El aura que desprende Casillas (Móstoles, 20 de mayo de 1981) contagia el buen rollo a todo el mundo. Hasta los detractores más fieros del Madrid cambian su discurso cuando surge el nombre del portero. Ahora, en la cúspide de su carrera, Iker empieza a recoger trofeos, algo utópico hasta la fecha para un guardameta. Los premiados casi siempre son delanteros.

Que los directores deportivos le vean como el mejor jugador de la Liga son palabras mayores, sobre todo para un portero.

La verdad es que tiene mérito. Este premio lo valoro más porque se supone que, en teoría, los que votan son los que tienen que entender más de fútbol. Lo recibo con orgullo y con ganas de hacer las cosas lo mejor posible para seguir recibiendo este tipo de premios.

Su foto levantando la Copa de Europa de selecciones en Viena ha dado la vuelta al mundo. ¿Qué pensó en aquel momento?

Pensé en todos los jugadores que han luchado en la historia de la selección por conseguir este título. Muchos se han quedado en el camino y la Eurocopa es también suya.

¿Cuántas veces ha hablado con Luis desde el final de la Eurocopa?

No he podido hablar con Luis. Lo hemos intentado hablar, pero no hemos coincidido. Lo máximo ha sido dejarnos mensajes en el contestador. Nuestra relación es inmejorable.

¿Le echa de menos?

¡Cómo no se va a echar de menos a Luis! Claro que sí. Se le echa de menos. Nosotros le estamos muy agradecidos por todo. Pero él decidió apostar por la aventura turca y hay que respetarle.

Con los cambios que está sufriendo la selección, ¿quién percibe que lleva las riendas de la roja?

Del Bosque es el que las lleva. Otra cosa es que esté arropado por Hierro, pero el que la lleva es el seleccionador.

Y en cuanto al Real Madrid, ¿la salida de Robinho hizo daño por cómo se produjo?

Poco me importa Robinho y todo lo que ha dicho. Tomó la decisión de salir al Manchester City y ya está. No hay que hablar de él, es agua pasada.

Vaya pillada la de Cazorla con el móvil...

¡Eh, para! (sonríe). Le pillan a él; a mí, no. ¿Alguien puede asegurar que yo estaba al otro lado del teléfono?

¿Pero no le sorprende que Villa y Cazorla hayan dado calabazas al Madrid?

Sus razones tendrán y hay que respetarlas. A lo mejor hay motivos familiares, traslados... No sé. Lo que sí tengo claro es que el Real Madrid es uno de los mejores equipos del mundo, pero cada uno es cada uno.

¿De verdad que el Madrid tiene plantilla para plantearse el asalto a las tres competiciones?

Hay equipo para ganar los tres títulos. Veo a la plantilla compensada; pero, claro, hay que ver cómo discurre la Liga.

¿Qué hace usted para caer en gracia a todo el mundo?

Bueno, está claro que a todo el mundo no le gustaré. Pero la mayoría de la gente se porta bien conmigo, ya sea de vacaciones o en un estadio.

¿Es una virtud?

No creo. Es mi forma de ser, a la gente le caes bien por lo que haces.

¿No cree que darle a usted un premio al mejor jugador de la Liga indica que defensivamente el Madrid deja mucho que desear?

Este premio no habla mal del Madrid porque se lo den a su portero. Al revés, es un premio para todo el equipo. No pasa nada porque el portero acapare una portada o algún comentario bueno. Esto va por rachas.

Pero los despistes defensivos en el Madrid tienen un riesgo para Iker.

Es algo que un portero del Real Madrid asume desde que entra en el club. Yo llevo diecisiete años en esta casa y sucede desde que estaba en las categorías inferiores. En dos llegadas, te meten gol y el entrenador ya te miraba para echarte la bronca. Pues imagínate en el primer equipo.

Y eso, claro, le obliga a estar metido al cien por cien en el choque.

Siempre hay que estar dentro del partido. El día que no sea así, es mejor dejarlo.

Por último, ¿a qué portero ve como su heredero?

Asenjo [Valladolid] tiene una gran regularidad. Si no se tuerce, será uno de los porteros que comanden el fútbol español.