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España se estrella en el primer examen serio

Los de Valero Rivera caen contra Suecia por 34-30 y deberán ganar a Croacia con el público en contra para mantener sus opciones en el Mundial

AGENCIAS

España no dio su verdadera talla en el partido clave del Mundial de balonmano frente a Suecia al perder por 34-30, y ahora queda abocada a una heroicidad si desea seguir con opciones de medalla: ganar a la anfitriona Croacia el miércoles ante 12.000 voces enloquecidas.

Si España naufraga ante Croacia, lo que es probable más por el ambiente y la política que rodea a este Mundial que por calidad de juego, todavía deberá jugarse con Corea del Sur en la última jornada (jueves) el pase, sin puntos, a la segunda fase.

El dominio sueco fue manifiesto en la primera media hora de juego. La lesión del central habitual Lukas Karlsson (hombro dislocado) ni se notó en el bando nórdico por el excelente trabajo de Doder, director de juego del CAI Aragón.

Bajo la batuta del 'maño' Doder Suecia jugó un balonmano superlativo, bien es cierto que facilitado por la permeabilidad preocupante del 5-1 defensivo español y su falta de acierto en los lanzamientos.

En el haber español salvó la papeleta en el primer periodo Iker Romero (seis goles). El vasco se echó el equipo a la espalda en ataque, ante la mente obnubilada de Entrerríos, Ruesga y Cañellas. Sin embargo, los agujeros en la retaguardia y la movilidad de los extremos suecos (excepcionales Kallman y Lenartsson), junto al cerebro de Doder (7 goles), desnudaron el 5-1 profundo que dictó Valero Rivera.

El seleccionador español intentó recomponer el puzzle español en el vestuario. 'Si el partido creéis que está perdido, al menos vamos a jugar', proclamó sin aspavientos, a la vez que pidió más defensa y mejor selección de lanzamientos. Lamentablemente para España la reanudación trajo otro protagonista sueco más, el portero Johan Sjostrand, y sin mejorías en lo principal: defensa y efectividad lanzadora.

Sjostrand, de 21 años y que aún juega en la Liga sueca (Sjovde), acabó por solidificar el 6-0 defensivo de los escandinavos. La desesperación de los españoles dio paso a lo peor en estos casos, la desesperanza. Mientras, Sjostrand era ovacionado por los ya casi 6.000 croatas que iban tomando asiento progresivamente en el Spaladium Arena de Split.

Un último aliento para los españoles se levantó a cuarto de hora del final. La aproximación a un 26-23 y un Barrufet con los galones de capitán puestos podían obrar el milagro ante la bisoñez de algunos de los suecos para afrontar el tramo final. Los compases últimos del partido fueron un insustancial intercambio de goles. Suecia fue mejor que España, a quien toca ahora enfrentarse con la anfitriona ante 12.000 gargantas enloquecidas. Una heroicidad.

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