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Así paramos a Maradona; así se para a Messi

Algunos de los marcadores que anularon a Diego en su paso por España utilizaron distintos métodos para lograrlos. Las claves: taparle la salida por su perfil bueno, psicología y concentración

ALFREDO VARONA

Del pionero Carrete al sofrólogo de Castañeda

El primer futbolista que marcó a Maradona en España fue José Carrete, impetuoso lateral asturiano del Valencia de finales de los setenta y principios de los ochenta. 'Nuestro entrenador [en 1982] era Di Stéfano, y cuando dio la alineación sólo nombró a 10 jugadores; yo no estaba. Don Alfredo, que vio mi cara de sorpresa, dijo: Bueno, Carrete, ¿se habrá dado cuenta de que no lo he nombrado? Y no lo he hecho porque aquí hay dos partidos: por un lado, diez contra diez, y por otro, usted frente a Maradona'.

Carrete tomó nota y en el césped nunca se separó de Diego: 'Sabía que si le dejaba controlar y encarar estaba perdido'. Al día siguiente, las crónicas lo reconocieron como el mejor del partido. 'Todavía conservo esos periódicos para demostrarlo', reconoce.

Los marcajes al hombre estaban muy arraigados entonces. Todavía se hablaba de algunos defensas como 'perros de presa', un anacronismo en el fútbol de hoy. Uno de ellos era Castañeda, de Osasuna. Había jugado en el Madrid, donde Miljanic lo definió como 'el defensa más rápido de España'. Y no mentía. 'En carreras de 25 metros no había nadie tan veloz como yo', asegura. Por eso, cuando Osasuna se enfrentó al Barça, Pepe Alzate, entrenador rojillo, le dijo: 'Usted tiene suficientes recursos para anular a Maradona'.

Castañeda lo hizo. 'Vi que no tenía nada que perder y sí mucho que ganar. De hecho, la prueba es que han pasado casi 30 años y todavía hablamos de aquel marcaje', explica Castañeda, que en la semana previa a la cita se dedicó 'a hacer técnicas de relajación con un sofrólogo para liberar la adrenalina. Era un desafío tan importante que yo mismo me sentía muy inquieto'.

A Espinosa, ex defensa del Sporting, no le extraña. Meses después, él también secó a Maradona en El Molinón, pero recuerda que 'en los 15 días previos me costaba dormir pensando en lo que podía hacer para que no me ridiculizase ante mi afición'. Espinosa tenía un crédito bajo en aquel tiempo. La grada de El Molinón lo acusaba de tener enchufe con Boskov, el entrenador. 'Sin embargo, a partir del día en el que marqué a Maradona cambió todo. Si antes hacia un despeje y me pitaban, a partir de entonces me aplaudían', rememora el ex futbolista, al que en Gijón todavía le para la gente por la calle y le recuerda el soberbio marcaje a Maradona.

Espinosa jamás olvidará aquella tarde de febrero de 1983: 'Yo le sacaba una cabeza, sí, pero Maradona tenía un tren inferior bestial, bajaba su centro de gravedad, extendía los brazos y no te dejaba ni anticiparte siquiera'. Pero él lo consiguió con una limpieza enorme. 'Demostramos que para anularle no hacía falta darle tantas patadas como le había dado Gentile en el Mundial de España 82', insiste Castañeda, al que Maradona felicitó por la nobleza con la que le impidió recibir el balón en El Sadar. 'Mi clave fue olvidarme del partido', reconoce. Fue precisamente lo que Boskov le dijo en el vestuario a Espinosa: 'A mí no me importa que no juegues si realmente consigues que tampoco lo haga Maradona, porque entonces saldrá ganando el Sporting'.

