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Cristiano dice no a las discotecas por contrato

El portugués rechaza la invitación de dos famosos locales nocturnos de Madrid

LADISLAO JAVIER MOÑINO

La noche más selecta de Madrid puja por Cristiano Ronaldo. Le desea y le aguarda como su gran vedette, pero el virguero de los 96 millones de euros esquiva las tentaciones. O si no lo ha hecho, nadie hasta ahora ha sido capaz de cazarle.

Contar con la presencia del portugués aseguraría a cualquier establecimiento el liderazgo nocturno más chic de la capital. Dos de primera línea ya lo han intentado, pero se han encontrado el no por respuesta del jugador, advertido por el club de la inconveniencia de frecuentar locales públicos tras caer el sol. Responsables de Garamond y Buddha, dos de los locales de copas con más caché de la capital frecuentados habitualmente por futbolistas han tanteado al jugador para contar con su jugosa y ambiciada presencia.

Le han ofrecido sus íntimos reservados y le han garantizado la máxima discreción, pero Cristiano los ha sorteado con el severo reglamento de disciplina interna del club impuesto por Florentino Pérez desde su reentré.

Una fuerte sanción económica y la permanencia o marcha de la entidad amenazan a cada miembro de la plantilla que sea visto, fotografiado o grabado en locales de copas fuera de sus días libres. En su tiempo de asueto tienen potestad para hacer lo que quieran, pero desde el club de Chamartín se les aconseja que es mejor que no asomen la cabeza por locales y ambientes de moda. Y se les recomienda que los homenajes se los den en sus propios domicilios. 'Se trata de que los jugadores tengan una conducta profesional. Al final son ellos los que deciden, porque es muy difícil controlar todo, pero está claro y saben que el que no sea profesional no continuará en el Real Madrid', advierten fuentes del club.

Redactores gráficos y cámaras de televisión de la prensa del corazón buscan y rebuscan una fotografía o una imagen exclusiva imposible hasta el momento. Han peinado la tentadora noche madrileña, pero no hay rastros del codiciado madeirense. Cualquier documento periodístico que recoja un instante de su vida nocturna se cotiza a doblón. Ahora mismo Cristiano es el Eldorado de los paparazzi. Se sabe que su vida privada se paga a precio de oro, pero hasta ahora nadie le ha visto desarrollarla más allá de alguno restaurantes clásicos capitalinos.

Las noches frenéticas como la que Cristiano pasó a la vera de Paris Hilton en Los Ángeles con luz y taquígrafos chirriarían ahora en la zona noble del Bernabéu. Aquello fue asumido por el club y dado a entender por el propio jugador como la celebración de su fichaje. Su última jarana pública y en libertad antes de asumir el reto de liderar el despampanante y costoso nuevo proyecto de Florentino Pérez. Desde entonces, se ha evaporado de la escena pública nocturna.

Los 96 millones de euros desembolsados para arrancarle del United, el qué dirán y la presión ante el madridismo que él y sus compañeros tienen para tratar de mirarle a la cara al Barça en todas las competiciones también le obligan a taparse entre las mantas de su domicilio.

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