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Dos carreras y una banda

Hasta el miércoles, Carlos de la Vega era un chico modelo. Hoy duerme en comisaría

ÁNGEL LUIS MENÉNDEZ

Correoso, entregado y solidario sobre el césped, nadie en Vallecas sospechó de la doble vida de Carlos de la Vega. Carlos, el lateral rubito y tímido criado en la cantera del Rayo, faltó al entrenamiento del miércoles. Exquisito en el trato con compañeros, técnicos y empleados, extrañó sobremanera que ni siquiera llamase por teléfono para excusar su ausencia. No podía. Encerrado en una celda, le aguarda el pertinente proceso judicial por un presunto delito de narcotráfico.

Nadie acierta a explicar cómo a los 29 años, recién ampliada la duración del contrato (hasta 2011) y aumentada la ficha, dedicaba el abundante tiempo libre a delinquir.

Tras pasar por el Alcalá y el Alcorcón, dos clásicos modestos del fútbol madrileño, el Rayo lo recuperó para acometer el ascenso de Segunda B a Segunda. Fue el lateral derecho titular, cumplió con creces y se ganó la mejora contractual.

Esta temporada perdió el puesto debido a una lesión de pubis, ya superado. Esperaba la ocasión para exhibir de nuevo su pundonor atrás y su desparpajo en las subidas. Su estilo, incluso su estética, recuerda a los del madridista Míchel Salgado. En el vestuario destacaba por su discreta afabilidad y era admirado por haber cursado dos carreras, Económicas y Empresariales. Nadie adivinó tan brusco frenazo.

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