En los años ochenta también había entrenadores que empleaban la zona, caso de Clemente en el Athletic. Así lo recuerda Goikoetxea, que tuvo el infortunio de lesionar a Maradona en el Camp Nou, lo que le originó una publicidad indeseable. 'En realidad, yo no lo marqué nunca. Sólo teníamos la consigna de defenderle según la zona por la que se moviera. Algunos, como De Andrés, que jugaba de pivote defensivo, lo tenía más fácil porque era muy rápido en distancias cortas. O los mismos Urkiaga, De la Fuente... Y otros más difícil como Liceranzu o yo, que no éramos tan veloces'. Castañeda aporta otro matiz: 'Si quieres marcar a un jugador debes conocerlo, no puedes ir a la aventura'. Cuando él saltó al césped de El Sadar se sabía hasta el color de los ojos de El Pelusa. 'En los ochenta no había tantos partidos como ahora en televisión, pero había los suficientes como para conocer a Maradona, incluso ya teníamos vídeos. Lo estudié a fondo, hasta la noche anterior en casa, pues Osasuna entonces no se concentraba. Y vi que sí, que Diego la pegaba con las dos piernas, pero casi siempre trataba de salir por la izquierda, que era la buena. Era algo con lo que ya no podía sorprenderme'.

El miedo, sin embargo, empezaba en la caseta. Había quienes lo superaban y quienes no. Carrete tenía la ventaja de que ya había secado a Cruyff jugando con el Oviedo. Pero Camus, un central de Zaragoza, se acuerda de aquel trofeo Ciudad de Zaragoza en el que se enfrentó al Boca Juniors en el que jugaba un jovencísimo Maradona. 'En el vestuario nos prevenimos para que no nos tirase ningún caño porque sabíamos de su habilidad. Pues bien, en la primera pelota que tocó Maradona le hizo uno a Oñaederra. A la segunda, volvió a intentarlo y Oñaederra se lo tomó tan mal que le dio una patada y lo expulsaron. Marcar a estos futbolistas tiene mucho de psicológico. Su habilidad puede llegar a desquiciarte'.

Quizá por eso Juan José jamás se avergonzó de aquel regate en la final de la Supercopa que le hizo Maradona y en el que sus testículos casi se disuelven en el poste. 'Si no me protejo con las manos, me habría convertido en mujer', bromea ahora, 'pero yo era así. Tuve la oportunidad de darle una patada y derribarlo, como hizo Goikoetxea, pero preferí ir al balón. El orgullo que me queda es que no lesioné a nadie y que todavía se habla de ese regate. Me moriré y seguirán sacando libros, DVD y reseñas'.

Era lo que tenía Maradona, el hombre por el que el Barça pagó 1.000 millones de pesetas de la época. 'A mí después me tocó marcar a jugadorazos como Lineker o Hugo Sánchez, sin ir más lejos, pero no era lo mismo', recuerda Castañeda.

Este domingo  Messi juega en el Camp Nou ante el Sporting. Como siempre, acoplará la pelota a su pierna izquierda. Y lo hará con la cabeza levantada. Y volverá a arrancar sin perdón. Y Espinosa se acordará de febrero de 1983, cuando anuló a Maradona: 'Si fuese por mí le diría a Sastre o a Canella que se pegasen a Messi y no lo perdiesen de vista en los 90 minutos'.

Quizá sea un hombre chapado a la antigua al creer todavía en el marcaje al hombre. 'Pero son tantas veces las que Messi baja al medio campo, controla la pelota y llega hasta la portería contraria... No veo fácil parar a un hombre así por zonas', razona. Y vuelve a recordar su heroicidad ante Maradona: 'Yo no le reté, me anticipé, que es distinto. El árbitro no tuvo ni que amonestarme siquiera'.

Carrete es ahora entrenador del Villajoyosa y denuncia lo que pasa los domingos. 'Es evidente que defender a Messien zona es muy complicado porque siempre queda un espacio libre, en el que controla el balón y te mata'. Carrete, sin embargo, se lo impidió a Maradona, con lo que aquella tarde en Mestalla sus compañe-ros de zaga, Botubot, Tendillo y Arias, vivieron más tranquilos. 'Pero al ser Messi un jugador que no defiende, siempre se queda en su zona y, una vez ahí, se lleva a tres, cuatro o cinco jugadores del equipo contrario con facilidad'. Eso no significa que, si algún día Carrete se enfrenta a Messi, ordene la marca individual: 'Creo que no podría. Ahora ya no existe ese especialista que antes había en todos los equipos, como podía ser yo, Camacho, Cundi Sporting o Castañeda'.

