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Los tres días de julio que salvaron la Unión

La Batalla de Gettysburg cambió el rumbo de la Guerra de Secesión

JOSÉ PUJOL

Hace dos años que el Norte y el Sur luchan en una cruenta guerra civil. El victorioso General R. E. Lee, al mando del Ejército del Norte de Virginia, se dirige hacia el norte escondiéndose del Ejército del Potomac, que ordena y manda desde hace tan sólo tres días el general George G. Meade. La casualidad hizo que los dos ejércitos se encontrasen en Gettysburg, una pequeña localidad de Pensilvania situada en un cruce de caminos entre granjas, bosques y pequeñas colinas, provocando la mayor batalla jamás librada en suelo americano.

En la mañana del 1 de julio de 1863, la Infantería confederada se acerca en busca de suministros a la posición defendida, al oeste de la ciudad, por los hombres del teniente de caballería Marcellus Jones. El joven teniente pide una carabina prestada y dispara a un oficial. Es la primera del más de un millón de balas que se dispararon en esos tres días de julio.

En pocas horas, 150.000 hombres se enfrentaron en una batalla en la que el principal arma de la infantería fue el mosquete Springfield. El fusil se cargaba por la boca, empujando pólvora y bala por el cañón con una varilla, y necesitaba un pistón para cada disparo. La maniobra, que el soldado realizaba en unos 25 segundos, debía hacerse siempre parado.

En los combates del primer día, la superioridad de los confederados hace retroceder a los federales, confundidos tras la muerte del general Reynolds. Durante la noche, nuevas fuerzas llegan a la batalla. Los azules se diseminan en un gran arco al sur de la ciudad, en posiciones defensivas en altura desde Peach Orchard al Oeste, Cementery Hill en el centro y Culps Hill al este. Frente a ellos, las fuerzas grises de los generales Longstreet, A. P. Hill y Ewell, respectivamente.

La segunda jornada comienza con el ataque de Lee a los flancos de la Unión. Sangrientos combates se suceden por las cotas de Big y Little Round Top situadas al sur del Peach Orchard. Longstreet es rechazado por las reservas y el día termina sin que el Ejército de Lee pueda tomar las colinas desde las que Meade se defiende.

El 3 de julio, tras un nuevo fracaso de Ewell en Culps Hill, tuvo lugar uno de los mayores y más memorables desastres de la historia militar americana: la carga de Pickett. A la una de la tarde, 170 cañones abren fuego desde Seminary Ridge y las baterías federales responden al ataque. El estruendo dura dos horas y llega a escucharse en Filadelfia. Los 15.000 soldados de Pickett cargaron al grito de '¡Recordad la Vieja Virginia!'. Han de recorrer una milla de campo abierto para llegar a las posiciones en el centro de la línea de los chaquetas azules. Los soldados voluntarios ven caer a familiares y amigos bajo el fuego de la intacta artillería de la Unión, pero no detienen su marcha. Sólo la mitad de los que empezaron la carga logran entrar en contacto con el enemigo. Lee ha perdido su primera batalla.

Un total de 51.000 americanos dejaron su vida en la batalla, el mismo número que moriría cien años después en toda la guerra de Vietnam. La guerra civil se alargó dos años más, pero Gettysburg fue el inicio de la ofensiva del Norte. El Ejército de Lee no se recuperó y se rindió ante Grant en 1865.

En la actualidad, los campos de Gettysburg forman un Parque Nacional que visitan tres millones de personas al año. Grupos de voluntarios recrean la batalla. Uno de ellos, vestido de oficial sureño, resume la importancia de la batalla: 'La libertad nació en Filadelfia [donde se firmó la declaración de Independencia], pero se salvó en Gettysburg'.

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