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Se avecina tormenta

Alonso y Hamilton, que parten de la antepenúltima fila tras sendos errores de sus equipos, anuncian remontada y espectáculo. 'Yo quería salir tarde, así que gran parte de culpa, un 70%, es mía', asegura el e

A. L. MENÉNDEZ / AGENCIAS

Cuando, pese a salir por delante, ves en el espejo retrovisor a dos tipos como Alonso y Hamilton, la ventaja anímica disminuye en sentido inversamente proporcional a la distancia que te separa de ellos. Y si, como se prevé, llueve, la tensión aumenta. El español y el inglés, mano a mano en la décima fila de salida, anuncian una carrera al límite.

El propio Alonso lanzó un inequívoco y desafiante aviso una vez finalizada la decepcionante jornada de calificación: 'Después de la crono todo viene a la cabeza y parece más sencillo, pero la carrera no hay que olvidar que es mañana ( por hoy). Parece que el sábado tenemos alegrías o tristezas dependiendo de quien haga la pole y luego el domingo nos llevamos la gran sorpresa cuando suceden cosas. Nosotros salimos atrás, otros están en la rueda de prensa [a la que acuden los tres primeros de la parrilla] en la que han estado varios sábados y luego el domingo no acaban, así que veremos qué pasa'.

Webber firmala tercera polede Red Bull en tres grandes premios

Fernando, Lewis y sus respectivas escuderías, Ferrari y McLaren, pecaron de exceso de confianza y lo pagaron muy caro. 'Creíamos que no iba a llover y nos quedamos en el garaje cinco minutos mas que otra gente, pero no creo que sea un problema de previsión meteorológica, es un error que hemos cometido e intentaremos no cometerlo más', explicó el asturiano. Cuando quisieron salir, era tarde. El agua caía con más fuerza y ya fue imposible mejorar los tiempos de coches mucho menos competitivos pero más precavidos. Se lanzaron a la pista desde el primer momento, sin especular, y obtuvieron como premio un fácil pase a la Q2 y, en algunos casos, Virgin y Lotus por ejemplo, unos lugares en la parrilla que difícilmente volverán a ocupan a lo largo del año.

Lejos de mostrar su enfado, Alonso, que parece haber interiorizado como nunca su condición de líder carismático de un equipo mítico, se autoinculpó: 'Normalmente hablas con los ingenieros y ves qué previsión de tiempo hay, y a partir de ahí se toman las decisiones conjuntas sobre cuándo es mejor salir. Eso es lo que ha pasado. Nosotros teníamos datos de que no iba a llover más entre la Q1 y la Q2, esperamos cinco minutos y, por desgracia, no fue así, pero las previsiones en Malasia son muy inciertas, así que era difícil acertar. Uno de los que intentaba salir tarde era yo, así que gran parte de la culpa, un 70%, la puedo tener yo. Lo lógico era esperar, porque pensábamos que la pista iba a mejorar un segundo o dos por vuelta hasta quedarse prácticamente seca. Yo estaba bastante tranquilo en el box'.

Rosberg, segundo, le saca de nuevo los colores a Schumacher

Con la lección aprendida por las eliminaciones de los Ferrari y McLaren, al darse la salida de la segunda eliminatoria (Q2), todos salieron a la pista para evitar sorpresas. Fue en esta fase cuando cayeron Pedro de la Rosa (Sauber), que en su última vuelta tuvo que adelantar a dos coches y perdió un tiempo precioso que le hubiera permitido meterse en la Q3, y Jaime Alguersuari (Toro Rosso).

Al comienzo de la tercera y decisiva fase, el diluvio arreció. Tanto que cuando los diez coches supervivientes estaban a punto de completar su primera vuelta lanzada, el director de carrera, el británico Charlie Whiting, decidió suspender la misma a la espera de que mejorara el tiempo. Tras dieciocho minutos de interrupción se reanudó la sesión.

Webber, el bravo y veterano piloto de Red Bull que nunca se rinde, sorprendió a su compañero Vettel, máximo favorito y autor de las dos primeras poles de la temporada. El australiano voló sobre el agua y firmó el dominio sabatino incontestable de la escudería austríaca. Junto a él, en la primera línea, arrancará Nico Rosberg (Mercedes), empeñado en amargarle el regreso a Schumacher.


De la Rosa sale duodécimo y Alguersuari, decimocuarto

El heptacampeón del mundo se había mostrado combativo, con aspiraciones incluso de firmar una pole que le hubiera puesto en órbita, pero al final se tuvo que conformar con una octava posición que, además, resulta mucho más amarga si se la compara con la segunda de Rosberg, el mejor resultado del joven piloto alemán (24 años) en sus cinco temporadas en F1.

El factor determinante de la carrera de hoy será de nuevo el tiempo. Sobre todo, al comienzo. Todas las previsiones anuncian agua, pero lo primordial es saber cuándo caerá. Si al comienzo llueve poco o nada, Alonso, Hamilton y el resto del pelotón de cola podrán arriesgar y montar neumáticos intermedios, incluso lisos poco probable, intentando aprovechar las condiciones de indefinición para tirar de pericia y quitarse de encima el mayor número de rivales en el menor número de vueltas posible.

Luego, cuando caiga el diluvio, vendrá el baile de entradas a boxes para cambiar neumáticos. Y ahí, ya será cuestión de pisar más o menos, de controlar derrapes y trazadas sobre el agua. Si, como es norma en Malasia, el cielo arroja agua a capricho, el número de paradas para ajustar las ruedas al estado del asfalto se disparará. Será una tormentosa locura.

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