'No hay que engañarse: ya no quedan jugadores adaptados mentalmente para cubrir esa función que, aunque no lo parezca, requiere un gran desgaste. Ahora se juega en zona, que es más descansado y menos sacrificado', insiste Castañeda, quien, antes de ingresar en Osasuna jugó la final de Copa del Rey con el Castilla frente al Real Madrid en 1980. Hoy tiene 52 años y las rodillas destrozadas. 'Pero nada me haría más feliz que regresar al pasado para marcar a Messi. Estoy seguro de que lo conseguiría'. Cada domingo va al estadio Reyno de Navarra (al que sigue llamado El Sadar) y no le parece que haya jugadores más rápidos de lo que fue él.

'Hay algunos muy veloces en 100 metros, pero un defensa juega en 20, de ahí que sea tan importante la rapidez de salida', insiste. 'Porque es donde Messi le gana esos dos metros al defensa. Aparentemente no es nada, una distancia insignificante, pero en el fútbol esos dos metros separan la vida de la muerte. Y Messi es el más veloz, claro'. Cuando Castañeda lo ve, regresa al Maradona de los ochenta, 'a esa potencia de piernas, a ese tren inferior o a ese eslalom. Pero quizá Diego fue más desequilibrante, porque la pegaba con las dos piernas. Era exterior, interior, golpeaba, fintaba... A Messi, sin embargo, no se le ve tanto y, desde luego, siempre busca la pierna izquierda'.

'El fútbol ha cambiado, pero menos de lo que se dice. Se sigue desequilibrando en las distancias cortas. Eso ha sido así siempre y yo diría que Messi es hasta más veloz que Maradona', señala Goikoetxea, que el año pasado entrenó al Hércules. 'A Messi, en el uno contra uno hay que hacerle la cobertura siempre, porque si se le deja la responsabilidad a un solo jugador está vendido. Pero aun así estamos viendo que es muy difícil. Lo ves 100 veces y te sigue engañando. Nunca sabes por donde saldrá'.

'Si ahora es difícil imagina lo que hubiese sido en nuestra época', explica Camus, que era uno de los jefes de aquella defensa del Zaragoza que alineaba a Moirgado, Casuco o García Cortés. Leo Beenhakker era el entrenador. 'Entonces jugábamos con un central y un libre. Ahora, los defensas están más protegidos. Si en aquella época no se hace marcaje individual a Maradona no sé que hubiese pasado'. Para Juan José está claro: 'Pues lo que me sucedió a mí en el Bernabéu, pues ese día no recuerdo que Di Stéfano pusiese a nadie en concreto encima de Maradona... No soy hombre de memoria, pero de eso sí me acordaría'.

Juan José, que ahora trabaja en El Astillero de San Fernando acepta que 'quizá Leo Messisea más veloz. Pero el regate que tenía Maradona no lo tiene Messi. En realidad, Diego iba por donde le daba la gana. De pronto aparecía a un lado como se quedaba en el círculo central. Y si te fijas bien, Messi casi siempre te coge en la banda'.

A Juan José le cuesta entender que el marcaje al hombre pasase a mejor vida: 'La historia ha demostrado que era eficaz. Camacho, sin ir más lejos, anuló a Cruyff sin darle patadas, y en esos años Cruyff lo era todo'. Hay una cosa que, sin embargo, no ha cambiado y que el lateral recuerda con su acento andaluz, 'el factor suerte'. 'Si uno se da cuenta, Messi ahora está en una época en la que todos los rebotes caen de su lado. A mí también me pasó en mi primer año en el Madrid. A veces, ni yo mismo entendía cómo me llevaba el balón, pero al mes ya era internacional'.

Han pasado casi 30 años, pero hay cosas que no se olvidan. A Espinosa, que se casó y se instaló en Gijón, todavía le parece estar 'viendo a Schusterlevantar la cabeza para buscar a Maradona...'.

A Carrete le cuesta recordar que El Pelusa tuviese tanto gol como Messi'. Pero los hombres de esta generación, que ya superan el medio siglo de vida, todavía piden tiempo para Leo.

Goikoetxea dice que 'se habla de él como el mejor del mundo sin haber ganado nada'. Y a Camus, que regresó a vivir a Santander, le cuesta creer que Messi sea capaz de hacer lo que hizo Maradona: 'Hizo campeón al Nápoles, y no tengo claro que Messi en el Racing lo llevase a la Champions, que prácticamente sería lo mismo...'.

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