas.

Aunque hacia el final la trama se acabe enredando demasiado, Jim Carrey y Ewan McGregor acaban formando una de las parejas románticas más insólitas y creíbles del cine actual. Temblad Clooney y Roberts.

Desde la cama de un hospital, Steven Russell recuerda su vida. Durante años fue un ciudadano ejemplar, policía casado de misa semanal. Pero, tras un accidente, se da cuenta de que todo es una fachada para no decepcionar a sus padres adoptivos y encontrar a su madre biológica. Así que sale del armario y se convierte en estafador porque 'ser gay resulta muy caro'. Cuando va a dar con sus huesos en la cárcel se enamora de Phillip Morris, el hombre, no la tabacalera.

‘Phillip Morris, ¡te quiero!' es una película a la medida del nuevo Jim Carrey. Este cómico saltó a la fama internacional cuando demostró en filmes como ‘La máscara' que un hombre de carne y hueso era capaz de emular toda la gestualidad de los dibujos animados de Tex Avery.

Pero Carrey lleva años desvinculándose del ‘mainstream' de Hollywood que explotaba sus muecas hasta el paroxismo para trabajar con directores más cercanos al cine independiente y/o de autor como Peter Weir (‘El show de Truman'), Milos Forman (‘Man on the Moon'), Michel Gondry (‘¡Olvídate de mí!'), o Dean Parisot-Judd Appatow (‘Dick y Jane. Ladrones de risa').

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