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El nuevo armario del rugby

Escocia e Irlanda vestirán camisetas ionizadas en el Seis Naciones

M. A.

El lobby del Dirty Dicks, el céntrico pub londinense decorado con gatos momificados, defiende que un partido de rugby no puede nunca acabar antes de la séptima pinta. 'Negra y Guinness, por supuesto', inciden desde este senedrín de cuarentones cuyos debates destilan cebada y recuerdos pretéritos de Cardiff, el Parque de los Príncipes, Murrayfield o Twickenham.

Alrededor de las manchas de cerveza en la moqueta del Dicks, el grupo crítica cualquier innovación en el rugby del Viejo Continente. No repuestos aún de la afrenta que significó la ampliación del Cinco Naciones, por la entrada de Italia, el rincón del Dicks no recicla su discusión en las últimas semanas por las camisetas ionizadas que vestirán Escocia e Irlanda en el torneo que se inicia hoy.

Según un estudio de la universidad británica de Loughborough, estas camisetas, fabricadas con un material especial cargado de iones negativos, provocan el aumento del flujo sanguíneo a los músculos y con ello, se incrementa la eliminación del ácido láctico, lo que mejora la capacidad física un 2,7% de media. Aunque se les conoce como camisetas dopantes, la Agencia Mundial Antidopaje defiende su total legalidad.

'No creo que las camisetas decidan el torneo', asegura Martin Johnson, que se enfrenta a su primer Seis Naciones como seleccionador inglés. Sin Jonnie Wilkinson, el XV de la Rosa necesita un referente para evitar el sonrojo ante Gales, actual defensor del torneo y del Grand Slam (victoria ante todos las selecciones de las Islas), y la calidad francesa que maneja Marc Liévremont. Mientras, Irlanda, Escocia e Italia pugnarán por evitar la cuchara de madera.

 

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