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El viaje de un niño al mundo de los adultos

El actor Diego Luna dirige su primera película, 'Abel', que 'tiene mucho de autobiográfico en las emociones'

BRAULIO GARCÍA JAÉN

Abel abrió ayer el ciclo Horizontes Latinos en el Festival de San Sebastián y tiene muchos ingredientes para resultar simpática. El más importante es que cuenta la historia de un niño que se cree Dios, o sea, su padre. 'Abel es un niño que nace de un hogar fracturado. Su historia no se parece en nada a la mía, pero el viaje, esa decisión que toma de convertirse en adulto antes de tiempo, la comparto', explicó ayer el padre de la película, el actor y director Diego Luna (México DF, 1979).

Luna ha puesto mucha autobiografía en las emociones, aunque no tanto en la historia que las desencadena. Él, que perdió a su madre de niño, se crió en brazos de su padre. El joven director mexicano ha querido rendirle un homenaje: 'A través del personaje de la madre hay un homenaje a mi papá, que tuvo que sacrificarse para ser padre y madre a la vez', contó Luna acompañado por John Malkovich, uno de los dos productores de la película. El otro es Gael García Bernal, con quien Luna protagonizó Y tú mamá también, papel que lo lanzó a la fama en 2001.

«Piensa mucho más como director, que como actor», dice Malkovich

Abel, en cambio, tiene un grave problema psicológico (de hecho, la película comienza con el niño ingresado en un centro psiquiátrico) que lo ha sumido en una mudez absoluta. Su madre decide llevárselo a casa, y a los pocos días el niño empieza a comportarse como si fuera su padre ausente. Nada que ver, por tanto, con la razón por la que Luna quiso también crecer antes de tiempo. 'Yo tenía esa necesidad de convertirme en adulto para pertenecer al mundo de mi padre y sentir que estaba cerca de él y que nadie me lo quitaría', contó Luna, que dirigió J.C. Chávez en 2007, un largo documental sobre el ascenso y la caída del boxeador mexicano Julio César Chávez.

Luna expresó además su firme decisión de convertirse en director y la influencia que en ello ha tenido su padre, el escenógrafo mexicano Alejandro Luna. 'Disfruto más la dirección que la actuación. Siempre me interesó lo que pasaba antes y después de que llegaran los actores'. A su lado, Malkovich ya había celebrado lo fácil que es trabajar con él: 'Diego piensa mucho más como director, que como actor', dijo. 'El cine es de los directores', remató Luna.

Diego Luna, padre de dos niños, ha puesto mucho cuidado en el trabajo con los jóvenes actores, para evitar que sufrieran lo mismo que él, que debutó como actor a los ocho años. 'El grave error que cometen los directores es querer tratar a los niños como adultos. Nuestra idea era lograr que el entorno fuera suficientemente fascinante como para que él quisiera estar ahí', aseguró.

«El cine es de los directores», aclaró Diego Luna en la presentación

El resultado es una película diseñada para el niño, no al revés: 'Lo primero que le dije a la gente que contraté para hacer la película fue: Quiero que tú hagas mi película, pero el día que el niño me diga que no te quiere ver te despediré'. Esa fue la única regla'. Quizá la película sea simpática porque su protagonista condensa dos fantasías de moda: el niño que todos queremos seguir siendo y un padre de mentira.

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