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El voyeur detrás de la puerta

El holandés Erwin Olaf reflexiona en ARCO sobre moral y sexualidad

MARÍA ECHAIDE

La decisión de ARCO de traer como país invitado a Holanda ha motivado a Espacio Mínimo a escoger a uno de sus representados, el holandés Erwin Olaf (Hilversum, 1959), que ha creado una instalación ex profeso que se ha convertido en una de las propuestas más interesantes de la feria: The Keyhole, cuya sutileza contenida es capaz de conmover y escandalizar al tiempo al espectador. Según el artista, 'quise crear un mundo capaz de provocar un diálogo en la cabeza del espectador, capaz de cuestionarle sobre sus prejuicios, sobre lo que piensa cuando ve a un niño acariciado por un hombre y si es lo mismo quecuando lo hace una mujer'.

En una arquitectura sólida y segura, la obra se vuelve incierta cuando el espectador se sienta en ella para observar lo que sucede tras el agujero de la cerradura de su puerta. En ese momento nada inocente, Olaf apela al voyeur que se lleva dentro y también a la subjetividad: 'Para que construyas la historia de lo que ves, a la vez que te vuelves objeto de visión de quienes van llegando y te ven mirar por el ojo de la cerradura'.

Su trabajo en la última década se ha centrado en investigar cómo interpretamos la comunicación no verbal: 'El mundo occidental está muy dominado por la moral anglosajona, que nos ha impuesto cómo vivir y cómo ser, y ahora el islam también impone la suya. Me siento rodeado por dos mundos que no me gustan y que contaminan nuestra mirada'. Es en ese rechazo donde nacen su gusto por 'las minorías, la gente extraña, gorda, fea o que tiene algo que la excluye' y su deseo por 'trabajar sin restricciones'. 'Si analizas la historia desde el siglo XVIII explica verás que, según los gobiernos y la influencia de la Iglesia, hemos pasado por épocas de gran libertad o fuerte represión. Y ahora, tras los excesos de los años sesenta y setenta, la sexualidad vuelve a estar cuestionada. Estamos en un momento conservador. En Estados Unidos, Facebookestá retirando fotos en las que sale demasiada piel y está imponiendo su política conservadora en Europa'.

Tanto es así que cree que su obra ha tardado 20 años en ser exhibida en EEUU por 'exceso piel. Y esto se aplica a todas las libertades'.

Su trabajo, que rompe clichés entre el arte, la moda y la publicidad, arrastra una profunda influencia de la Historia del Arte, de la subcultura y de la Historia de la de Humanidad. Con todo, crea un universo propio que denuncia y expresa sus 'emociones, las relaciones de poder entre personas, la política y sus cambios... Del gran mundo y el sexo, aunqueeste me interesa menos desde hace diez años' [risas].

Erwin acaba de ser galardonado por el Gobierno holandés por toda su carrera con el Premio Johannes Vermeer. Un hecho que lleva con el honor de 'ser reconocido' y con el placer de haber 'cobrado 100.000 euros' y que le afianza como uno de los artistas holandeses de su generación más valorados. De ARCO, asegura, lo que más le interesaba es 'la mezcla de arte y de gente, rica o pobre, que comenta tu obra'. 'Y que es una de las fiestas más divertidas', remata.

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